Opinión

Plebiscito y economía

AILEN DÍAZ/AGENCIAUNO

Por Roberto Méndez, Escuela de Gobierno UC

Se han perdido este año tres millones de empleos. Se trata de un gran desastre del que tomará mucho tiempo recuperarse y cuyo devastador efecto social permanece todavía oculto por la red de subsidios, fondo de cesantía y retiro del 10% en AFP, que han venido a aliviar (y a enmascarar temporalmente) la verdadera situación de los hogares. Es imposible que tales subsidios sean permanentes. Tarde o temprano, las consecuencias duras, su secuela de deudas impagas, desalojos y pobreza se harán presente (si no lo están ya). La pregunta que cabe hacerse es sobre las consecuencias de esa realidad inminente, especialmente cuando nos aproximamos a decisiones políticas decisivas. Las crisis económicas tienen efectos políticos duraderos, es evidente en la historia, mucho más allá de lo que en el momento es posible apreciar.

En la gran crisis de 1982, el desempleo llegó a niveles similares a los actuales (entonces y ahora existen dudas de cómo se mide esto). Lo cierto es que éramos mucho más pobres, no existían fondos ahorrados en cuentas individuales, y los programas de ayuda fueron precarios. La recuperación tomó muchos años. En las encuestas previas al plebiscito de 1988, ¡seis años después!, las personas mencionaban la crisis económica pasada como una de las principales preocupaciones y, se sabe, este fue uno de los determinantes del resultado del histórico referéndum (“¿Por qué ganó el No?”. CEP, 1988).

En forma previa, la crisis económica del 82 había precipitado una ola de protestas, hasta entonces inéditas en el régimen militar. En mayo de 1983, la Confederación de Trabajadores del Cobre convocó a la primera “Jornada de Protesta Nacional”, protestas que no se detuvieron por el resto de esa década hasta culminar con la derrota política de Pinochet, en las urnas, en 1988.

Las perspectivas para el empleo son hoy muy negativas. Hay sectores como el turismo, restaurantes, transporte aéreo, malls y tiendas por departamento, a los que les tomará mucho tiempo recuperarse, si es que sobreviven. Aunque la pandemia se repliegue, los hábitos de compra y consumo se han modificado quizás en forma permanente, y muchos empleos se han perdido sin retorno.

¿Cuál es el mensaje? En la coyuntura presente, más que el Covid, es la crisis económica lo que tendrá efectos políticos de largo plazo. El resultado del plebiscito, y la Constitución que en definitiva emerja de la deliberación de los constituyentes, probablemente dependen más de cómo se maneje la crisis económica, que de alguna visión ideológica determinada. Es probable que el ministro Briones tenga sobre sus hombros una responsabilidad mayor de lo que se imagina (¡que ya es mucho!). El proceso electoral que viene transcurrirá en medio de una situación económica angustiosa que inevitablemente influenciará en un desenlace que, para bien o para mal, nos acompañará por mucho tiempo.

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