Histórico

Phil Collins rompe ocho años de silencio tributando al soul

El cantante presentó esta semana en Manhattan su primer disco de covers, Going back, que saldrá en septiembre.

El público aguarda ansioso. Ha esperado ocho años la salida de un nuevo disco del cantante y baterista inglés.

Una hora y media después de que las puertas del Roseland Ballroom han abierto, sube al escenario un contingente de músicos vestidos de púrpura. Collins (59) se ha propuesto brindar un espectáculo al estilo de las orquestas de los 60, la "banda sonora" de su adolescencia, según explica al entrar en escena, ante unas tres mil personas. Con él la banda se completa. Son 19 integrantes: cinco vientos, batería, tambores y percusión, tres guitarras, un bajo, dos teclados, cinco coristas.

De impecable negro y sin que nada delate su pasado en el rock progresivo al frente de la batería de Genesis y más tarde como vocalista, Collins se da el lujo de cantar soul. Un álbum que ya divide aguas, aunque él ya ha logrado todos los reconocimientos imaginables -ocho Premios Grammy, un Oscar y un Golden Globe- y no necesita demostrar nada. Y si se le da la gana cantar a Stevie Wonder, a The Temptations y a Martha & The Vandellas y otros temas que hizo conocidos el sello de música negra Motown, el público lo sigue.

Mal que mal son sus contemporáneos, gente entre los 50 y los 60, parejas que bailan mirándose a los ojos y que comparten con Collins un mismo "feeling" y lo aplauden a rabiar.

Tal como publicó The New York Times, Phil Collins no es un cantante de soul, y lleva las canciones a un sitio en el que nunca estuvieron, como si fueran sus composiciones. "Le falta la alegría", publicó el periódico, explicando que la versión del cantante se queda sólo en el dolor, pero sin promover la esperanza, algo que caracterizó a la música del espíritu.

Collins presenta a sus músicos, sobre todo a los tres ex miembros de los Funk Brothers, que estuvieron en las grabaciones originales de Motown, y que ahora le aportan un sonido más fidedigno desde la guitarra y el bajo. A veces los coristas bajan de su tarima y se ponen a hacer coreografías con él.

La música tiene el toque gospel. Cantan otra de Stevie Wonder, Loving you sweeter than ever, y el público aplaude. Por momentos vuelve a asomar el Collins rockero, pero se queda en lo que prometió en su serie de conciertos: "Intimo y personal: Phil Collins toca soul de los 60's".

Al final de la noche, seduce a los asistentes con Take me in your arms (rock me a little while), y ellos se mecen en los brazos de sus respectivas parejas, o le toman la mano a un desconocido, mal que mal son compañeros de generación y comparten vivencias y una misma banda sonora. Collins y los coristas dan pasos para adelante y atrás, con saltito incluido, y él, que se mueve más lentamente en escena que antaño, se despide "gracias por venir esta noche" y abandona la escena, dejando a la banda continuar sin el timbre de su voz ronca.

Tal como Rod Steward el año pasado, Phil Collins hace ahora un homenaje a las bandas con que se formó. Y los desconocidos -jóvenes de antaño- se sueltan las manos, antes que la canción termine, y vuelven a ser los mismos inmutables neoyorquinos de siempre.

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