Mobiliario.

El interiorismo también fue proyectado por la oficina de arquitectos. Se utilizó una mesa y sistema de iluminación -diseñadas por ellos-, además de las sillas de Arne Jacobsen y un sofá modular de cuero.

No parece que hasta hace poco este lugar fuera un departamento de los 80, suspendido en el tiempo y totalmente revestido de plástico. Un lugar, por cierto posmoderno, que claramente -como dicen sus arquitectos- nos recuerda al grupo Memphis, el colectivo italiano que se burlaba del buen gusto. Su propuesta, que se masificó en esos años, era radical y de vanguardia, con vistosas piezas neopop, colores atrevidos, una marcada exploración de nuevos materiales y formas geométricas y estrafalarias. Si dijéramos que este piso hasta hace un tiempo era un reinando del Memphis, seguro nadie lo creería.

Emplazado en el segundo piso de un edificio con vistas sobre el Rubensplein, tampoco parece haber sido alguna vez un largo y estrecho departamento, de pasillos angostos y espacios ineficientes. Ni menos que contaba con una gran espacialidad -de 150 m²- sin aprovechar.

Cuando la oficina holandesa de arquitectura Ooze, integrada por los profesionales Eva Pfannes y Sylvain Hartenberg, tomó este departamento hace dos años desarrolló un nuevo concepto no solo para el espacio y los materiales, sino también para el montaje de la colección de arte del propietario, transformándola en un museo personal.

Una reorganización de los tabiques interiores y diseños de baño permitió el aumento de la percepción del espacio ya generoso y, por ende, conseguir el objetivo principal de proporcionar una nueva experiencia de vida al interior de sus muros. ¿Cómo lo lograron? Difuminando los límites de las habitaciones para maximizar su presencia, la continuidad y la fluidez del espacio. Se propició una cuidadosa planificación de nichos integrados en los muros, lo que creó por un volumen que se extiende y da mayor amplitud visual. Otro recurso fue la utilización de la inmaterialidad versus materialidad, que proporciona una sensación de transparencia. Y por último, una decoración despojada que da protagonismo al arte.

El piso de madera fue rescatado del Rijksmuseum, en Amsterdam. Su superficie se extiende a los muros y pedestales de las esculturas, otorgando así una sensación de unidad. La procedencia del piso es un referente en el mundo del arte y un gesto relevante para la colección personal del dueño de casa.

Nichos. Al no tocar el piso, se perciben como elementos flotantes con el suelo abriéndose debajo de ellos. El hecho de que los bordes no sean visibles aumenta la ganancia virtual de espacio.