Por trabajo relacionado con la revista, esta semana me tocó estar en Frankfurt, en la feria Ambiente, una de las más importantes del mundo en temas de equipamiento para el hogar. Buen diseño, grandes marcas, emprendedores, tendencias, etc. Todo reunido en muchos edificios de varios pisos y diferentes alturas, lo que vi espero contárselos en un número futuro de la revista. Por el momento algunas impresiones sobre la feria y cómo se organizan las cosas en una de las ciudades más importantes de Alemania y que funciona con rigurosidad alemana, valga la redundancia. El recinto ferial está en el centro, alimentado por autopistas, líneas de metro y trenes, supongo que tiene un peso específico importante dentro de la economía de la ciudad, porque todos la conocen y saben que la feria está ocurriendo. El transporte público es gratis para sus asistentes  y solo mostrando la credencial uno tiene acceso a él. Es pleno invierno, y aunque no ha sido tan crudo, no es una variable en el desarrollo de la feria, ya que todo está bien calefaccionado, no exageradamente como en EE.UU., lo suficiente como para que el frío se quede afuera. Guardarropías masivas están distribuidas en muchos puntos de la feria, ahí uno se descarga de abrigos, mochilas y todo lo que sobre. Casi toda la señalética de los trenes urbanos está en alemán e inglés, al igual que los avisos que salen de los altavoces, eso permite que casi todos puedan orientarse de manera autónoma. Aparte de eso, desde la persona que atiende en un restaurante, al que vende revistas en un quiosco, expositores y panelistas en la feria, hablan mínimo dos idiomas, aunque creo que eso es una cualidad europea, no exclusiva alemana. Me tocó quedarme en un hotel en el aeropuerto, conectado por múltiples trenes y buses a la ciudad, lo que hace pensar que uno está en un barrio más, no donde uno mentalmente siempre ubica un aeropuerto (encargados del aeropuerto de Santiago: ¿Tendremos finalmente la conexión básica de metro en el nuevo proyecto?).

Como lo anterior, un montón de detalles más que lo dejan a uno pensando cuán lejos estamos no solo físicamente, sino mentalmente del verdadero desarrollo urbano. Y también queda claro por qué Alemania es hoy el motor que mueve a Europa