Valparaíso: ponerse al día
Porque cada tanto hay que ir, no cansa, no aburre, y siempre hay algo nuevo por descubrir. Una ciudad que sorprende día a día, y en la que perderse recorriendo sus cerros puede ser la mejor aventura. Lo nuevo e imperdible, aquí.
Hotel MM450
“Hand made” Es la mejor forma de definir este cálido hotel, en la calle Lautaro Rosas, en pleno corazón del cerro Alegre. Su dueña, Margarita Absolomovich, diseñadora y artesana, se ha preocupado de cada detalle, desde la cocina, la decoración y la remodelación de los espacios. La tienda Mercado Moderno, ubicada abajo, en el garaje del hotel, fue la antesala para que se atreviera con este hotel boutique. Luego de una remodelación de tres meses en que dio rienda suelta a su imaginario, reabrió sus puertas en diciembre recién pasado. “Mi objetivo era crear un lugar donde desarrollar mis habilidades y pasión por la decoración, el reciclado, y que todo esto se combinara en un lugar bello, alegre y que a su vez inspirara a otros”, explica Margarita. Son siete habitaciones privadas, pero manteniendo otras dos compartidas equipadas con camarotes, todo dentro de un contexto de diseño. Tiene dos amplias terrazas: una en la entrada y otra en la parte trasera hecha con pallets de madera. Ahí hay que, sí o sí, disfrutar de un pisco sour y de los fabulosos tablones salado y dulce servidos en maderas recicladas. Un mosaico de comidas típicas; carne mechada, pastelitos de choclo, camarones, pequeños anticuchos, chilenitos, etc. ¡Maravilloso!
Lautaro Rosas 450, Cerro Alegre, Valparaíso.
Restaurante
La Caperucita y el Lobo
Luego de visitar el museo A Cielo Abierto, una buena forma de terminar el paseo es bajar por la calle Rudolf hasta la calle Ferrari, en el cerro Florida, y almorzar en este lindo lugar. Tiene una vista insuperable hacia el puerto y es atendido por sus propios dueños, Leo de la Iglesia, chef, y Carolina Gatica, pastelera. Recorrieron el mundo cocinando en restaurantes en Europa y Estados Unidos para terminar mirando la costa de Valparaíso, su lugar de origen. Inauguraron hace un par de meses y su especialidad es la comida mediterránea, y aseguran que el congrio dorado con croqueta rústica de papa en la terraza es un imperdible.
Ferrari 75, cerro Florida.
www.Lacaperucitayellobo.cl
Café Pendiente
Si andas por el cerro Alegre, deja un café pendiente para alguien que lo necesite. Una iniciativa sin fines de lucro que surgió en Nápoles en 2008 con la idea de ceder un café a personas con menos recursos. Espacio Taukare (arte, café y diseño), fue la primera cafetería en Chile en inscribirse en Cafe Pendiente, y ha resultado una excelente iniciativa, su dueño, Christian Miranda, asegura que cada vez son más quienes adhieren a esta noble causa.
Lautaro Rosas 593, cerro Alegre.
www.cafependiente.cl
La Dulcería
Siga el camino de las hormiguitas blancas que la llevarán al rincón más dulce del cerro Alegre, La Dulcería. Su dueña, la diseñadora Ángela Alfageme, hizo esta intervención artística que ha llamado la atención de transeúntes y turistas, y que ayuda a llegar a este entretenido lugar donde se fabrican caramelos a la antigua, gomitas y demases, todo a vista y paciencia de sus espectadores. Aprendió las técnicas que se utilizan en Barcelona y hoy tiene endulzado a todo Valparaíso. “Buscamos que las personas puedan vivir la experiencia de la fabricación de caramelos al entrar en la tienda, rodearse de olores y colores que llevan a antiguos recuerdos. Hacemos caramelos personalizados para diferentes gustos”, explica Ángela.
San Enrique 314, Cerro Alegre.
Casa Cervecera Altamira
Desde hace tiempo que Sergio Morán venía elaborando cerveza en forma casera y soñaba con la idea de abrir su propia cervecería. Luego de vivir en Europa y conocer de cerca el concepto de brew-pub, y considerando que en Valparaíso se fundó la primera cervecería del país, no dudó en instalarse aquí. Tras un año de restauración, con la ayuda de la Corfo, este edificio patrimonial de 1900 -que antiguamente fue una imprenta- se transformó en mayo de este año en la Casa Cervecera Altamira. Aquí se producen las cervezas Mestiza y Altamira en tres estilos: Irish Dry Stout, Alt Bier y American Pale Ale. Pero la maravilla no termina aquí porque también es un restaurante, “donde cada plato está especialmente preparado para armonizar con los distintos estilos de cerveza que elaboramos. Muchas de las preparaciones son con cerveza y tenemos hasta postres y cócteles con cerveza”, explica Pablo, y nos recomienda la jugosa hamburguesa Andrés Blest (en honor al fundador de la primera cervecería en Chile), ideal para maridar con la Irish Dry Stout.
Elías 126 esquina Cumming, Valparaíso (junto al ascensor Reina Victoria)
www.cervezaaltamira.cl
Voga Exclusive Guesthouse
Los ingleses trajeron a Valparaíso muchas tradiciones que nos heredaron, como su arquitectura victoriana, hoy detenida en el tiempo como vestigio de aquella época gloriosa. Esta antigua casona da cuenta de ello, y como quien abre un baúl de recuerdos, el proceso de restauración fue un verdadero viaje en el tiempo, donde aparecieron desde lámparas colgantes a gas hasta los planos de la casa. Todo esto fusionado a un interiorismo de aire más contemporáneo e influencia nórdica .
La recuperación duró casi tres años, a manos de su dueño el arquitecto Gonzalo Palacios. Experiencia en el tema tenía, pues viviendo en Barcelona se dedicó a la restauración de departamentos en el casco antiguo de la ciudad, pero tenían ganas de volver a Chile, y esta fue la mejor excusa. Compró con su mujer, Anna Lapochkina, esta antigua casona en el cerro Alegre, que era un verdadero diamante en bruto. “La escogimos porque dentro de todas las casas que vimos en Valparaíso era la con más potencial, tenía detalles arquitectónicos de la época victoriana en que fue construida, como la chimenea antigua, boiseries, pisos de parqué original, cerraduras labradas de fierro forjado, lámparas de bronce y de lágrimas, pisos de mármol”, explica Gonzalo, agregando que se hicieron ventanas y celosías como las de la época, se pulieron y vitrificamos los parqués con barniz mate , se modernizaron la cocina y baños, se pintó completamente por dentro y por fuera, se botaron y pusieron paredes, se hizo una ampliación de la mansarda, se restauraron las lámparas antiguas, las maderas en mal estado, y se les hizo un tratamiento antitermitas. Se hicieron cornisas y guardapolvos -con maestros especialistas en las técnicas antiguas-, se pulieron los bronces de las cerraduras victorianas, se mandaron a hacer las calaminas (planchas metálicas típicas que revisten las casas de Valparaíso) y hasta que finalmente quedó como se ve, impecable.
El hotel tiene 7 habitaciones, un jardín muy bonito y una terraza en lo alto, que se hizo persiguiendo el mar. Tiene sectores para lectura, sentarse a conversar y apreciar las obras de arte que visten los espacios, sumado a un rico desayuno que incluye prosciutto italiano, quesos de cabra, huevos de campo, mermeladas, kúchenes y queques caseros además de un rico café, todo atendido por sus propios dueños.
Galos 435, Cerro Alegre, Valparaíso.
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