Jorge Alís: "En un momento dije 'no quiero esto, quiero estar en mi casa'"

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Antes de su regreso al Festival de Viña, el humorista revela los problemas que sufrió tras el éxito en 2014, la distancia con su familia y las ofertas de la TV que rechazó.


En 2014 el humorista Jorge Alís (52) dio el gran salto. Flashes, shows agotados, reconocimiento masivo y dinero fresco en sus bolsillos, llegaron luego de su recordada presentación en el Festival de Viña de ese año, en que despegó y se convirtió en el comediante del momento. Tanto así, que capitalizó ese éxito y dos años después hizo la película Argentino QL, "solo con plata mía y la de un par de amigos", dice. Pero tras el vuelco de su carrera, dejó de estar en primera línea; sus prioridades cambiaron y hoy, reconoce, "no quiero ser el number one, prefiero dedicarle tiempo a mi familia".

Lo dice seguro, sin espacio para dudas. Aunque abundaron las ofertas laborales, "en teleseries, televisión, incluso me ofrecieron animar el late No culpes a la noche de TVN, cuando nacía el proyecto, las rechacé todas", detalla. El hombre alegre, avasallador, de humor punzante, se muestra frágil, se quiebra y entre lágrimas recuerda: "Tras Viña estuve dos años sin parar de trabajar y viajando mucho. La imagen que tenían mis tres hijos de mí en esos años era que yo no estaba nunca en casa. El otro día vi un video del menor, de entonces dos años, en que me imitaba. Agarraba un bolso y decía 'chao, me voy al show, chicos'. En un momento uno piensa 'no quiero esto, quiero estar en mi casa con mi mujer y mis hijos'".

Su decisión también le permitió reinventarse, y es así cómo desde hace un par de años se volcó a hacer videos de humor que cuelga en redes sociales y en YouTube, donde su canal suma más de 15 millones de visualizaciones. De paso, decidió prescindir de la televisión, porque "me frenaban ciertos contenidos", explica.

Pero ahora ya se alista para volver a concentrar toda la atención, ya que regresa a la Quinta Vergara el miércoles 27 de febrero. "Todo el entorno mediático de Viña te intimida", dice. Y revela: "Ningún escenario provoca el nervio artístico como Viña. Me estoy preparando un montón para esto, porque soy neurótico y voy del fervor de la alegría a la crisis de pánico en dos segundos".

Alís presentará una rutina donde habrá música y baile con la participación de algunos actores en escena, pero "el género base será de stand up", apunta. Y para eso, tomará elementos de la contingencia y se apoyará en el guión de su último espectáculo, No lo dije, lo pensé, donde hace una radiografía del Chile actual tocando temas como la política, la salud y la migración.

"Es un día cul… en la vida de cualquiera en relación al nuevo Chile como extranjero. Hablo de la cantidad de inmigrantes que hay acá hoy en día, junto con lo que significa Chile en relación al resto de Latinoamérica: su fuerza económica, un país ordenado", puntualiza el cómico que lleva 22 años viviendo en el país.

¿Qué le parecen las críticas de un sector contra la llegada de extranjeros?

En mi última rutina toco eso haciendo una interpretación de la sociedad, que tiene que ver con lo que se piensa y lo que se dice en público, porque eso te puede poner frente a un montón de ismos: racismo, machismo.

¿Cree entonces que es más difícil hacer humor hoy?

No. Lo que sí, hay un cambio en la sociedad y en la forma de hacer reír para no herir susceptibilidades. Por otro lado, hay que trabajar más, porque hoy pasa algo y aparecen 100 memes al instante y antes era el humorista contando un chiste.

¿Le gusta ese humor, más propio de los años 90, del cuentachistes que se mofaba de los defectos físicos o de la sexualidad?

No le puedes quitar la importancia al tipo que hacía chistes, no solo utilizaba a la guatona y a tu hermana. ¡Dinamita Show hacía un humor maravilloso! Dino Gordillo también, el loco igual criticaba a la sociedad desde el chiste. Ahora, si todo se basa en la guatona y tu hermana y la coja, ahí se peca de no tener otras aristas en el humor. Sí me molesta el estereotipo del juego ese de la homosexualidad y que no salga de ahí.

La imitación que hizo Stefan Kramer del presidente Piñera en la Teletón recibió críticas, e incluso fue cuestionada por Don Francisco. ¿A usted qué le pareció?

Está bien que provoque. En este caso hay un error de Don Francisco de retarlo (a Kramer) como un papá delante de toda la familia.

Se fue de Argentina hastiado por la crisis económica y social, que es cíclica, ya que ahora la nación enfrenta una situación similar. ¿Cómo ve a su país hoy?

Argentina me da pena y rabia. Me enoja, me hace daño que la cosa sea cíclica, que nunca tenga fin; porque tengo a mis viejos allá que son tipos de 70 y algo, hechos mierda. Tienen una jubilación de 150 lucas con la que no viven. Yo les mando ropa que compro en Patronato y outlets para que vendan allá y tengan un ingreso.

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