Política

Cómo el factor Kaiser desordenó el tablero en la derecha para el 16/N

La irrupción del abanderado libertario, arrebatándole votación a José Antonio Kast y eventualmente desplazando a Evelyn Matthei a un cuarto lugar, remeció el mapa presidencial en las derechas y los diseños para una segunda vuelta y un potencial gobierno.

Cómo el factor Kaiser desordenó el tablero en la derecha para el 17/N.

No descorcharon champaña. Pero estuvieron a punto. El freno lo puso el propio Johannes Kaiser el viernes 24 de octubre, cuando los WhatsApp internos se inundaban de triunfalismo. Ese día las encuestas ubicaron por primera vez al libertario en tercer lugar, superando a Evelyn Matthei y estrechando brechas con José Antonio Kast, el cabeza de serie por ese sector.

El mapa presidencial de la derecha se había desordenado.

Andres Perez

Fuentes internas relatan que apenas Kaiser llegó a Santiago -procedente de Temuco- se reunió en la sede de su partido, en calle Hindenburg, con los integrantes de su círculo más cercano, que encabeza su generalísimo, Cristián Labbé, y con algunos postulantes al Parlamento, entre ellos Cristián Daly, Pierre Carlessi y Hans Marowski.

“Tranquilidad y mesura. Hemos hecho las cosas bien; no hay que desviarse de esa ruta”, les dijo.

La instrucción no fue baladí. Kaiser estaba consciente -dicen- que no podía cometer errores. Menos ad portas del segundo debate presidencial en el que participaría justamente ese domingo en Canal 13.

No fue el único espacio donde hubo análisis. Fuera de micrófonos, en Chile Vamos y en republicanos se admite que a siete días de la primera vuelta la sorpresiva irrupción de Kaiser en la recta final no solo los impacta, sino que los deja con escasos márgenes de reacción.

De partida, el desplazamiento de la exalcaldesa al cuarto lugar era un escenario impensado hace algunos meses, cuando mantenía una posición privilegiada en todos los sondeos de opinión. “Hoy el efecto Sichel está a la vista”, lamenta un parlamentario de RN, al recordar que el actual alcalde de Ñuñoa terminó en la cuarta posición en la primera vuelta del 2021. Un designio que no comparten en el comando de la exedil, desde donde argumentan que la mira -para revertir las cifras- está puesta en las mujeres, en un 5% que podría provenir del centro político y en los votantes obligados.

Kast tampoco queda indemne, porque pese a seguir corriendo con ventaja, ha sufrido una baja. En la casona de Presidente Errázuriz aseguran que “no hay novedad en el frente”; que no está en cuestión su paso a la papeleta de la segunda vuelta y que Kaiser no va a alcanzar a superarlo. La duda, sin embargo, está en el porcentaje con el que su fundador va a instalarse en el balotaje y si va a poder -con una derecha dividida- estrechar brechas ante la abanderada del oficialismo, Jeannette Jara, para llegar en una mejor posición. De ahí que la campaña en redes -resintiendo las cifras- se haya redirigido al #Cámbiate a Kast y #No te des más vueltas y ganemos la primera vuelta.

MARCELO_ANABALON

Kaiser, figura de contrapeso

Hasta antes de la irrupción de Kaiser el diseño en republicanos era claro. En el mapa estaba el triunfo de Kast, con una Matthei llegando en tercer lugar y con un Chile Vamos con mayoría -como coalición- en el Congreso, lo que los obliga a negociar.

Con esa mira, el Plan Kast consideraba facilitar el tránsito con Chile Vamos y limar asperezas, como socio clave para ganar la segunda vuelta. Un rol clave de articulación han cumplido para esta tarea de manera informal, fuera de los partidos y de los presidenciables, el economista Bernardo Fontaine y el exministro Rodrigo Álvarez (ex UDI). Ambos han establecido contactos a nivel político y económico con candidatos, economistas y empresarios, aunque no ha sido fácil por las reyertas de campaña. La última fue por el video de Matthei cuestionando a Jara y a Kast.

Pero la arremetida de Kaiser desordenó el esquema, que hoy está sujeto a ajustes. El porcentaje del libertario en las encuestas y el que pueda obtener el próximo 16 de noviembre son factores que ahora entraron en la ecuación de la derecha para lo que ocurra a partir del lunes 17, el “Día D”. Esto, porque si es muy cercano al de Kast va a quedar instalado como una figura poderosa de la derecha y, por tanto, podría convertirse en un fuerte contrapeso para él y su eventual gobierno.

En Chile Vamos no descartan que termine en una suerte de “colaboración crítica”, tal como lo fue Revolución Democrática en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. E, incluso, otros más extremos creen que puede convertirse hasta en una piedra en el zapato para el republicano.

“No hablaría de piedras en el zapato; hablaría de que Kaiser se va a transformar, gane o pierda, en un nuevo prospecto político, en un nuevo líder de la derecha política”, augura Labbé.

La carrera del libertario ha sido corta, convulsa, pero también ascendente. Partió recién en 2021, cuando se convirtió en diputado por el distrito 10, en un cupo republicano, partido al que renunció dos veces. La última sin vuelta, tras las sanciones que recibió por estar en contra del texto del segundo proceso constitucional, apoyado por Kast. Ahí nació -para muchos- quien sería el principal contendor del republicano en el ala más dura de la derecha.

Dueño de una oratoria clara, la que perfeccionó en sus tiempos de youtuber (nunca lee en debates ni en intervenciones públicas), este outsider de la política ha logrado imponer una agenda que lidia con lo políticamente correcto.

