Editorial
Semana del 22 al 29 de septiembre de 2012.


Casi todos los años en esta época vamos a Valparaíso y tratamos de recopilar los cambios que se han producido en el puerto: lo nuevo, lo antiguo, lo bueno y lo malo. Y cada año nos sorprende, porque siempre hay algo que contar.
Este año quisimos además ampliarnos a casas del resto de la V Región, porque junto a septiembre llega la primavera y con ella las ganas de salir y estar afuera aumentan.
Personalmente, Valparaíso no es mi ciudad preferida, no porque no me guste, sino porque nunca me he dado el tiempo para recorrerla y conocerla como se merece, pues cada vez que parto con espíritu de aventura, me pierdo o llego a lo típico, y siempre después me dicen “pero como no pasaste por… o fuiste a… si estabas al lado”; por ahora está en prioridad en mi lista de pendientes.
Tratamos de que esta edición coincidiera con septiembre porque creemos que Valparaíso se ha logrado m

antener como un ejemplo contemporáneo de chilenidad, siempre sumando nuevas cosas, como los ahora hoteles boutiques, a los que se puede ir en prácticamente todos los cerros; hace solo una década se contaban en una mano y sobraban dedos. Los emprendimientos creativos y culturales se han mantenido como un polo de atracción; gente que quiere hacer cosas, que se autogestionan y organizan, han atraído actividades no tradicionales a la gestión del puerto, que lo han renovado de buena manera... se podría decir que es nuestro Berlín criollo.
La mezcla entre puerto, ciudad universitaria, sobreviviente de glorias pasadas y olas de inmigrantes le da una característica única; no es Viña del Mar, a pesar de la casi fusión actual, y tampoco es una ciudad balneario.
Esperamos que, al igual que en años anteriores, esta edición les sirva para seguir descubriendo lo nuevo y revisitar lo de siempre.
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