Cuando el discurso moral ignora su propia sombra
SEÑOR DIRECTOR:
La reciente columna “Parásitos”, de Cristián Valenzuela, busca instalar una crítica moral hacia quienes, según su mirada, “viven del Estado” o “se alimentan de recursos públicos sin aportar al país”. Sin embargo, el texto resulta paradójico al observar el propio recorrido de su autor.
Valenzuela no es un outsider del aparato público: fue jefe de gabinete en los ministerios de Energía y Hacienda durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, ha realizado asesorías para la Dirección de Presupuestos y ha formado parte de la Fundación Jaime Guzmán, institución que mantiene vínculos y financiamiento estatal mediante asesorías legislativas a parlamentarios de derecha.
Esas asesorías se pagan con recursos públicos. Pero más allá del detalle administrativo, su texto expresa la lógica de un proyecto político —el que hoy encabeza José Antonio Kast, de quien Valenzuela es asesor y posible ministro del Interior— que busca reinstalar la moral fiscal como coartada para debilitar el Estado social y los derechos laborales.
Hablar de “parásitos” desde el privilegio de haber administrado ministerios y recibido recursos públicos no es una crítica al Estado, sino la defensa de su apropiación selectiva: un Estado disponible para los de arriba y austeridad permanente para los de abajo.
Eric Campos
Secretario general
Central Unitaria de Trabajadores y Trabajadoras de Chile
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