Primera mujer en 171 años
Desde que existe la Universidad de Chile ninguna mujer había aspirado a dirigirla. Hasta ahora, que la doctora Cecilia Sepúlveda (65), decana de Medicina desde 2006, disputará la rectoría con otros seis candidatos el 8 de mayo. Aquí argumenta por qué, ad portas de la reforma educacional que se viene, podría ser beneficioso su liderazgo femenino.
Paula 1146. Sábado 26 de abril de 2014.
¿Por qué en 171 años ninguna mujer aspiró a este cargo?
La universidad ha seguido un modelo patriarcal, donde han predominado los enfoques masculinos y la presencia de hombres. Las mujeres nos fuimos incorporando tarde a la universidad: recién en 1877 a través del decreto Amunátegui se permitió la admisión de un cupo limitado. Medicina, por ejemplo, hasta los 60 solo admitía 15% de las vacantes para mujeres, ¡independientemente que tuvieran mejores calificaciones que los hombres! Se perdían mujeres muy valiosas. En la Universidad de Chile hoy 35% de los académicos somos mujeres y solo 15% son profesoras titulares. Decanas somos tres, de un total de catorce.
¿Es machista el mundo académico?
Sí, es machista. Los hombres tienden a conversar y recomendarse entre ellos y a las mujeres las tienden a dejar en segundo plano. Cuando recién me titulé y quise optar a un cargo, el profesor me dijo: "Voy a elegir a un hombre porque tú eres joven, te vas a embarazar y me vas a dejar con las horas de trabajo botadas". Hoy eso es menos frecuente, pero todavía ocurre.
Hay siete candidatos, incluyendola a usted en campaña. ¿Cuál es su fortaleza?, ¿en qué se diferencia de los demás?
Llevo más de quince años en cargos directivos, lo que me ha permitido conocer transversalmente a toda la universidad. En 1998 fui directora académica de la Facultad de Medicina y, en 2002, estuve a cargo de la vicerrectoría de asuntos académicos. He sido decana de Medicina durante dos periodos con el apoyo de mucha gente.
¿Se tiene fe, decana?
Sí, mucha. Es el momento de que la mirada femenina venga a complementar el enfoque masculino que ha predominado.
¡Andrés Bello no se lo imaginaría!
Él era un hombre completo y brillante pero, en la lógica de esos años, no se concebía que la mujer estudiara. A las primeras mujeres que llegaron a la universidad sus profesores y compañeros les decían que volvieran a sus casas a cocinar, que le estaban quitando el puesto a un hombre. ¡Imagínate! Hoy, en cambio, hay una sociedad que está empujando la participación de la mujer.
¿Cuál es el rol que debe jugar el nuevo rector en el escenario de la gran reforma a la educación?
Un gran liderazgo. Los cambios en educación son la oportunidad para hacer propuestas que contribuyan a generar políticas públicas. Y tiene que cumplir un rol articulador para recuperar el reconocimiento de universidad estatal. Hoy el 92% de nuestro presupuesto no viene del Estado, sino de aranceles, fondos concursables e ingresos propios. Eso no puede ser en una universidad cuyo dueño es el Estado.
Cuando en 2006 asumió como decana de la Facultad de Medicina, la doctora Sepúlveda mandó a cambiar los timbres de goma de la oficina. donde decía "decano", puso "decana". Hará lo mismo si la eligen rectora. "El lenguaje tiene un efecto simbólico", dice.
¿Cómo entiende lo que es una universidad pública?
Una universidad pública es estatal. Es donde se generan y diseminan conocimientos, se forman personas, se establece una vinculación con el medio y se cultivan todos los saberes y disciplinas. Y esto debe darse en un ambiente pluralista y laico, sin restricciones. Por eso ha sido tan importante esta universidad para Chile: ha contribuido a construir la identidad nacional y al desarrollo cultural del país.
Usted estudió con arancel diferenciado y en 2011 afirmó que no estaba de acuerdo con la gratuidad universal en la educación. ¿Sigue pensando lo mismo o cambió de opinión?
No es que yo estuviese en contra de la educación gratuita, pero pensaba que en ese momento no había condiciones para solventar esa gratuidad. Hoy, se ha planteado la reforma tributaria para obtener más recursos y lograr la gratuidad en todos los niveles.
Imagínese que gana. ¿Cuáles serían las tres primeras medidas para que la Chile mantenga su liderazgo y excelencia académica?
Multiplicar la formación de profesoras y profesores de excelencia a nivel preescolar y escolar; recuperar el financiamiento del Estado para recibir a los estudiantes gradualmente de manera gratuita y, además, equiparar las desigualdades –de cuerpo académico e infraestructura– que hay entre facultades. Por último, proyectar la universidad a nivel nacional, entregando al país sus conocimientos e ideas.
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