Cómo combatir el presentismo en tiempos de desaceleración
El desempleo en Chile subió a 6,7% entre junio y agosto, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas. La cifra significa 0,2 puntos porcentuales más que la medición anterior y 1% de alza respecto al mismo período de 2013.
Pero más que la disminución del empleo, el clima de desaceleración y de cierta incertidumbre que ha caracterizado estos meses, genera otras consecuencias psicológicas en los trabajadores, donde el miedo a “perder la pega” es uno de los más importantes. Acto seguido, los especialistas en recursos humanos ven un aumento de lo que se denomina “presentismo”, la práctica de estar más tiempo en la oficina, para dar la impresión de que se está trabajando más, sin que eso radique necesariamente en eficiencia.
Según la encuesta de Percepción del Desempleo, elaborada por LyD, el porcentaje de familias que tiene a alguien sin trabajo aumentó un 46% en septiembre de 2014. Respecto a la expectativa de la situación del empleo general en el país a 3 meses, sólo un 20% de los encuestados responde que cree que mejorará.
Para Juan Ignacio Silva, executive manager de Page Personnel (empesa de Page Group), el contexto en Chile es parecido al que vivió España en 2010, cuando debido a la crisis económica, existía mucho temor por lo que ocurriría en el mercado laboral. “El presentismo ocurre cuando las circunstancias de las organizaciones se ven modificadas de manera considerable. En Chile, las empresas han debido ajustar sus estructuras organizacionales y prepararse al nuevo contexto económico para 2015 y, en función de eso, el clima laboral se está viendo afectado” explica Silva.
Baja productividad
El presentismo laboral puede afectar a la empresa de dos formas. La primera corresponde a la presencia poco productiva del empleado en sus horas de trabajo y la segunda, tiene relación a la ausencia del profesional por problemas de salud. “Bajo presión, la masa laboral tiende a huir. Se genera desmotivación y un presentismo con baja productividad y muchas licencias médicas,” agrega Silva.
Por su parte, Karina Pérez, directora asociada de Robert Half, comenta que, efectivamente, las situaciones de desaceleración económica afectan a las empresas. “Las compañías intentan hacer ajustes internos y puede haber gente que pierda su trabajo en el tiempo. Por eso, los colaboradores tienden a estar mucho más presentes y atentos. Tratan de visualizarse más”. Y agrega: “El problema es que culturalmente, Chile es un país con empleados que a pesar de trabajar muchas horas, tienen baja productividad. Algo que puede agravarse si se quiere cuidar aún más el empleo”.
De hecho, un estudio elaborado por la OCDE y dado a conocer a mediados de octubre, indica que Chile se ubica en el cuarto lugar de los países que tienen la jornada laboral más extensa, superando de esta forma, el promedio de los países miembros. Trabajamos más de 10 días al año que el promedio de los países OCDE.
Según el informe, nuestro país se encuentra entre las cuatro naciones con mayor cantidad de horas trabajadas anualmente, correspondientes a 2.015 horas por empleado. En primer lugar está México, seguido por Corea del Sur y Grecia.
“En períodos de incertidumbre de los mercados, naturalmente muchas personas se sienten más débiles en su performance. La primera reacción es crear instancias para mostrarse. Y en ocasiones, al no haber un sistema preciso de medición de resultados, se mide de forma equivocada la presencia. O sea, cuánto tiempo se está frente al escritorio”, explica Lucas Canevaro, managing director de DNA Human Capital en Chile.
Según Canevaro, el presentismo es producto de un sistema de gestión más bien jerárquico que meritocrático. “Pasa mucho que las decisiones del jefe no se discuten, lo que hace que pocos empleados salgan de sus trincheras”, apunta el ejecutivo de DNA Human Capital.
Cómo atacarlo
La consultora Page Group aclara que este comportamiento no ocurre en todos los mercados y establece que, en países más desarrollados, las personas se educan en temprana edad sobre la frustración e inteligencia emocional y tienen mayor nivel de tolerancia en circunstancias de crisis laboral y económica.
Juan Ignacio Silva explica que las empresas se deben preparar ante la presencia del presentismo laboral y ser capaces de generar las condiciones para que los colaboradores de la organización tomen la incertidumbre como una oportunidad y no una amenaza. “La capacidad visionaria de gestionar la estabilidad emocional de los participantes de la organización es fundamental. Las compañías pueden implementar programas de coaching de adaptación y liderazgo para soportar este proceso coyuntural”, afirma el executive manager de Page Perssonel.
Por su lado, Karina Pérez de Robert Half opina: “Nosotros hemos detectado que este año hay mucha gente que está buscando un cambio, pero que a diferencia de otros períodos, no está fácil. Lo que hay que hacer entonces, es aportar para que a la empresa le vaya bien”.
Otra técnica que de a poco aumenta en algunas organizaciones y en ciertos cargos, es permitir que los empleados trabajen desde su casa. Incluso, hay empleadores que institucionalizaron los días viernes, para que sus colaboradores realicen sus labores desde el hogar.
“Es importante que de tomar estas iniciativas, se piense bien cómo organizarse, ya que quedarse en la casa no debe perjudicar al negocio. Lo ideal es dejar las reuniones para otro día y ocupar la estadía en el hogar para esas labores donde puedes estar solo”, apunta Canevaro de DNA Human Capital. Y concluye: “En definitiva, más que la cantidad de horas, que se mida la calidad de las mismas”.
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