Por respeto a la historia de Chile y al General Baquedano estoy de acuerdo con retirar la estatua y bautizar a la Plaza Italia como "LA PLAZA DE LOS SIMIOS", LA ZONA CERO DEL DESPERTAR DEL LUMPEN

En la frecuencia de ese desahogo que posteó por Twitter (8 de enero) ha sido su discurso durante la crisis social que ya va por su cuarto mes. Sin grises. Firme con Carabineros, contra "la izquierda y los organismos de derechos humanos que los tiene amarrados de manos", y acusando "indefensión" e incluso denunciando que "@PJudicialChile @FiscaliadeChile @GobiernodeChile son cómplices de estos grupos". No ha vuelvo a publicar nada desde el 3 de febrero y menos desde que el domingo detonara el enésimo escándalo en que se ha visto envuelto por algo que dijo, escribió o hizo gracias -o por culpa- a ese instinto impulsivo y del que le han recomendado cien veces que se cuide. El de ahora lo tiene involucrado en la trama de denuncias de irregularidades, coimas, dichos y desmentidos junto a un contratista del MOP, y también ha tocado a un ministro y a un diputado y ex intendente Evópoli.

Mientras Bruno Fulgeri, el empresario que asegura que Gustavo Hasbún Selume le pidió $30 millones de pesos a cambo de gestiones en el ministerio, se siga paseando por matinales y replicando su versión, el ex alcalde y ex diputado UDI que ha legado un museo de memes, pullas y trolleos a lo largo de su trastabillante trayectoria, seguirá en modo mute, a cientos de kilómetros del sur de Santiago (dicen que está en Villarrica, donde se terminó de construir una casa el 2015). Si esta vez le hace caso a quienes lo están aconsejando en el partido que lo tomó por adopción hace décadas, dejará pasar unos días antes de salir a contar en detalle "su" versión de los hechos, siguiendo el consabido manual de campo político de ponerse en la vereda de las víctimas y detallar lo mal que lo ha pasado desde que se viralizó el audio que termina con su voz advirtiéndole al contratista "...ojo, que esto cuesta plata".

Es cierto que al insinuar en el mismo audio que hablaría con el ministro de Economía, Lucas Palacios, esta vez se ganó las iras de parte del gobierno y de su sector. Pero aunque hasta sus amigos recalcan que Hasbún tiene una habilidad para meterse solo en problemas, en la plana mayor de la UDI la orden es clara: nada de insinuar suspensiones de militancia y lo que manda es, otra vez, la presunción de inocencia que antes se enarboló en el nombre de Jovino Novoa y Pablo Longueira, y hace poco por Felipe Salaberry. Así como al ex subdere lo defendió la presidenta Jacqueline van Rysselberghe, ahora está haciendo lo mismo por el protagonista de esta nota. Ambos se conocen desde que él fue alcalde de Estación Central y ella en Concepción; ella lo considera inteligente y políticamente hábil, y le cree la versión que le contó por Whatsapp. O sea, que Fulgari intentó desquitarse porque perdió contratos por el MOP, apoyado por el diputado Evópoli Andrés Molina.

Lo malo es el momento que eligió Hasbún para volver a ser trending topic, con una crisis que amplifica la condena por redes sociales y demases. "Chile cambio, pero la UDI no cambió", cuenta un cercano suyo. Pero también recuerdan que el historial del ex diputado muestra una tendencia estadística cargada a la polémica.

De brigadista nocturno a la foto con Pancho Malo

Ni alumno de Jaime Guzmán ni nada de eso. Hasbún fue primero militante de RN, desde que fue dirigente en su juventud. En 1989 trabajó para la campaña a diputada de Evelyn Matthei, antes de que ella se fuera del partido. Después trabajó para Sebastián Piñera y fue uno de sus hombres de confianza a fines de los '90, cuando esa tribu y la UDI de Novoa, Longueira y Lavín eran enemigos letales. Duró como asesor en Apoquindo 3000 hasta 1999, año en que fue reclutado para la campaña presidencial del alcalde UDI de Las Condes contra Ricardo Lagos. Lo fichó el hoy diputado Javier Hernández, encargado territorial, para el aparato callejero de la Metropolitana porque entonces había que cuotear con cuidado los cargos entre ambos partidos.

