La multiplicación de los debates presidenciales
Es bienvenido el interés por abrir cada vez más instancias de debate, lo que permite a la ciudadanía contrastar mejor las diversas ofertas programáticas en juego. Por ello es importante que no amaine la disposición de los candidatos por participar en estos foros.

Ha sido llamativo cómo en el último tiempo se han multiplicado las instancias donde los distintos candidatos presidenciales han debatido sobre los más diversos temas. Ello ha dado pie a intensas polémicas -así ocurrió, por ejemplo, entre Jeannette Jara y Evelyn Matthei por las cifras de empleo en sus respectivos períodos como ministras del Trabajo-, al tiempo que también han permitido conocer los primeros despliegues programáticos, brindando a la ciudadanía la oportunidad de que se vaya formando su propia opinión. Junto con permitir la difusión de propuestas -algo indispensable para un voto más informado-, los debates también contribuyen a abaratar el costo de las campañas, porque de algún modo “quitan” las ventajas a los que tienen más recursos, y hacen más cercanos a los candidatos.
En campañas presidenciales previas no se observó esta misma intensidad para debatir; por el contrario, una de las críticas recurrentes era la falta de debate. Hoy, en cambio, ha sido notorio cómo las organizaciones de la sociedad civil han sido especialmente activas para promover instancias de debate. El contar con esta mayor cantidad de oportunidades también permite presentar propuestas para sectores específicos -relevante es saber, por ejemplo, qué se propone en áreas como educación, transporte o vivienda, entre otras-, tal como ocurrió esta semana en “El futuro de la minería en Chile”, organizado por estudiantes de la Escuela de Ingeniería UC, o Enatrans 2025, organizado por Chiletransporte.
Este interés por contar con la presencia de los candidatos -o bien de sus principales asesores- ha sido acompañado en general de una actitud proclive de los propios comandos por aceptar la mayor cantidad de invitaciones y participar en los distintos foros, evitando colocar exigencias especiales, si bien esta semana el comando de Jeannette Jara señaló que la candidata disminuirá su presencia en foros para privilegiar las giras a regiones.
Posiblemente el mayor interés por generar espacios de debate sea también el reflejo de la expectación que existe de cara a estas elecciones presidenciales, donde inéditamente la abanderada de las principales fuerzas de izquierda es una militante del Partido Comunista, en tanto que las derechas están divididas en estos momentos en tres alternativas. A ellos gradualmente se están empezando a sumar otras candidaturas independientes -cada una representando sensibilidades particulares-, y en la medida que logren estar en la papeleta añadirán más grados de complejidad en esta competencia.
En ese escenario, sin duda muy desafiante para los electores, conocer en mayor profundidad lo que cada candidatura ofrece al país resulta particularmente valioso, y los debates permiten precisamente ir perfilando los contrastes. Las candidaturas deben ser conscientes de que cada frase, cada propuesta está siendo escrutada con especial atención, y por lo mismo los pasos en falso pueden costar caro. Le acaba de ocurrir a la candidata Jeannette Jara, quien precisamente en uno de estos debates refutó la interpelación que le hizo José Antonio Kast, en orden a que el programa que Jara presentó en las primarias contemplaba nacionalizar el cobre y el litio, algo que fue negado tajantemente por la abanderada, pero que al día siguiente se vio en la necesidad de rectificar y reconocer que tal propuesta fue un error.
Esta semana ha sido sin duda la más compleja para el comando de Jara, justamente porque está quedando a la vista que las propuestas medulares que la candidata comprometió en las primarias están siendo desechadas una a una ya sea por ella misma o por su jefe del equipo económico sin mayor explicación, lo que ha llevado a preguntarse si ante este súbito giro de “moderación” Jara tiene un relato que ofrecer.
Cabe lamentar que la abanderada se haya bajado del debate que el jueves había organizado ChileTransporte, precisamente porque habría sido la instancia para aclarar estas contradicciones programáticas, pero por lo mismo es de esperar que no se siga marginando a futuro, precisamente por la importancia de que los alcances de sus propuestas sean confrontados de cara a la ciudadanía. Este episodio debe ser a su vez aleccionador para el resto de las candidaturas, donde queda claro que la consistencia programática que sean capaces de exhibir será una variable relevante en los foros que vendrán, y es también importante que no decline el interés por seguir participando en este tipo de instancias.
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