Por Daniel FajardoCapital de riesgo en 2026: liquidez al alza pero filtros más duros
Inversionistas del ecosistema startup coinciden en que el 2026 abrirá una ventana de oportunidades para startups y fondos, con mayor actividad regional y mejores condiciones de levantamiento, pero con ciertas precauciones.

La industria del venture capital (VC) o capital de riesgo entra a 2026 mirando el inicio de un nuevo ciclo, marcado por mayor liquidez, un repunte gradual en transacciones, un ecosistema más maduro y un endurecimiento generalizado de los criterios de inversión. Tras el ajuste global de 2022 y 2023 —cuando las inversiones en startups cayó cerca de un 50% en volumen transado a nivel mundial— y una recuperación moderada en 2024, según Crunchbase y CB Insights, el mercado vuelve a moverse, pero bajo reglas más estrictas.
En América Latina, la industria cerró el año pasado con alrededor de US$4.600 millones invertidos, muy por debajo del peak de 2021 pero mostrando una recomposición hacia empresas con fundamentos más sólidos. En Chile, las inversiones superaron los US$400 millones en 2024 según cifras gremiales, impulsadas por rondas más selectivas, startups más maduras y nuevos gestores levantando vehículos orientados a capturar oportunidades regionales.
Liquidez en alza
La reactivación de las fusiones y adquisiciones (M&A por sus siglas en inglés), aparecen como una señal incontrarrestable del nuevo ciclo. Cristóbal Silva, managing partner de Fen Ventures, sostiene que están observando “un repunte significativo en la actividad de M&A en la región, con un número considerable de empresas de nuestro portafolio ya recibiendo interés de potenciales compradores”. Según indica Silva, este dinamismo se alinea con la tendencia global de empresas tradicionales buscando adquirir capacidades tecnológicas en vez de desarrollarlas internamente.
La inteligencia artificial (IA), por su parte, actúa como el segundo gran motor. “Estamos observando crecimientos robustos en diversas industrias potenciadas por la IA”, añade Silva. De hecho, se estima que en Chile, cerca un tercio de las nuevas startups creadas en 2024 incorporaron IA como parte estructural de su modelo, y los grandes conglomerados han acelerado la integración de automatización, analítica avanzada y herramientas de productividad basadas en inteligencia artificial.
Alejandro Tocygl, partner de Kayyak Ventures, destaca que esta etapa encuentra a Chile en un punto más robusto: “El ecosistema chileno llega a esta etapa más maduro, con startups que aprendieron a operar con eficiencia, valorizaciones alineadas a fundamentales y una mayor presencia de capital de largo plazo”. Según Tocygl, este aprendizaje viene del ajuste forzado de 2023 y 2024, que obligó a revisar costos, replantear estrategias y profesionalizar la gestión interna.
No obstante, la madurez no elimina los riesgos. Tocygl advierte que la volatilidad en las valorizaciones de empresas de IA, el escenario geopolítico global y la posibilidad de desaceleración en Estados Unidos podrían tensionar el flujo de capital. Aun así, subraya que las tendencias de digitalización, inclusión financiera y transición energética continúan impulsando oportunidades.
El entorno político chileno también será decisivo. Para Cata Taricco, directora en Impacta VC, el resultado electoral de diciembre tendrá un impacto directo en la percepción de riesgo país: “Las elecciones incidirán directamente en el nivel de certidumbre que entregamos como país. El capital se mueve donde hay confianza y estabilidad”. Tariccoagrega que el ecosistema puede crecer, pero requiere mayor visibilización del rol de los limited partners (invresionistas que aportan a un fondo) y medidas que den continuidad al desarrollo del sector.
Francisco Guzmán, presidente de la Asoiciación Chilena de Venbture Capital (ACVC), aporta una mirada convergente: “Se observa una tendencia generalizada al optimismo, marcada por un nuevo ciclo con mayor liquidez, más actividad transaccional y mejores perspectivas para levantar capital”. Sin embargo, advierte que Chile debe alinearse con el ritmo de otros mercados latinoamericanos: “Será clave consolidar un entorno que favorezca la inversión, la innovación y la expansión internacional de las startups”.
Justamente, uno de los desafíos más profundos es la falta de liquidez local. Andrés Meirovich, partner de Genesis Ventures, es categórico al respecto: “La masa de inversionistas es muy acotada. El tipo que invierte no tiene plata sin límite. Se necesita mucha liquidez”. El ejecutivo sostiene que plataformas como ScaleX y el Fondo de Fondos, (que está incluido en el proyecto de ley que crea la Agencia de Financiamiento e Inversión para el Desarrollo, Afide) son herramientas críticas para ampliar la base de capital y permitir salidas parciales que reciclen recursos hacia nuevas rondas.
Criterios de inversión
El nuevo ciclo trae también un endurecimiento profundo en los criterios de inversión. Taricco afirma que hoy “un product–market fit ya no es suficiente para merecer un ticket de inversión. La industria está más ajustada, y la rentabilidad es clave para la sostenibilidad del negocio”. Según agrega Taricco, esto ha elevado las barreras de entrada a niveles no vistos desde antes del boom de 2021.
Guzmán coincide y explica que los inversionistas están buscando startups altamente preparadas: “La tendencia es privilegiar procesos mucho más rigurosos, con énfasis en la calidad de los equipos fundadores, la solidez del modelo de negocio y la capacidad de ejecutar un crecimiento sostenible”. Para él, ya no basta con una idea atractiva: se necesitan métricas claras, gobernanza robusta y proyecciones realistas.
Tocygl aporta la mirada operativa: los fondos están evaluando con mayor detalle los “modelos de negocio eficientes en uso de capital, márgenes sanos y una ruta clara hacia una ventaja competitiva sostenible”. Según indica Tocygl, los equipos capaces de operar regionalmente desde el inicio —con estructuras livianas y procesos replicables— tendrán una ventaja competitiva.
Pero la presión no recae solo en las métricas. También en las personas. Meirovich observa un fenómeno complejo: “Al no lograr el éxito y no aumentarse el sueldo como quisiesen, los fundadores optan por irse… y ese es un tema muy profundo. Un fondo de VC invierte en un equipo”. Según Meirovich, este desgaste se vuelve especialmente crítico en un contexto donde las rondas se demoran más y requieren mayor disciplina interna.
A nivel local, esta exigencia se ha traducido en un fortalecimiento de los estándares de gobernanza: más directorios formales, reporting trimestral, métricas operativas consistentes y procesos internos más profesionalizados. Esto responde, en buena parte, a nuevas exigencias de inversionistas, que buscan estructuras más cercanas a mercados desarrollados, explican los consultados.
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