También, fiel a su sangre, partició en la Unión General de Estudiantes Palestinos (UGEP)

Su carrera partió como jefe de brigadistas y su misión era copar ciertas zonas de la capital. Sin twitter ni celulares (con suerte se podía jugar a la culebra en ellos) las campañas de propaganda se peleaban de noche entre bandos que pegaban carteles y colgaban palomas que los defendían a golpes y hasta con balazos de las bandas rivales, con un pie en el lumpen. Hasta hoy recuerdan los responsables de esa campaña que el "coordinador metropolitano" era "eficiente y activo". Terminó yéndose de RN y fichando en la UDI, bajo cuya bandera fue alcalde y después diputado.

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Santiago 15 Noviembre 2007.

Gustavo Hasbun, Alcalde de la Municipalidad de Estacion Central, recibe a Joaquin Lavin, para estudiar propuestas para mejorar Transantiago.

foto richard ulloa[/caption]

De ahí en adelante, la fama. Los flashes. Y las polémicas. "Colocolino, papa de dos hijos maravillosos, voluntario de la 16 Compañia del Cuerpo de Bomberos d Santiago" se define en su twitter. Lo de colocolino lo llevó a ser parte del directorio de Blanco y Negro S.A., la concesionaria del mismo plantel albo que presidió Gabriel Ruiz-Tagle, el primo del senador Juan Antonio Coloma. El 2012 circuló una fotografía en que Hasbún y el aún diputado Celso Morales salían junto a Francisco Muñoz Carrasco, aka "Pancho Malo", entonces jefe de la Garra Blanca, y otro barrista, el "Ardilla". Los UDIs se desentendieron del asunto y dijeron que no tenían relación con ellos.

Hasbú contó hace años -en una memorable entrevista en "Sábado"- que tiene un arma y que había hecho un curso de tiro y que su padre le había dicho que no se metiera en política, porque "el viejo sabía lo que iba a pasar". En la UDI llegó a ser jefe de bancada de diputados durante la segunda mitad del primero gobierno de Sebastián Piñera, y nunca se le conocieron muchos enemigos internos porque tenía la habilidad de ser algo transversal entre los lotes internos. Los mismos que han tomado palco pero también lo han apoyado cuando hasta su vida privada le ha costado trolleos.

En el mismo museo quedaron episodios como el "Pololagate", cuando una joven lo demolió por Twitter posteando "Defender a tu pololo públicamente por creer que es lo justo mientras todo Chile lo critica, para dp saber que sale a la vez c/2 minas. Lindo!"

"Hay que estar tranquilo"

Piezas más recientes de la colección incluyen ese mensaje de texto que le envió a Carlos Alberto en medio del Caso Penta, con tan mala suerte que un fotógrafo de prensa hizo zoom dentro de la sala del tribunal sobre la pantalla del celular del Choclo: "Nunca he tenido la oportunidad de intercambiar palabras contigo y sólo te quiero transmitir todo mi apoyo, mi cariño y mi respeto. Finalmente, quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo para lo que necesites. Un abrazo fuerte y mucha fe".

"Era una persona que ayudaba al partido y yo, sin tener mayor relación, le mandé un apoyo sincero. Fue una cuestión humanitaria", explicó después. Sus amistades remarcan que Hasbún suele tener suficiente desplante como para entablar diálogo con gente que ni conoce.

Sus conocidos, en esta vuelta, no lo han olvidado. "Hay que estar tranquilo y dar la pelea. Cuenta conmigo", dicen algunos mensajes que han llegado a su teléfono. Todavía indignado por lo que está pasando -su carácter tiende a lo irascible- Hasbún sigue mantiendo amistades entre sus ex compañeros en la Cámara de Diputados.  La lista incluye al hoy "Republicano" Ignacio Urrutia, Claudia Nogueira y el hoy ministro de la Segpres Felipe Ward. Si con este úlimo siguen o no hablando mientras la polémica afecta también al ministro Palacios, de momento se desconoce.

También sigue considerando amigos suyos a Jorge Fuentes (secretario general de la UDI), Laurence Golborne, y Rodrigo Delgado, sucesor suyo en la alcaldía de Estación Central, y que el 2015 fue involucrado en otro escándalo junto con Hasbún por culpa de otro mensaje de audio.