Arturo Pérez Reverte lanza novela ambientada en el mundo del graffiti
"El francotirador paciente" se lanza en noviembre en Latinoamérica. "El graffiti es un ajuste de cuentas", asegura el autor español.

El escritor español Arturo Pérez-Reverte se adentra en el mundo del graffiti en su nueva novela, "El francotirador paciente", una historia "ágil, seca, dura y callejera", en la que el autor recrea el ambiente "marginal, vandálico" de los grafiteros, que "a veces linda con el terrorismo urbano" (..).
"El graffiti es un ajuste de cuentas. Hay un rencor social en todas esas actuaciones", dijo Pérez Reverte y adelanta algunos aspectos de esta novela que Alfaguara publicará el próximo 27 de noviembre en todos los países de Latinoamérica.
Cuando todavía resuenan los ecos de "El tango de la Guardia Vieja", su anterior novela, publicada hace menos de un año, el escritor ha puesto ya punto final a su nuevo libro, que también le sirve para pronunciarse "sobre la gran falacia, la gran mentira del arte actual", aunque hay artistas a los que respeta "mucho", aclara.
"Eran lobos nocturnos, cazadores clandestinos de muros y superficies, bombarderos sin piedad que se movían en el espacio urbano, cautos, sobre las suelas silenciosas de sus deportivas..."
Con esas palabras comienza "El francotirador paciente", una novela que Pérez-Reverte ha escrito en menos tiempo que otras suyas porque, desde "El pintor de batallas", tenía en la cabeza el tema del arte urbano y del graffiti, que conoce bien "por razones personales".
También acortó tiempos el que hubiera visitado con frecuencia las ciudades donde ha situado la acción: Lisboa, Verona y Nápoles, además de Madrid, el lugar donde vive el autor de "La tabla de Flandes", uno de los novelistas españoles de mayor éxito internacional y cuya obra está traducida a 41 idiomas.
"Si es legal, no es graffiti". Esa frase martillea a lo largo de la nueva novela y refleja, en opinión del escritor, hasta qué punto es inútil "el intento de las autoridades por domesticar el fenómeno. Nunca van a poder hacerlo, porque siempre habrá disidentes, grupos marginales que se negarán a aceptar ese juego". Lo resume muy bien otra frase del libro: "Las ratas no bailan claqué".
Dejar su huella, su firma en paredes, fachadas, vagones de metro o de tren es "muy importante" para los grafiteros, "chicos sin vida, sin futuro, sin presente, que no son nadie y que están condenados a extinguirse en una barriada. Su obsesión es que los conozcan, poner su nombre. 'Escribo, luego existo', me decía uno de ellos, y no como un guiño a Descartes. La frase se le había ocurrido a él", comenta Pérez-Reverte.
"'Es que cuando escribo, soy -le decía el graffitero-; cuando pongo mi nombre soy alguien y la gente dice: mira, aquí ha estado fulanito. Saben que he pasado por la vida, que soy algo'". "Y ser algo es muy importante para ellos", apostilla el escritor.
Para su nueva novela, el autor se ha "movido" entre graffiteros de España, Portugal e Italia. "Los españoles tienen un nivel absolutamente internacional, y son muy conocidos y respetados fuera", asegura.
También habló de esa "guerrilla urbana" que es el graffiti con policías, con responsables de actividades culturales de los ayuntamientos, "con pintores normales que han sido grafiteros y que ya no lo son". "De algunos me he hecho amigo", comenta.
"He encontrado a gente muy íntegra en el mundo del grafiti, aunque hay otros dispuestos a venderse por lo que sea", añade Pérez-Reverte, que parece satisfecho de su nuevo libro: "Es una novela con un factor joven, moderno, agresivo, movido; está llena de música. La banda musical es espectacular", subraya.
La novela está protagonizada por Alejandra Varela, especialista en arte urbano, a la que un editor de renombre le encarga que localice a Sniper, un graffitero famoso del que casi nadie ha visto jamás el rostro ni conoce el paradero. "Pinto para que sepan cómo no me llamo", era una de sus frases preferidas.
Sniper, "una mezcla de Banksy y Salman Rushdie", dice el autor, es admirado por los graffiteros de medio mundo y muchos de ellos secundan las acciones callejeras que promueve, que a veces son "graves, destructivas, peligrosas".
"En mis novelas siempre hay una épica, aventura, unas acciones, unos héroes. Y el mundo del graffiti callejero, aunque es marginal, aunque es vandálico y a veces linda con el terrorismo urbano, tiene una épica negra, retorcida, singular, pero muy interesante", afirma.
Pérez-Reverte conoce "muy bien" el arte moderno y asegura que en ese mundo "hay infiltrados". En su nueva novela el escritor critica ciertas manifestaciones del arte actual y menciona a artistas a los que admira "mucho" y otros a los que "no" respeta.
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