Cartas al Director

Cuando el termómetro está malo hay que cambiarlo

Ministerio de Vivienda

SEÑOR DIRECTOR:

El reciente Censo 2024 informó un déficit habitacional cuantitativo de 490 mil viviendas, una disminución del 33% respecto de las 740 mil registradas en 2002. Podría parecer una buena noticia, pero esta cifra no refleja adecuadamente los dos problemas que más han crecido en la última década: la informalidad y la inasequibilidad. En otras palabras, la inseguridad en la tenencia y la dificultad financiera para arrendar o comprar una vivienda.

La medición actual del déficit cuantitativo se basa principalmente en tres componentes: hogares allegados (188 mil), hacinamiento (230 mil) y viviendas irrecuperables (72 mil). Este enfoque fue útil hace 30 años, pero hoy resulta insuficiente para captar un problema cuya complejidad ha aumentado. La metodología subestima, por ejemplo, a la población que vive en campamentos, que se ha cuadruplicado en 15 años; no considera el arriendo informal, que se ha duplicado en dos décadas; ni incorpora a los hogares que destinan más del 30% de sus ingresos al arriendo, que pasaron de menos de 200 mil en 2009 a más de 800 mil actualmente. Todo ello es un fiel reflejo de cómo la vivienda se ha hecho cada día más lejana financieramente.

Un proceso similar ocurrió con la medición de la pobreza. La antigua línea de pobreza ya no captaba la realidad del fenómeno, afectando el diseño y evaluación de políticas públicas. Por eso se convocó a una comisión que actualizó la metodología, cuyos resultados conoceremos en la Casen 2024.

Un termómetro sirve para detectar la fiebre; cuando falla, se convierte en un instrumento peligroso porque invisibiliza la enfermedad y retrasa su tratamiento.

Así como se modernizó la medición de la pobreza, resulta indispensable actualizar la medición del déficit habitacional, nuestro principal termómetro para evaluar el acceso a la vivienda. Incorporar variables relacionadas con la seguridad en la tenencia y la asequibilidad permitiría enfrentar este desafío con mayor precisión y sentido de urgencia.

Sebastián Bowen

Director ejecutivo de Déficit Cero

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