Puro antojo
Hay ciertos ingredientes que hacen de esta casa de madera en el Arrayán algo único, imperfectamente lindo. Por un lado la personalidad de su dueña, encantadora, pero además el modo en que ella vive y entiende la belleza, sin miedo a equivocarse, a probar, mezclar colores, objetos o plantas, lo único importante es que le guste.
Prácticamente ya nada queda del recuerdo de aquella construcción de madera prefabricada de 70 m². Hace 28 años que Gretel vive acá con su familia y la casa parece otra, la ha transformado, ampliado y cambiado muchas veces, y a lo largo de su historia ha creado un espacio tan propio como vivo. Un entorno que recrea su propia esencia; amante del color y sobre todo, del cambio. No le asusta innovar, probar, incluso equivocarse y volver a intentarlo otra vez, por el contrario Gretel, brocha en mano, pinta y da nueva vida a cada uno de los espacios y objetos que tiene, como una 'maestra chasquilla' de la decoración.
"Lo que los investigadores taiwaneses han demostrado es que continuar con la actividad de las compras permite anticipar un mejor bienestar y más larga vida", Doctor David Oliver, profesor visitante de medicina geriátrica de City University, en Lodres.
Fundida con un generoso jardín en el Arrayán, desde el living se oyen los pájaros, se respira un aire puro, hay armonía y tranquilidad, y eso es justamente lo que su dueña proyecta. "Lo niños crecieron, salieron del colegio y ahora tengo más tiempo para dedicarme a mi casa, eso me fascina, y me hace muy feliz", reconoce. Su buen gusto no obedece a estudios formales, no es más que el poder de su intuición, ese ojo capaz de captar y proyectar las ideas de su nutrido imaginario.
Entre amigos
Para todos los cambios que requieran mayor tecnicismo, Gretel busca asesoría entre amigos o familiares. El último lo realizó el año pasado, una completa configuración de la cocina, nuevo diseño, color y mobiliario en búsqueda de mayor luz y comodidad. Los muebles se los diseñó una amiga, Beatriz López. Gretel pensó en los colores y la idea general, y Beatriz lo materializó, un trabajo en conjunto que dio como resultado una cocina más espaciosa, acogedora y con ciertos toques provenzales.
Fotos familiares y muebles heredados, forman parte esencial de la decoración, aportando identidad a los espacios.
Fernando Verdaguer, arquitecto casado con su prima, es el responsable de gran parte de las transformaciones que Gretel ha realizado, como el cambio de ventanas, que ha permitido darle mayor luminosidad a los espacios, hoy el living tiene un gran ventanal que mira al jardín donde se luce una frondosa bugambilia. Otro gran amigo, Eduardo Chapuzeau, fue quien confeccionó la casa en el árbol que hay en el patio, y es quien la asesora también con el tema de la pintura exterior, actualmente en tonalidades grises y verdes. Los muebles los ha ido comprando en diferentes parques, ferias, otros artículos heredados, como la mesa de comedor que era de sus abuelos, de madera de caoba, ella la pintó color berenjena.
Inspiración
Elementos de madera, algunos pintados y vueltos a utilizar, son la clave para crear entornos cálidos y con personalidad.
Lo Último
Lo más leído
1.
3.