El Gran París de Grumbach
Diez reconocidos arquitectos participan en el proyecto que espera revitalizar París a través de obras que plantean la unidad del centro con las ciudades más deterioradas que también conforman la región. La apuesta, quizás más emblemática, la entregó Antoine Grumbach, que invitado por la Universidad Diego Portales nos entregó algunas apreciaciones y su visión fluvial de París.
A fines de octubre de 2005, la noticia de una revuelta de un grupo de jóvenes en los suburbios al este de París dio la vuelta al mundo. Principalmente inmigrantes, asentados en la periferia de una de las ciudades más lindas del mundo, se alzaban en contra de las autoridades de manera espontánea y sin un fin aparente tras la muerte de Ziad Benna y Bouna Traeré, en el municipio de Clichy-sous-Bois. El hecho movilizó y constituyó el despertar de sentimientos de marginalidad y desigualdad que finalmente convocaron a miles, mientras la palabra gueto se repetía entre los asistentes a las manifestaciones. Esta parte de la ciudad se sentía totalmente ajena, desvinculada, y la movilización adquiría entonces día a día más fuerza; por primera vez la vida más allá de los límites del París de postal que conocemos se revelaba y nos encaraba con una imagen potente y antagónica. En lugares como Clichy-sous-Bois sólo está lo que sobra, nada de monumentos y avenidas, todo lo contrario; en la periferia la planificación es un sueño, no hay un buen sistema de transporte, para qué hablar de plazas; grandes congestiones y ocupaciones forman parte de la panorámica. Curiosamente es ahí, en los suburbios, donde vive el 75% de la población que compone el Gran París, sólo el restante 25% habita el centro.
Así, la capital de Francia se disoció de sus brazos, pasando de ser una ciudad modelo a una urbe con problemas de marginación, exclusión y segregación social, y todo por su crecimiento inorgánico y desmedido, de escasa organización. La rebelión del 2005 fue el primer síntoma, pero también una oportunidad que supo aprovechar dentro de sumandato Nicolás Sarkozy para convocar a 10 arquitectos a pensar el París del futuro. París ha sido históricamente una ciudad con capacidad de autoevaluarse y generar desde sí misma soluciones. Así lo hicieron De Gaulle y Mitterrand, con obras emblemáticas como la pirámide del Louvre o el Parque de La Villete. Por supuesto, Sarkozy no podía ser menos, y siguiendo la senda de sus antecesores, lanzó el proyecto de Le Grand Pari(s), el gran París, o la gran apuesta como es su traducción literal: La Ciudad Luz del 2030 fue la respuesta.
Jean Nouvel, Roland Castro y Winy Maas fueron algunos de los convocados, aunque sin duda el que más revuelo causó fue Antoine Grumbach, quien fuemuchomás allá de las megaestructuras y edificios ultramodernos; para él la clave estuvo en la columna vertebral de la ciudad, el Sena.
:El retorno de la geografía
Desde la frase de Napoleón “París, Rouen, La Havre, donde el Sena es la gran vía”, Grumbach plantea su proyecto y objetivo de que este gran corredor fluvial una la ciudad con elmar. El SenaMetrópolis –como bautizó el proyecto– pone en el tapete cuestiones claves a la hora de encontrar respuestas urbanísticas a los problemas de relación entre la ciudad y sus habitantes. Empezar por usar lo existente es parte de esa respuesta y asimismo una vuelta a lo esencial, en el caso de París, a su hito geográfico más relevante, su río. “Las grandes metrópolis no pueden identificarse únicamente con sus monumentos”, acota Grumbach. Y es que este hombre no tiene dudas de que es en el eje fluvial donde está la oportunidad para desarrollar un proyecto a escala, más limpio y ecológico, que conecte las diferentes comunas del Gran París y vincule, al mismo tiempo, los diferentes polos económicos que se han desplegado a lo largo de él, como Peugeot o la gran industria farmacéutica de Hevry.
Esta conexión generaría una identidad regional a través del río, oportunidades a partir de los asentamientos en su rivera y, por supuesto, revitalizaría esta ciudad dentro del triángulo portuario Londres, Rotterdam, París; influencia geopolítica, por cuanto el transporte marítimo es hoy la columna vertebral del comerciomundial; sucesión de zonas naturales y de intensidad industrial y urbana, que recorren el Sena y que almismo tiempo diversifican el paisaje; entrelazamiento de las movilidades con el territorio y espacios de uso efímeros son, entonces, parte de las apuestas que constituyen el SenaMetrópolis, la apuesta de Grumbach por unir de una vez y para siempre la hoy desarticulada Ciudad Luz, con toda su carga emotiva e histórica.
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