Histórico

Sus inicios en la Bolsa, el salto de los 60 y la consolidación tras crisis del 82

Siendo un adolescente y mientras estaba aún en el colegio ya realizaba inversiones. A fines de los 60 dio origen, junto a Javier Vial y Fernando Larraín Peña, al grupo conocido como "Los Pirañas", del que se alejó para seguir su propio camino como empresario tras heredar acciones de Elecmetal.

"No soy un hombre demasiado rico; sí soy un hombre de fortuna, lo que me permite hacer cosas que sin dinero no podría hacer". Así definía su trayectoria, hace apenas unos meses, el fallecido empresario Ricardo Claro Valdés, quien estaba considerado como uno de los personajes más influyentes y mejor informados del país y encabezaba uno de los mayores grupos económicos chilenos, dueño de firmas como Sudamericana de Vapores, Elecmetal, Viña Santa Rita y Cristalerías de Chile, entre otras.

Nieto de Ricardo Valdés e hijo de Gumercindo Claro, ambos corredores de Bolsa, su relación con los negocios partió siendo un niño de nueve años, en la misma época en que comenzó su fascinación por la historia universal y el acontecer internacional. Sus primeras apuestas empresariales, solía recordar, las hizo con unos ahorros con los que adquirió bonos hipotecarios, que luego liquidó -en medio de una espiral inflacionaria- para comprar dólares y algunas acciones de productoras de salitre en el norte. Ya entrada la década de los 50 y con 17 años, su padre lo transformó en socio de la Bolsa de Comercio de Santiago, actividad que combinó con sus estudios de Derecho en la Universidad de Chile, donde conoció personajes que influyeron profundamente en su fe, como el constitucionalista Jaime Eyzaguirre, y que marcaron a la larga su estrecha relación con la Iglesia Católica. De aquellos tiempos, además, datan sus primeras compras de acciones de Sudamericana de Vapores, una empresa de la que hablaba con orgullo por ser una de las pocas chilenas de talla multinacional.

Aunque partió su carrera como procurador en el bufete Claro & Cía., del que llegó a ser socio en los 60, Ricardo Claro optó por ser un empresario y formó su fortuna, como dijo más de una vez, entre fines del gobierno de Frei Montalva e inicios del de Salvador Allende. Eran los tiempos en que junto a sus ex compañeros del Colegio Saint George, Javier Vial y Fernando Larraín, y su hermano Jaime Claro, formó el grupo conocido como "Los Pirañas" -accionistas pequeños que compraban papeles de empresas y luego neutralizaban a los controladores-, el que partió adquiriendo títulos del Banco Hipotecario de Chile y luego siguió con firmas de la talla de Banco de Chile, Coresa, Minera Pudahuel y CTI, entre otras.

A mediados de los 70, Claro se separó de ellos. Y tras heredar acciones de Elecmetal comenzó su propio camino, donde uno de los hitos fue la compra, a comienzos de los 80, de Viña Santa Rita, que al igual que Elecmetal sufrió el rigor de la crisis económica. Claro, sin embargo, capeó la turbulencia con ayuda de su hermano Jaime, que en ese momento estaba en EE.UU. dedicado al trading de cobre. Para entonces, ya era dueño de Cristalerías de Chile, que adquirió en un remate de la Corfo en 1976, de la que hoy penden, además de Santa Rita, sus empresas en el área de las comunicaciones, como Diario Financiero y Revista Capital, Megavisión -canal que puso en marcha en 1989 con una concesión a perpetuidad- y el 20% de la cableoperadora VTR. Seguiría después su ingreso al negocio de los puertos en Chile, que lo llevó a asociarse con el poderoso grupo Romero del Perú en el terminal de Arica; su alianza con la familia Urenda en Interoceánica, y la internacionalización de Sudamericana, cuyo valor en Bolsa supera hoy los US$ 540 millones.

A la par de su rol como empresario, Claro desarrolló una fuerte veta pública. Coordinó la asamblea de la OEA en Santiago, en 1976, donde tomó contacto con Henry Kissinger, uno de los hombres que más admiraba por su inteligencia, junto al Papa Benedicto XVI. Un tercer nombre se sumaba a esa lista: el del líder Deng Xiao Ping, a quien conoció en 1978, como parte de una misión oficial junto al canciller Hernán Cubillos, y que marca el inicio de otra de sus pasiones en su vida, China.

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