Migración y La Haya



SEÑOR DIRECTOR

De acuerdo con información ofrecida por Pulso, a partir de los datos de la Casen 2017, en Chile residen casi 55 mil personas bolivianas. Muchas son personas aimaras que perpetúan el trabajo agrícola ancestral en las quebradas de Tarapacá y en los valles de Arica.

Al mismo tiempo, de las 1.937 personas expulsadas del país en lo que va del año, 933 son bolivianas. Básicamente por infracción a la ley 20.000 sobre tráfico ilícito de estupefacientes. Este detalle es importante, porque esas personas condenadas no son migrantes, no viajaron a Chile con ánimo de residir e iniciar un proyecto migratorio. Estaban cometiendo un delito probablemente en razón de su vulnerabilidad y pobreza de origen, dado que mientras la pobreza por ingresos alcanza en Bolivia al 36% de sus habitantes, en Chile anda por el 9,7%. Si el PIB per cápita en Chile supera los US$ 24.000, en Bolivia bordea los US$ 7.500.

El fallo de La Haya es un motivo de alegría porque ha ratificado la certidumbre que ofrecen los tratados internacionales. Pero más que una oportunidad para celebraciones que refuercen espíritus nacionalistas es una oportunidad para ejercitar con sobriedad la buena voluntad, la integración regional, la diplomacia y la hospitalidad con los residentes bolivianos en nuestro país. Dudo, por ejemplo, que las celebraciones que tuvieron lugar en Antofagasta hayan hecho sentir en casa a la numerosa comunidad boliviana residente en esa ciudad.

Chile tiene la oportunidad de convertirse en modelo de hospitalidad y de relaciones internacionales basadas en las buenas prácticas de la amistad y la fraternidad.

Miguel Yaksic

Profesor adjunto Escuela de Gobierno UC

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