Econciencia
El balance
Así como en una casa el refrigerador es la fuente fija de mayor consumo energético al año, para Chile, el gran consumidor es la minería.
Chile contribuye con aproximadamente el 0,2% del CO2 liberado en el planeta, una cifra que está en aumento, por lo que habrá que prever lo que ocurra en el futuro, cuando alcancemos mayores niveles de crecimiento y desarrollo. Para ejemplificar y reflexionar sobre este escenario podemos decir que la UE aporta el 12% de CO2, China 24% y EE.UU. 21%. Si en Chile no existiese la gran minería, la energía prácticamente sobraría y el daño ambiental sería muchísimo menor; la polución generada por Chuquicamata ya tiene una ciudad sepultada. Sin embargo, nuestro progreso se vería afectado, de hecho el cobre nos ayudó a soportar la recesión.
Cuando sus trabajadores entran en huelga, lo que nos importa es cuánto dejamos de ganar por día y no lo que ocurre con su fuerza de trabajo y el gasto energético que la paralización significa, pues volver a encender sus calderas es carísimo y un proceso muy lento.
El cobre, a pesar de ser abundante en nuestro país, requiere demucha energía para su producción. Para su explotación, entre explosivos, camiones, chancados, purificados, refinados, moldeados, laminados, vueltos a trasportar, etc., se gastan alrededor de 16(kWh/kg); como referencia, el gasto en la producción de vidrio es de 6, de ladrillo es 1,2; de adobe 0,4 y de madera 0,2. Estos son valores referenciales promedio, no hay transporte final de ellos y existen variaciones dependiendo de la fuente. En el caso del cobre, el costo de la energía requerida repercute en su precio: mientras más energía convencional se emplea, este será mayor.
Hoy se estudian alternativas energéticas, entre ellas la posibilidad de dotar al país con centrales nucleares, una fuente de mucho poder energético, durable y menos contaminante. El problema es saber a dónde van a parar los residuos radiactivos, que son altamente dañinos y tardan cientos de años en dejar de serlo. El otro tema complicado es tener la certeza de quién será el proveedor de uranio y cómo se podría asegurar no caer en una dependencia atómica. Podría ser peor que con el petróleo, de hecho ha habido guerras por el líquido negro, pero una guerra por el uranio es otra cosa.
El tema es complicado. Mantener la ‘gallina de los huevos de cobre’ y no dañar el medioambiente. Ambos nos convienen.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.