SEÑOR DIRECTOR:

En la Cuenta Pública el Presidente Boric anunció la necesidad de una educación de calidad, que abrace las oportunidades de todos y todas, especialmente aquellos con características de neurodiversidad, y con diferencias socioculturales. La inclusión requiere mucho más que políticas: exige una transformación cultural.

Reafirmamos que es indispensable formar a los y las docentes con un enfoque que no sólo incorpore el conocimiento técnico sobre diversidad, sino que promueva una comprensión crítica del sistema educativo y su rol en la reproducción o transformación de las desigualdades. Necesitamos pedagogías sensibles, contextualizadas y dialogantes. Necesitamos también investigación que documente, visibilice y proponga nuevas formas de hacer escuela en clave inclusiva.

Si bien respaldamos esta medida, también insistimos en que una cultura de equidad solo es posible si entendemos la diversidad como un valor, no como una excepción. La escuela tiene un rol clave, innovador. Requiere docentes formados no sólo en herramientas, sino en una ética inclusiva. Visibilizar a quienes históricamente han sido excluidos es avanzar hacia una sociedad que reconoce, respeta y aprende de sus diferencias.

La diversidad es, y debe ser, el corazón de toda política educativa que aspire a la justicia y equidad educativa. La medida anunciada por el Presidente abre una puerta. Dependerá de todos nosotros recorrer ese camino con decisión, responsabilidad y convicción. Que esta no sea sólo una buena noticia de gobierno, sino el inicio de un cambio profundo, que ponga fin a la invisibilidad y dé paso a una cultura del reconocimiento.

Natalia Salas y Marlene Fermín

Doctorado en Educación, U. Finis Terrae