Todos quedamos atónitos cuando el 2004 se anunció la construcción del primer rascacielos de Santiago: Titanium La Portada. Más de 52 pisos, 194 metros de altura, 7 subterráneos, 1.450 estacionamientos y 25 ascensores. Números exorbitantes para un edificio cuya presencia en nuestra capital  fue algo así como una puerta de entrada a la modernidad, una forma renovada de ver, sentir y hacer vida de oficina.

Los amplios ambientes con los que esta torre cuenta llamaron la atención de importantes empresas y consorcios nacionales e internacionales, quienes encontraron aquí el enclave perfecto para establecer sus respectivos centros de operaciones.

Materiales. En los muros de acceso se utilizaron paneles de MDF con un diseño texturado y lacado en color gris oscuro.

Una de las firmas que apostaron por este nuevo espacio fue Entel. En septiembre del año pasado dieron por finalizado el traslado de su Centro de Innovación al piso ocho de esta torre, un verdadero laboratorio de ideas en cuyo diseño interior participaron los propios miembros del equipo en conjunto con la oficina de arquitectura Procorp. Algunos profesionales, incluso, viajaron a Europa para conocer e importar los estilos de moda, siempre teniendo como premisa la generación de novedosos proyectos. Es que eso es justamente lo que mueve a las cerca de 20 personas que aquí trabajan, un grupo que está dividido en tres segmentos de mercado: personas, empresas y corporaciones.

El encargo llegó a Procorp a través de una invitación para participar en un concurso privado. Innovación y trabajo colaborativo fueron los ejes de un programa que -según cuenta Charles Macdonald, director del área de Arquitectura y Retail de Procorp- propició el desarrollo y la puesta en práctica de ideas. "Y es que aquí convergen, por una parte, los clientes corporativos y sus necesidades y, por otro, los ingenieros y partners (proveedores de tecnología) de Entel", agrega, de manera que el recinto completo integra problemáticas y soluciones tecnológicas reales con relación a los requerimientos de los clientes.

"Pusimos atención al individuo, al cómo este interactúa con sus pares y también a la colaboración de personas externas. Según esto definimos un espacio abierto y convergente, que propicia el encuentro", dice Charles Macdonald, director del área de Arquitectura y Retail de Procorp.

El formato 'Living lab' es el aspecto fundamental de la propuesta de Procorp, ya que los nuevos productos deben ser testeados allí mismo. De ahí que los ambientes debían ser cómodos, modernos y full tecnología, sin tener que caer por eso en una puesta en escena ni lúdica ni distractiva. Más bien se trata de una arquitectura desprovista y contemporánea, definida por la fluidez de las curvas que recorren el recinto. "Se eliminaron las aristas y los ángulos para que la totalidad de los espacios estuvieran conectados entre sí. El objetivo de la superficie continua está incluso expresado en las pizarras, que se adaptan a las curvas de los muros", comenta Charles Macdonald.

Había que potenciar la creatividad de los usuarios y su mutua colaboración, lo que se logró,  a partir del diseño de tres áreas organizadas en torno al mismo número de escritorios modulares. A estos se sumaron salas de reuniones, rincones individuales disponibles para albergar a los partners y desarrolladores, además de una sala de conferencias y un laboratorio de tecnología. Este último es el centro porque es allí donde se prueban las tecnologías prontas a lanzarse al mercado.

La planta, de 700 m², se dividió en dos secciones: un área de trabajo para los tres equipos de Entel, definida con escritorios modulares antecedido cada uno por la clásica silla Ball de Eero Aarnio, y un área pública, que cuenta con salas de reuniones cerradas y abiertas. Ambos sectores están unidos por el corazón de este Centro de Innovación, un sitio independiente y hermético que, a modo de laboratorio, es donde se prueban las nuevas tecnologías de la marca.

Inspiración

Ambientes modernos, cómodos y llenos de tecnología definen una forma contemporánea de trabajar.