Como candidato presidencial ha corrido todas las cercas, especialmente en los temas valóricos. No ha dudado en oponerse al aborto libre; en sostener que en caso de violación “lo correcto sería no matar a la guagua, sino que fusilar al violador”; en rechazar la eutanasia e incluso indultar a los presos de Punta Peuco, entre ellos a Miguel Krassnoff. Tanto, que hasta en su propio partido atribuyen parte de su ascenso al silencio de Kast en la agenda valórica, aunque el jueves el republicano acusó recibo y en el cierre de campaña en Viña del Mar sentenció que “vamos a volver a hablar de Dios, de la patria y de la familia”. Y dirigiendo su artillería hacia la izquierda sostuvo que “ellos quisieron cambiar nuestro himno, quisieron anular nuestra fe (...) la vamos a defender”. Una postura que para sus detractores reabre la incógnita, sobre si en su eventual “gobierno de emergencia”, también va a tocar temas como el aborto o el matrimonio homoparental, que tanto le afectaron en sus dos incursiones pasadas a La Moneda y en el segundo proceso constitucional. Y que lo pueden impactar en esta última milla de la campaña.

Por lo pronto, algunas definiciones de Kaiser dan tranquilidad a los republicanos y a Chile Vamos ante el rebaraje de las cartas políticas que se avecina para la noche del próximo 16 de noviembre. Esto, porque el libertario ha transmitido por distintas vías -públicas y privadas- que va a estar junto al candidato de la oposición que obtenga el voucher para la segunda vuelta, y que la derecha no puede darse el lujo de fracasar o hacer un mal gobierno.

Pese a ello, ha encendido luces de alerta. En el seminario de esta semana en Clapes UC afirmó que si bien no le pediría a Kast que no pactara con Chile Vamos en su eventual administración -porque el Presidente tiene el derecho a conformar las mayorías que requiera-, va a fijar límites.

“Nosotros tenemos líneas rojas; no estamos dispuestos a transar esas líneas rojas y no estamos dispuestos a quemar la confianza de la ciudadanía a cambio de un puesto en un gobierno”, sentenció. Y para que no quedara lugar a dudas, remarcó que “vamos a respaldar lo que consideremos correcto, vamos a rechazar lo que no consideremos correcto, pero para ser parte de un gobierno, en el caso que seamos minoría, evidentemente se tienen que hacer cargo de aquellas cosas que para nosotros son intransables”, entre las que mencionó la baja de impuestos, eliminar todas las contribuciones en vivienda (no solo a la primera), reducción del tamaño del Estado y reformas institucionales.

La situación es más difícil con Chile Vamos. Porque tal como lo expresó Labbé en Desde la Redacción, no están disponibles para transar principios. No solo eso. También puso condiciones a Chile Vamos para la segunda vuelta si llega a ganar Kaiser. Excluyó a Demócratas y Amarillos y dijo que a Evópoli no le van a ir a tocar el timbre. “Una condición fundamental es que estemos de acuerdo con los principios y que no nos vengan a cambiar la columna vertebral de la campaña de Johannes Kaiser y de lo que él quiere para Chile”, enfatizó.

El diseño de Chile Vamos

En la coalición base de la candidatura de Matthei no hay dudas. Sostienen que la exalcaldesa va a triunfar en la primera vuelta y que si no es así van a estar con el ganador de la oposición la misma noche del 16. La decisión -a diferencia de los seguidores de Kaiser- es un apoyo sin condiciones.

Evelyn Matthei lanza video con cuestionamientos a Jeannette Jara y José Antonio Kast.

En Renovación Nacional confidencian que no le van a poner apellidos a cómo podría llevarse adelante ese respaldo. Lo que sí es claro, agregan, es que el aporte de Chile Vamos debe hacerse sin perder identidad, avalados por la fortaleza que pretenden tener en el Congreso, con una mayoría en el Senado y en la Cámara, como la coalición más votada de acuerdo a los vaticinios de algunas encuestadoras.

“La oposición va a tener mayoría en el Congreso, pero eso no significa que los presidenciables de derecha sean dueños de esa mayoría, por lo que están obligados a negociar”, advierte una fuente de Chile Vamos.

El diagnóstico interno es que una eventual integración -que incluya asumir cargos de responsabilidad en esa administración y posibles ajustes programáticos- solo debe abordarse tras la segunda vuelta del 14 de diciembre. Porque si bien no ven grandes conflictos a nivel legislativo para la aprobación de proyectos, sí observan dificultades a nivel político. Esto, porque -si Matthei no resulta triunfadora- no saben cómo Kast o Kaiser podrían administrar la toma de decisiones y el nivel de apego a sus programas. Y cómo abordarían, por ejemplo, manifestaciones callejeras o gremiales, con la CUT o el Colegio de Profesores.

La cohabitación no es fácil. En Chile Vamos -dicen- hay dos almas: los que quieren sumarse de inmediato al ganador y los que no están dispuestos a integrarse a una eventual administración de Kast, por las heridas que ha dejado la campaña, ni menos a una de Kaiser, por la diferencia de proyectos. En ese cuadro admiten que el piñerismo, que conforma el núcleo más cercano a Matthei, es el más complicado y hasta ahora no se sabe cómo va a reaccionar. Lo único claro -dicen unos y otros- es que ninguno puede gobernar solo y que no están en condiciones de dilapidar por disputas hegemónicas un eventual tercer arribo de la derecha a La Moneda.

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