
Las dudas sobre la fase 2 del acuerdo de alto el fuego: desmilitarización de Hamas y salida del Ejército israelí de Gaza
Los expertos creen que esta nueva fase nunca se concrete y que, en cambio, el statu quo se prolongue tanto que se arraigue, con Hamas aún armado y el Ejército israelí negándose a retirarse completamente de Gaza.

A dos días de que se cumpliera la primera parte del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas, con la liberación de los rehenes y los presos palestinos, ahora viene la fase 2 del pacto, que implica la desmilitarización del grupo palestino y salida del Ejército israelí de Gaza, un panorama que los expertos vislumbran aun más difícil.
“La fase 2 ha comenzado”, dijo el Presidente estadounidense, Donald Trump, que predijo un “progreso tremendo”. “Hay paz en Medio Oriente”, indicó. “Todos decían que era imposible. Y va a suceder”, añadió.
Sin embargo, sostiene el diario The New York Times, no está claro siquiera cuándo comenzarán formalmente las conversaciones de la fase 2 ni dónde se celebrarán.
“El problema principal aún no se ha resuelto: las armas de Hamas”, dijo al periódico Akram Atallah, columnista palestino residente en Londres, originario de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza. “Los israelíes exigen el desarme de Hamas, lo cual no es una simple medida administrativa. Hamas se fundó sobre la base de portar armas”, destacó.
Según el director del Servicio de Información Estatal de Egipto, Diaa Rashwan, Hamas solo acordó congelar sus armas, no desarmarse. No está claro si los mediadores estadounidenses, egipcios y qataríes aceptaron esta variante de Hamas del plan de Trump. El líder del grupo islamista, Mousa Abu Marzook, rechazó la idea del desarme, afirmando que el grupo no se desarmaría e insistiendo en que “la resistencia es un derecho legítimo del pueblo palestino”.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, ya ha condicionado la retirada total de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza, en virtud de la segunda fase del acuerdo de alto el fuego, a la solución del problema de las armas de Hamas, reiterando que el grupo palestino debe desarmarse.
Analistas y funcionarios israelíes afirmaron a The New York Times que el resultado más probable es que la fase 2 de las conversaciones se estanque. Prevén que el statu quo se prolongara tanto que se arraigara, con Hamas aún armado y el Ejército israelí negándose a retirarse completamente de Gaza.
En esas circunstancias, también proyectan que el Ejército israelí trataría al grupo de forma similar a como lo hace actualmente con Hezbolá en Líbano: atacando ocasionalmente a militantes de Hamas o sus depósitos de armas desde lejos.

A pesar de las reiteradas y rotundas declaraciones de Trump de que la guerra ha terminado, un retroceso de cualquiera de los dos bandos podría amenazar con una reanudación de los combates, dijeron los analistas.
Nimrod Novik, exenviado israelí y miembro destacado del Foro de Política de Israel, advirtió sobre la influencia de la política interna. “Si en cuatro o cinco semanas el ánimo general en el país es que esta guerra fue una ronda terrible, pero solo una ronda más, y Hamas ha regresado, veo a (el primer ministro Benjamin) Netanyahu intentando corregirlo”, dijo al diario Novik, aludiendo a la posibilidad de una reanudación de las hostilidades. “Basta con una provocación de Hamas y una reacción israelí desproporcionada y se puede desatar una espiral de violencia”.
A juicio de los expertos del Center for Strategic Studies, el acuerdo es bastante vago respecto al desarme de Hamas, ya que no existen indicaciones claras sobre plazos ni puntos de referencia, y mucho menos sobre cómo se logrará exactamente el desarme.
El acuerdo tampoco ofrece información sobre cómo lograr la destrucción de “toda la infraestructura militar, terrorista y ofensiva, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas”.
Los túneles de Hamas plantean un desafío particularmente espinoso. Altos funcionarios de defensa israelíes estiman que la red de túneles de Hamas en Gaza tiene una longitud de entre 560 y 640 kilómetros, extendiéndose hasta 60 metros bajo tierra.
A ello se suma que persisten las dudas sobre las fases de la retirada israelí. El acuerdo estipula la retirada inicial a una “línea acordada”, pero carece de mayor claridad sobre el momento y la secuencia de las retiradas israelíes posteriores. El plan también contempla una zona de amortiguación israelí dentro de Gaza, aunque Hamas ha indicado que espera una retirada israelí completa del territorio. Las diferencias sobre estas cuestiones pueden fácilmente descarrilar el plan y provocar la reanudación de las hostilidades.
En un artículo escrito por el investigador del Washington Institute Mateo Levitt, en la revista Foreign Affairs, se señala que esta “no es la primera vez que Hamas se encuentra entre la espada y la pared y ha tenido que emprender una revaluación estratégica, buscando la manera de sortear la presión internacional”.
El experto recordó que hace 31 años Hamas se encontraba en una situación difícil tras los acuerdos de Oslo en 1993, que dieron inicio al largo “proceso de paz” entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Entonces, como ahora, Hamas se enfrentaba a la perspectiva de una retirada israelí de los territorios palestinos y a una estructura de gobierno palestina que excluía al grupo y se comprometía con su desarme. “Las decisiones que tomó entonces ofrecen un anticipo de cómo probablemente operará en las próximas semanas y meses”, indicó.
Como lo hizo en la década de 1990, sostuvo Levitt, Hamas aceptará las diversas exigencias del alto el fuego, pero también buscará seguir funcionando como actor político en Gaza. Reclutará nuevos líderes y combatientes entre prisioneros recientemente liberados y gazatíes frustrados por la lentitud de la ayuda y la reconstrucción, rearmará sus cuadros con armas contrabandeadas por Irán o fabricadas en el país, y reabastecerá sus arcas vacías apropiándose de la ayuda humanitaria o de los recursos destinados a la reconstrucción. “En resumen, Hamas podría participar en la primera fase del alto el fuego. Pero el grupo no ha terminado de luchar”, sostuvo.

El experto señaló que, al igual que en la década de los 90, es probable que Irán intente una vez más ayudar a Hamas a cambiar de rumbo. Según funcionarios israelíes consultados por Levitt, Teherán ya ha puesto en marcha un plan para reabastecer armas a Hamas, almacenándolas en Sudán para su posterior contrabando a Gaza.
Mientras, indicó Levitt, Irán ha continuado sus esfuerzos para contrabandear armas a grupos radicales en Cisjordania, incluido Hamas. Apenas unos días antes del alto el fuego, las fuerzas de seguridad israelíes frustraron un gran intento de contrabando de armas iraníes, que incluía minas Claymore, drones y cohetes antitanque; otros envíos de armas fueron interceptados en marzo y noviembre de 2024.
“Irán, sin embargo, se encuentra más débil que en cualquier otro momento de las últimas tres décadas, debido a la aplastante derrota sufrida en una guerra de 12 días contra Israel a principios de este año, junto con las diversas crisis económicas y ambientales que enfrenta el régimen. Mientras tanto, el principal representante de Irán, Hezbolá, acordó un alto el fuego con Israel tras sufrir un año de debilitantes ataques israelíes. Una de las razones por las que Hamas aceptó el acuerdo de alto el fuego fue la constatación de que, en gran medida, se le había dejado solo para combatir a Israel. El ‘anillo de fuego’ iraní que rodeaba a Israel se ha desvanecido”, indicó Levitt.
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