Opinión

Del dicho al hecho hay mucho trecho

Del dicho al hecho hay mucho trecho Andres Perez Andres Perez

A semanas de las elecciones, los programas de gobierno de las dos candidatas y seis candidatos a la Presidencia ya están disponibles en el sitio del Servicio Electoral. Todos mencionan a las mujeres, pero eso no basta.

Según el último informe de indicadores de género del Instituto Nacional de Estadísticas, las mujeres seguimos enfrentando barreras que frenan la igualdad sustantiva: la pobreza tiene rostro femenino, la violencia no cede, la brecha salarial persiste y seguimos subrepresentadas en los espacios de poder. Además, dedicamos mucho más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Por eso, lo que se proponga en esta elección es decisivo. Se trata de consolidar lo avanzado y seguir empujando sin pausa. La igualdad no puede ser un tema accesorio ni una moneda de cambio electoral: debe ser un eje central de cualquier proyecto de país que aspire a un desarrollo justo y sostenible.

Los programas presidenciales exhiben miradas distintas. Algunos, de manera directa o indirecta, refuerzan la idea de que las mujeres se asocian principalmente a funciones de soporte familiar, mientras otros ponen el acento en garantizar sus derechos y su participación en igualdad de condiciones.

Casi todas las candidaturas contemplan medidas frente a la violencia de género, desde actividades de prevención hasta tecnologías de protección. En el ámbito laboral se repiten fórmulas como el teletrabajo, la flexibilidad y los subsidios a la contratación. También abundan iniciativas sobre sala cuna -pendiente hace más de una década-, jardines infantiles y redes de apoyo. A esto se suman propuestas sobre postnatal y permisos parentales compartidos , además de algunas iniciativas de salud específicas vinculadas al cáncer de mama y cervicouterino.

Pero las omisiones también hablan. No todos los programas abordan la violencia de género a pesar de ser una limitación estructural persistente. Tampoco hay propuestas claras para impulsar la participación de las mujeres en espacios de poder ni para garantizar igualdad salarial. El cambio cultural necesario para cerrar brechas apenas se menciona, lo mismo que los derechos sexuales y reproductivos o un enfoque interseccional que reconozca la diversidad de realidades.

La mayoría guarda silencio sobre los recursos que harían viables sus propuestas. Y esa omisión es clave: el principal obstáculo para avanzar en muchas iniciativas ha sido precisamente el financiamiento. Tampoco queda clara la prioridad que tendrán estas medidas en la agenda de gobierno. Sin resolver estos puntos, las promesas quedarán en diagnósticos bienintencionados, pero inviables.

Un gobierno dura solo cuatro años. Se necesita agilidad y claridad para transformar las promesas en políticas reales, porque cada día que pasa son las mujeres quienes pagan el costo de la inacción. Urgen compromisos claros y verificables para avanzar, sin dar un paso atrás. Solo así podremos creer que del dicho al hecho, no habrá tanto trecho.

Por Cristina Vio, directora ejecutiva de ComunidadMujer

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