Histórico

La alerta de Arminio Fraga que inquieta en Brasil

Mientras en las últimas dos semanas la plaza ha debatido si el país enfrenta una burbuja subprime, las acciones de los bancos  han mostrado una baja relevante.<br><br>

Las recientes medidas de ajuste de gasto fiscal que le gusta oír al mercado en Brasil han sido opacadas en el último par de semanas por los temores de algunos inversionistas de que su sistema financiero pueda encaminarse a una crisis al estilo  subprime.

Nada menos que uno de los más exitosos presidentes del Banco Central local de los últimos tiempos, y hoy presidente del Bovespa, Arminio Fraga, alertó la semana pasada sobre peligrosas condiciones de otorgamiento de créditos de todo tipo en Brasil. En una entrevista al Financial Times, se refería al fuerte  aumento del endeudamiento de brasileños y a las altas tasas de interés que deben pagar por sus créditos.

De acuerdo a cifras de Barclays Capital-São Paulo, la deuda de los hogares brasileños "pasó de aproximadamente 25% de sus ingresos en junio de 2006 a casi 40% a noviembre último", destaca el analista Roberto Attuch.

Se trata de un aumento de casi 15 puntos porcentuales en apenas cuatro años, coincidente con el segundo período del Presidente Lula da Silva, que impulsó un gran programa de viviendas sociales.

Fraga, que hoy administra el hedge fund más importante de Brasil, Gávea Investimentos, dijo: "me preocupa el rápido ritmo de crecimiento de los créditos y tengo curiosidad por conocer la calidad de la cartera de créditos".

Sólo dos días antes, en el mismo Financial Times, Paul Marshall, administrador del Eureka Fund, fondo también de cobertura, alertó que "Brasil podría estar rumbo a una crisis subprime".

La crisis subprime en Estados Unidos fue el origen de la mayor recesión que haya vivivo ese país en mucho tiempo. En 2007, los deudores hipotecarios de mayor riesgo (subprime) empezaron a cesar el pago de sus deudas. Eso redundó en que instrumentos derivados de deuda compuestos por estos créditos en el mercado financiero vieran su valor reducido a cero, lo cual llevó a casi todos los principales bancos del país a reportar pérdidas gigantescas.

En su columna, Marshall alertó sobre el pesado costo financiero de la deuda de brasileños, "con tasas de interés reales de entre 20% y 25%" y sobre la imposibilidad de llevar un registro en el país de los deudores morosos, dado que el sistema de información de deuda (una especie de Boletín Comercial) opera con grandes rezagos.

"Eso permite que los deudores abran múltiples líneas de crédito sin el conocimiento de los bancos prestamistas", escribió en su columna. En ella destacaba, además, el dato anecdótico de que muchos brasileños están pidiendo hoy créditos para financiar el pie de su vivienda.

Sin ser sorprendente, las acciones de los principales bancos brasileños se derrumbaron a partir de esta percepción, y acumulan una caída de hasta 5% en dos semanas, como en el caso de Bradesco, con una capitalización de US$50.000 millones. Esto se suma a una caída de la acción de hasta 15% (Santander Brasil, por ejemplo) en los últimos seis meses, desde las puntas de octubre.

La primera señal de alerta provino del propio sistema financiero brasileño:  en octubre del año pasado se descubrió que el banco Panamericano practicaba una suerte de "contabilidad creativa" para esconder cartera vencida. El banco BTG Pactual lo adquirió enseguida, y aun así sus acciones hoy están a la mitad de lo que costaban hace 12 meses. "Si tuviera mi antiguo trabajo, mandaría a todas mis tropas a a fiscalizar el mercado del crédito", sostuvo Fraga al comentar estas irregularidades.

MERCADO DIVIDIDO
El boom del crédito en Brasil tuvo un alto componente de combustión en el segundo período de Lula, cuando la estabilidad de precios y la bonanza macro ganadas durante su gobierno permitieron bajar las tasas de interés. La tasa Selic (que fija el Banco Central) pasó de 19,1% en 2005, a menos de 10% en 2009.

Esto permitió un mayor acceso al crédito hipotecario, según la consultora Inteligência de Mercado Lopes. Esto también se vio facilitado por la meta de Lula de terminar con el déficit habitacional del país, de 5,6 millones de viviendas.

A ello se sumó una reducción en el ingreso mínimo requerido para solicitar un crédito hipotecario, de US$2.550 en 2005 a US$810 en 2009, favoreciendo a 30 millones de familias.

Hace un año, el crédito hipotecario ascendía a US$48.600 millones, monto que supera en más de tres veces el registrado en 2005.

Con todo, el riesgo de una burbuja o crisis subprime no es ampliamente compartida en Brasil.

"El ratio de crédito inmobiliario contra el PIB en Brasil es alrededor de 3%", explica, a modo de atenuante, el economista Carlos Eduardo Soares Gonçalves, de la Universidad de São Paulo. Así, aunque "las tasas de interés son gigantes, la capitalización de los bancos es mucho mayor de lo que sugiere el Acuerdo de Basilea, aparte de que los deudores hipotecarios deben pagar un pie de 30% del valor del inmueble (...). O sea, estamos muy lejos de algo semejante", agrega.

Efectivamente, el mercado inmobiliario como porcentaje del PIB asciende en Brasil a un 2,4%, en tanto que en Chile esa proporción llega al 20%, según Barclays. En el Reino Unido es de un 83% del PIB.

Lo que Marshall, sin embargo, identificó como un riesgo es que la tasa de servicio de deuda de los hogares como proporción de su ingreso "ha crecido a 24%, y esperamos que esa porción aumente a un exorbitante 30% en 2012. Para poner  esto en contexto, cuando estalló la crisis en EEUU esta razón era de 14%".

El modo de mirar este factor de riesgo es desigual. Attuch, de Barclays, afirma que este ratio "ha permanecido bastante estable, en torno al 20% y 25% del ingreso del hogar", destacando que no ha crecido.

De relevancia en el análisis es el hecho de que en Brasil no existen las "obligaciones de deuda colateralizadas" que transmitieron la crisis subprime desde la economía real a la industria financiera.

Pero el debate en Brasil sigue candente. Por ahora, sin embargo, el país parece contar con más confianza que desconfianza de los inversionistas: el índice transado en Bolsa BZQ, que está compuesto de posiciones cortas en renta variable brasileña, vale hoy casi la mitad de su valor que en abril 2010. Es decir, quienes apuestan a la caída de un mercado no ven grandes oportunidades en Brasil.

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