La trascendencia del bronce
Luego de cuatro años investigando la técnica de fundición a la cera perdida, Javier Stitchkin inaugura en Galería La Sala la exposición Emociones. Una mirada íntima a las dolencias de la sociedad manifestadas en malestares físicos y el paso del tiempo. 33 esculturas que exhiben la trascendencia del bronce a través de esta técnica escultórica.


El bronce fundido a la cera perdida es una técnica que le saca el alma a este duro metal, enfrentándolo de esa manera a los sentimientos de su propio artífice, que deja plasmada literalmente su impronta en cada pieza que moldea.
Y eso fue lo que ocurrió con Javier Stitchkin, escultor que luego de 20 años de trayectoria, y 10 trabajando con fundición en tierra, decide ir un paso más allá dando vida a una nueva etapa artística, esta vez a través de la cera perdida. Se ha involucrado íntimamente con esta antigua técnica escultórica, a la que comenzó a acercarse en su última exposición, Desamarres, el año 2007. Desde entonces se le ha abierto una nueva perspectiva de creación, que hoy entrega sus frutos en Emociones, una muestra que acaba de inaugurar en Galería La Sala, y que deja ver el lado más humano de este escultor, que culmina un largo proceso de investigación y que además coincide con sus 40 años. Enamorado de la materia, como se autodefine, y metódico en su labor, la pasión con la que habla de su profesión revela su gran sensibilidad, mientras que el talento lo plasma en cada una de las piezas de esta exposición que le da vida, forma y espíritu al bronce.
En su nuevo taller en Lo Barnechea, que ocupa desde el 2010, y donde también imparte clases, Javier nos invita a conocer su mundo lleno de materiales y formas:

¿Cuál es el concepto detrás de Emociones?
Yo trabajo con los sentimientos, con lo que voy viviendo, como por ejemplo, la pareja en el ser humano y sobre cómo uno va cambiando. Yo quise hablar metafóricamente con mis propios dolores, de los dolores de la sociedad, y uno como ser social perteneciente a un sistema. De esta forma el peso del cuerpo es el peso que te involucra a estar inserto en este sistema que muchas veces te hace achatarte, y vas sintiendo esos dolores.
Dentro de la serie hay 7 esculturas que se escogieron para hacerlas a gran escala de 70 cm. También existe una hecha una en madera, que tiene su símil en bronce, en donde puede reflejarse la expresión de ambos materiales expuestos a la misma forma.
Luego de 10 años trabajando con fundición en tierra cambias de técnica ¿Cómo ha sido ese proceso y qué diferencia percibes? El 2007 comencé a investigar la técnica de fundición a la cera perdida, ese fue el comienzo, yo tengo experiencia en fundición a la tierra, que es mucho más expresionista, prima más la expresión del material, y no puedes hacer detalles. En cambio en esta te salen hasta las huellas que se quedan plasmadas y se pueden hacer muchas más cosas. Eso es lo que hace tan fantástico enfrentarse a esculturas como las de Rodin o Degas, donde tú ves la impronta del artista, y eso es muy emocionante y le da un toque más íntimo.
La fundición a la cera perdida es un procedimiento escultórico de tradición muy antigua para obtener figuras de metal (generalmente bronce) por medio de un molde elaborado de un prototipo modelado en cera de abeja.

Mi labor como artista es siempre ir asombrándome yo mismo, y a partir de la investigación van surgiendo nuevas técnicas y nuevas expresiones. Este es el cambio más grande que he hecho, y estoy supercontento con el resultado, he podido ver otra perspectiva de mi propio estilo, otras formas, y también de lo permanente de la nobleza del material, y de la trascendencia del metal en el tiempo.
Paralelamente, Javier Stitchkin realiza una exposición con los trabajos de los alumnos de su taller creativo. Distintas Miradas es el nombre de la muestra, y estará del 1 de diciembre al 26 de enero en Casas de Lo Matta.
¿Cómo trabajas el proceso de inspiración? La inspiración solo llega en la medida en que trabajas, porque la inspiración es etérea totalmente. Se te puede ir así de la nada, y no sirve si no trabajas a conciencia, si no proyectas o no dibujas, básicamente hay que trabajar para que resulten las cosas, y así de a poquito empieza a aparecer la inspiración, y tú la comienzas a vislumbrar a través de tu proceso creativo. Sin ese proceso y sin ese estudio, tienes que ser demasiado genial para que llegue la inspiración divina.
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