Cuatro de las seis vacunas aprobadas contra Covid-19 en el país ya se están usando: ¿pérdida o ventaja?

Vacuna del laboratorio Moderna se sumaría a la media docena de formulación con autorización de uso pero solo como parte de las alternativas de refuerzo. Especialistas ponderan ste arsenal con el que cuenta Chile.


Chile es uno de los países que más vacunas ha administrado a su población. Según el informe del Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud, hasta ayer se han inoculado 44.591.969 dosis de un total de más de 48 millones de dosis que han ingresado al país.

A la fecha, seis vacunas han sido aprobadas para su uso por el Instituto de Salud Pública (ISP): Pfizer, que fue aprobada en diciembre del año 2020 (la primera); Sinovac en enero del año pasado; AstraZeneca Oxford a fines del mismo mes; CanSino en abril de 2021; Janssen de Johnson & Johnson homologada en junio de 2021 (ya había sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud); y la del laboratorio ruso Gamaleya bautizada como Sputnik-V aprobada en julio del año pasado.

A estas formulaciones se sumaría este año, Moderna. A pocos días de terminar el año, el ministro de Salud anunció que esta sería parte de las alternativas utilizadas como refuerzo. Esta vacuna, ya fue aprobada el 30 de abril por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por lo que es necesario que Cenabast presente los antecedentes al ISP para que éste realice su homologación.

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De las seis actualmente autorizadas para su uso de emergencia, son solo cuatro las que se han utilizado como parte del programa de vacunación del Ministerio de Salud (Minsal). De las ya inoculadas, la mayoría son del laboratorio Sinovac BioNTech con un total de 24.790.338. En segundo lugar, las más utilizadas son las de la farmacéutica Pfizer con 16.055.832; seguidas por la de AstraZeneca con 3.172.040 y CanSino con 573.753.

¿Por qué no se utilizan todas las aprobadas? Desde el Minsal señalan que el que exista autorización de uso de emergencia “permite contar con distintas vacunas aprobadas en el país y así poder adquirirlas en caso de necesitarlas”. “Son varias las aprobadas y se van comprando según disponibilidad y estrategias de adquisición”, explican.

Según los especialistas contar con varias vacunas aprobadas es una ventaja.

Mario Calvo, infectólogo de la Universidad Austral (UACH), dice que una de ellas tiene relación con las reacciones adversas. “Siempre hay pacientes que hacen reacciones adversas frente a una vacuna en particular. La diversidad nos permite dar otras vacunas a estas personas”, detalla.

Para la infectóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Jeannette Dabanch, siempre es importante y adecuado “ir evaluando la calidad de los estudios, de las vacunas y tener aprobados o pre aprobados varios productos, sobretodo porque pudiesen tener utilidad en distintos escenarios y grupos poblacionales”. A su juicio, es bueno en la medida en que cumplan con todos los criterios que se han establecidos por las autoridades regulatorias que en el caso de nuestro país es el ISP.

Ignacio Silva, infectólogo y académico de la Dirección de Postgrados de la Facultad de Medicina de la U. de Santiago, dice que “tener una diversa gama de vacunas aprobadas, es positivo” aun cuando no estén todas ampliamente disponible. La razón es sencilla: permite tener mayor flexibilidad para adaptarse en caso de quiebres de stock o falta de disponibilidad cuando se avanza con el plan de vacunación o dosis de refuerzo, indica.

“Todas las que han sido aprobadas a la fecha han demostrado ser seguras y eficaces pero no todas tienen la misma disponibilidad de distribución y no todas han sido utilizadas ampliamente, como por ejemplo CanSino que no ha sido tan usada a nivel mundial por lo que la experiencia que se tiene con esa vacuna es menor. Janssen, demostró algunos problemas de efectividad con algunas de las variantes que circulaban en las olas anteriores, y por eso se han ido privilegiando aquellas vacunas que han demostrado a la fecha tener más disponibilidad y más personas vacunadas, como Sinovac, AstraZeneca y Pfizer”, explica Silva.

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Lo que había

La doctora Dabanch, recuerda que en Chile se comenzó a vacunar hace más de un año, en diciembre de 2020. Para entonces, la única vacuna aprobada era Pfizer, que fue la primera que entregó los antecedentes a la autoridad. En enero, se sumó Sinovac. “Para Pfizer, había aprobación en Europa, especialmente en el Reino Unido para AstraZeneca y para nuestra región se contó con las aprobaciones en Anvisa (agencia brasileña), lo mismo ocurrió en Chile, fueron los primeros en presentar sus datos”, indica la especialista. “Eran los productos que teníamos en ese momento disponibles para iniciar la inoculación en el país y esa es la razón por la que fueron los dos primeros productos utilizados en Chile”.

Según Silva, fue una buena decisión con Sinovac y Pfizer. En el caso de la primera, permitió vacunar a una gran cantidad de población en poco tiempo. “Si bien no es la vacuna que ha demostrado la mayor efectividad, si logró modular la pandemia en el país y nos favoreció para que las olas de contagio fueran menos significativas y nos deja hoy día posicionados como uno de los países con mejor respuesta inmunológica frente a las nuevas variantes”.

Sumar más vacunas: un aporte

El anuncio del Ministro Paris, respecto de la posibilidad de incorporar este año la vacuna Moderna, es otra ventaja para el control del Covid-19 en el país.

Una nueva vacuna disponible para utilizar, “siempre aporta porque permite tener disponibilidad de un producto ya conocido con una plataforma que nos permite usarla en diferentes grupos poblacionales, cuenta con aprobación en Estados Unidos (FDA) que ha sido utilizada en amplia población con un perfil de seguridad y eficacia conocido en el mundo, así que siempre aporta contar con una vacuna de estas características”, señala la infectóloga del Hospital Clínico de la U. de Chile.

Argentina es uno de los países que están vacunando a su población con la formulación del laboratorio ruso Gamaleya, la vacuna Sputnik-V. FOTO: REUTERS

Silva destaca que los esquemas heterólogos de vacunación (esquema completo de una formulación y refuerzo con otro), ha demostrado han tenido muy buenos resultados, sobre todo cuando la primera vacuna fue una de virus inactivado: la combinación Sinovac-Pfizer logra una muy buena respuesta inmune porque estimula al sistema inmune en forma más potente y probablemente, más duradera también, algo que ahora se está evaluando.

En ese contexto, la llegada de Moderna aporta muchísimo al control de la pandemia porque se suma al stock que deberá dar abasto a toda la población y porque ha sido una de las vacunas que mejor respuesta ha demostrado a la variante Ómicron y también frente a otras variantes. “Lo importante será contar con stock, porque Moderna es un laboratorio más pequeño que Pfizer y probablemente su capacidad de producción es menor. Ojalá se apruebe lo antes posible y se inicien las gestiones pronto”, señala Silva.

Hasta ahora, al ISP no ha ingresado ningún antecedente para iniciar la aprobación de la vacuna de Moderna.

El año pasado, el Ministerio de Relaciones Exteriores, sostuvo reuniones con representantes de Janssen y de Sputnik V, pero hasta ahora, no han ingresado remesas de vacunas de estos laboratorios. Cualquier cambio en este plan estratégico queda en manos del nuevo gobierno.

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