De sólo imaginarme lo que pasará esta noche en el Teatro Caupolicán, bailo. Hoy Willie Colón, ícono de la vieja escuela salsera, hará zumbar el espacio y pondrá a bailar a todos los que queramos sentir en el cuerpo el ritmo más rico que ha parido el Caribe. La cosa con la salsa es apasionada, caliente, espontánea, suelta. Me gusta lo que produce la banda completa arriba del escenario, las letras cebollas, los vientos, pasos, la seducción que implica, Héctor Lavoe y su historia. La vida, como los platos, con harta salsa saben mucho mejor.

01. Clases

Envidio a los que saben bailar salsa. Esa cosa de moverse bien, suelto, con ritmo y decisión la encuentro prácticamente un don. Pero como todo es posible en esta vida, tenemos a Miriam Mallo Castro, bailarina cubana que lleva siete años en Chile enseñando salsa (también merengue y chachachá). Las hace en Academia Latina para los que quieran ir grupal. Pero también enseña en forma personalizada, desde una persona a lo que quieran. Según me dijo, en 4 a 6 meses quedamos preparados para bailar decentemente, siguiendo el son, siendo espontáneos pero con contenido.

Teléfono: 9-2771349.

02. Celia Cruz

¡Qué mujer! Fantástica, memorable, inolvidable. Si pensamos en la salsa, Celia aparece bien chillona como siempre, con la peluca más descarada y los famosos zapatos de plantilla en el aire creados por Miguel Nieto, a quien ella misma llamaba el zapatero de los sueños. Creo que el Museo de la Moda debiese traer esa ropa megalatina y hacer una colección salsera. Esta mujer fue la que reivindicó que la salsa nace del son cubano y así, bien isleña, la vendió al mundo. Genia, cómo no vamos a adorar a alguien que nos recuerda que la vida es un carnaval. ¡Azúcar!

03. No hay salsa sin ron

Ni baile suelto, ni beso loco, ni brindis caribeño. El ron, un destilado que en Chile tiene más que éxito, nace de la flor de caña, de ahí esa dulzura exorbitante. Y cuando se baila salsa y en las tierras calientes, se toma solito. Nada de hielo, nada de gaseosas. Vasitos cortos y vamos bailando. El famosísimo Bacardi tiene un ron añejo de ocho años que es excelente. Rico, tiene buen aroma y sabor de principio a fin. Dejemos un ratito de lado los cuba libre, daiquiris y aprendamos a tomar con pureza. También si andan celebrones, empiecen a disfrutarlos en el postre. Una copita hace estupendo a la sobremesa.
Dónde: En botillerías y supermercados.

Destinos
La historia cuenta que la salsa nació de los barrios latinos en Nueva York. Su boom fue en los 60 y sus representantes vienen de Cuba y Puerto Rico. Ahí es donde hay que ir para vivirse la salsa completita, de la mano de gente que nació con ella. La salsa se vive distinta cuando hay un calor húmedo, arena blanca y mar calipso. Es un hecho.

+D Salsas a cucharadas

Toda comida con salsa me parece buena. Desde los dip, en que la imaginación tiene que volar. Con un yogurt una hierba y una chalota bien picada, se tiene algo bueno para untar desde verduras a grisines. Pienso en salsas ricas, y obviamente aparece Italia. Una buena salsa de tomates acepta de todo en el fondo: verduras, carnes, pastas. Maravillosas. Las orientales y una francesa para desmayarse.

Baco

Béarnaise, que estás en los platos: Salsa francesa que tiene las dos cosas que más me gustan para salsas: mantequilla y yema de huevo. Es bien emulsionada, con el estragón fresco y potente, y va de maravillas con la carne. Les diría cómo hacerla pero no es nada de fácil. O sí, pero no sin mirar. Pruébenla o disfrútenla y celébrenla en el Baco, que tiene un filete con esta salsa y papas fritas gruesas que es para ponerse a agradecer ahí mismo.
Dirección: Nueva de Lyon 064. T 3803725.

Asia y sus salsas: No sé si son contables la cantidad de salsas que puede haber en Asia. Lo que sí sé es que hay mucho más que la soya y que, sin ella, el wok no existiría. Pensemos la teriyaki, perfecta para el salmón y el pollo, siempre úsenla para adobar o cocinar en ella. Si no encuentran, mezclen miel de palma con soya y salvarán, de todas maneras. La salsa de ostras, pescado, anguila. Y si quieren más, partan a Patronato al encuentro con ese mundo de sabor.