Opinión

Las sorpresas están en los márgenes

Santiago, 16 de noviembre 2025. La candidata Jeannette Jara realiza punto de prensa luego de los resultados a las elecciones presidenciales 2025. Dragomir Yankovic/Aton Chile DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

La primera vuelta presidencial confirmó la mayor parte de lo que venían diciendo las encuestas con mayor trayectoria, excepto el buen resultado de Franco Parisi, que, con firme pie en las regiones del norte, alcanzó un inusitado tercer lugar, rozando el 20% de los votos. Entre los dos primeros lugares, Jeannette Jara y José Antonio Kast, lo único ligeramente diferente -aunque fundamental- es la estrechez del margen que la candidata de la izquierda consiguió por sobre el candidato de la derecha.

Aunque el comando de Jara se pasó varios días reduciendo las expectativas, cifrando el resultado en alrededor de 28%, lo cierto es que esperaban superar el 30%, en línea con lo que suele conseguir como aprobación el presidente Boric. Sin embargo, estuvo por debajo de ambas cifras, agregando una nota sombría a la magra diferencia que la separa de Kast.

Nunca se sabrá si Jara acertó o se equivocó al tomar reiterada distancia del gobierno, pero anoche, en su discurso de agradecimiento, recordó súbitamente sus logros como ministra del Trabajo. Parece evidente que el resultado de Jara es también un juicio sobre el gobierno, perversamente combinado con el rechazo de muchos electores de la propia izquierda a su militancia en el Partido Comunista. Ambas cosas redujeron su techo electoral, a lo que posiblemente se sumó uno de sus actos finales, cuyos asistentes corearon con entusiasmo consignas contra Carabineros.

De todos modos, el aspecto central de la alocución de Jara fue el recorrido por las promesas de todos los otros candidatos, incluyendo a Evelyn Matthei, con la evidente expectativa de atraer votantes de esos derrotados, aunque el objeto de sus mayores afectos fue Parisi. Tiene razón: en su esfera política, no hay de dónde sacar más votos y, sobre todo, en una magnitud que pueda darle el triunfo.

Todo esto es muy obvio. También lo fue la reunión de los candidatos de derecha en torno a Kast, a pesar de las dudas inducidas en las semanas pasadas. En conjunto, esos tres candidatos obtuvieron en esta vuelta más del 50%, un resultado histórico para la derecha, que convertiría a quien no contribuya a mantenerlo en un aguafiestas también histórico. Por primera vez en una primera vuelta, el oficialismo parece superado de antemano.

La derrota más decepcionante ha sido la de Evelyn Matthei, que hasta el primer tercio del año era la favorita de la derecha. Una combinación de mala campaña con la debilidad de Chile Vamos la condujeron a un desenlace -el quinto lugar- que está muy lejos de lo que le habría correspondido en cualquier momento anterior.

Estos resultados sugieren un reordenamiento de todo el espectro de partidos y alianzas, que viene a poner al ciclo inaugurado por el “estallido” del 2019 y las elecciones del 2021. Un cambio de rumbo, apenas entrevisto en las presidenciales anteriores, empezará a producirse desde hoy, fuertemente determinado por las nuevas mayorías parlamentarias, también favorable a los partidos de la derecha.

La hegemonía de la derecha en la Cámara de Diputados ha pasado a Republicanos, mientras que en la izquierda se ha reforzado la del Frente Amplio con el Partido Comunista. Si se quiere hablar de polarización, nada lo expresa mejor que esta configuración parlamentaria.

Los dos triunfadores tendrán ahora un mes para cambiar sus números y tratar de alcanzar el 50%. El riesgo de la izquierda consiste en que no hay más votos disponibles en su propio campo ideológico; sólo puede intentar una labor de zapa entre las otras candidaturas. El riesgo de la derecha es que la diversidad de sus proyectos termine expulsando a votantes que los favorecieron en esta vuelta.

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