Perspectivas económicas más favorables en 2026
El último IPoM del Banco Central podría marcar un punto de inflexión, producto de la confluencia de un crecimiento de hasta 3%, inflación que converge de manera creíble a su meta y un mejor escenario para la inversión.

El Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre puede marcar un punto de inflexión para la economía chilena en 2026. Después de varios años, el Banco Central anticipa un escenario en el que confluyen al menos tres elementos que habían sido esquivos en el último periodo: un crecimiento económico que podría alcanzar hasta 3%, una inflación que converge de manera creíble a la meta de 3% y una mejora sustantiva en las perspectivas de inversión. Esta combinación no solo representa un alivio tras un extenso ciclo de ajuste macroeconómico, sino que crea un mejor ambiente a las nuevas autoridades económicas, a la vez que pone sobre sus hombros una importante responsabilidad.
El instituto emisor proyecta que en 2026 la actividad crecerá en un rango entre 2% y 3%, con una inflación retornando a la meta durante el primer trimestre de ese año. Tal escenario refleja que los desequilibrios acumulados están en vías de ser corregidos y que la economía se encuentra operando, nuevamente, en torno a su capacidad de crecimiento tendencial. A ello se suma una recuperación de la inversión -que este año alcanzaría un crecimiento del 7% para luego anotar en 2026 una expansión de 4,9%-, inicialmente concentrada en minería y energía, pero que comienza a expandirse gradualmente hacia otros sectores, apoyada por mejores condiciones financieras, mayores precios de exportación y expectativas más favorables.
El entorno externo aparece como un factor clave detrás de este despertar de la economía chilena. El IPoM describe una economía global más resiliente, con un impulso relevante proveniente de la inversión en nuevas tecnologías, particularmente inteligencia artificial, y una demanda sostenida por materias primas estratégicas. La revisión al alza del precio del cobre -donde se prevé que la libra alcance un promedio de US$ 4,7- mejora los términos de intercambio y reduce las presiones externas, configurando un contexto internacional más benigno que el observado en informes anteriores.
En este escenario, no puede ignorarse que parte de las mejores perspectivas responde a un cambio en las expectativas del mercado respecto del marco económico futuro. Una administración más favorable al desarrollo del sector privado y a la generación de confianza ha contribuido a reducir la incertidumbre y a reactivar decisiones de inversión de corto y mediano plazo.
Con todo, el mejor panorama coyuntural no puede llevar a la complacencia. El propio IPoM subraya que el crecimiento de tendencia sigue siendo acotado y que elevarlo requiere cambios estructurales profundos. En ese orden de cosas, resulta ineludible avanzar decididamente en aspectos como la reducción de la permisología, simplificar y rebajar la carga tributaria sobre la inversión, modernizar el mercado laboral dotándolo de mayor flexibilidad y recuperar un clima de confianza sostenible en el tiempo. Estas reformas deberían constituir el núcleo de la agenda que deberá asumir el próximo gobierno y, en particular, quienes lideren las carteras económicas si se pretende transformar esta mejora cíclica en un proceso de crecimiento sostenido y de largo plazo.
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