La semana pasada, en una comida de amigos, descubrí Spotify. Si, sé que llegué varios meses tarde a esta aplicación, pero son tantas las cosas que salen todo el tiempo, que al menos para mí es imposible estar al tanto de todas.

Los últimos días me he dedicado a rescatar música que hace mucho no escuchaba, a seguir a algunos que creo marcan pauta y a tratar de sincronizar todos los equipos de mi casa, celular y otros.

Y es que la tecnología cada vez es más fácil, abarca más campos y relaciona más cosas de nuestro día a día. Me acuerdo cuando hace no tantos años una amiga se construyó casa y pidió que le pusieran conexión de red detrás del refrigerador, y el eléctrico y varios más la miraron con cara de loca, hoy eso ya no ocurre.

Creo que estar al día con todo es un trabajo en sí mismo, pero hay que hacer el esfuerzo de saber qué está pasando, para dónde avanzan las cosas. Declaro sin complejos que no quiero tener más páginas sociales o estar en nuevas redes, pero me interesa estar en las masivas, me preocupo de tener un celular que las soporte, y aunque aun no pierdo el pudor de postear mi vida en las redes y por lo tanto no lo hago, sí las uso para seguir y estar informado. Me pasa con Twitter, por ejemplo; cuando hay una noticia importante, tomarle el pulso a la calle y su opinión al respecto es inmediato y real, sin filtros. También me sirve para medir la respuesta que genera cada semana la revista; por ejemplo, la que hicimos sobre diseño inclusivo tuvo bastantes comentarios más que lo normal, lo cual nos confirma que es un tema que interesa, que genera opiniones y que debemos seguir trabajándolo.

Este número lo concentramos en tecnología e iluminación, temáticas potentes en sí mismas y muy relacionadas entre sí. Hoy, gracias al desarrollo de nuevos métodos y técnicas, es posible conseguir lámparas y equipos de alta eficiencia, a más bajo costo y de muy larga vida... cada año los saltos son más grandes. ¿Hasta dónde podemos llegar? Difícil adivinar, solo me atrevería a decir que estamos hoy donde hace cinco años nunca imaginamos llegar.