Espacio: Buenas manos
Simple. Los dueños de esta casa tienen dos hijos y uno en camino. Les gusta vivir de manera sencilla, las comidas en patota, las actividades al aire libre y de disfrutar al máximo la vida de barrio. Su casa, construida por Estudio Larraín, es parte de eso.


Esculturas y paisajismo
son obra de Macarena Vicuña, quien estructuró un jardín no para mirar, sino para vivir, con un diseño minimal,en que pequeñas franjas de pasto, acompañan magnolios, mandarinos, acer japónicos y hasta una araucaria. En la terraza privada del dormitorio principal destacan fuentes con especies de agua y jardineras con suculentas.
La casa está vestida con muebles hechos a medida y diseñados por los propietarios y algunos clásicos modernos, para ser un complemento de la propuesta arquitectónica de Estudio Larraín (
).
Disfrutar.
Apenas pusimos un pie cerca de la puerta principal, aparecieron dos niños (de 6 y 5 años) corriendo con unos aviones de papel desde el segundo nivel. Daban vueltas alrededor de la escalera vidriada, bajaban al subterráneo hasta al patio interior con bambú, volviendo luego, para seguir al jardín. Nosotros aún afuera, podíamos verlos a través de este patio de luz de triple altura totalmente acristalado. Es este el eje de esta construcción, diseñada por los arquitectos de Estudio Larraín, Rodrigo Larraín Gálvez y Rodrigo Larraín Illanes -padre e hijo-, para adaptarse al particular estilo de vida de una familia que le gusta compartir y el contacto con la naturaleza. "Me encanta saber que siempre sé lo que están haciendo mis hijos. Todos los espacios están comunicados y nos permite fomentar el ambiente familiar", dice la propietaria.
Nos cuenta que la familia creció rápidamente. Era claro que ya no podían seguir viviendo en un loft, su anterior hogar. Así que tuvieron que pensar dónde y cómo querían vivir y hacer familia. Les gusta acampar, hacer trekking, windsurf, pero también disfrutan de la vida en la ciudad. Salir a caminar con su perro o simplemente ir a comprar unas empanadas al almacén de la esquina. Así que optaron por Vitacura. Vieron, y recalca, más de 70 casas. Llegaron a esta el mismo día que nació su segundo hijo y no dudaron en comprarla de inmediato. Estaba justo al frente de una plaza.
El terreno era de 14 x 32 metros y la casa era parte de un condominio de los años 60. Sin embargo, no vacilaron en aceptar el consejo de los especialistas y botaron la antigua construcción para emplazar una nueva que se acomodara más a su estilo de vida. Los arquitectos proyectaron una vivienda cerrada hacia la calle y abierta en su totalidad al jardín, de dos niveles y un subterráneo, y de espacios flexibles en su uso.
Mientras seguíamos conversando, la dueña sacó algunas hierbas de su minihuerto para el almuerzo. Tiene orégano, menta, cedrón, perejil, romero y tomillo. Y nos condujo hacia la cocina, otro punto neurálgico.
El jardín se aprovecha al máximo. No se sabe bien si la casa es una prolongación del jardín o viceversa. El tema es que la casa se abre totalmente. Los ventanales se desplazan por completo, así es que el living se transforma en parte de los exteriores. Fue por eso que el exterior se estructuró de tal forma que la real terraza mirara a la casa, al living comedor en el primer piso, y al balcón de la habitación principal en el segundo nivel. Los espacios fueron diseñados para que se conecten y para enfatizar lo esencial, el ambiente familiar. Claramente, esta casa tiene buenas manos.
Conexión.
Apenas comienza el buen tiempo se abren los ventanales en su totalidad, metiéndose el jardín y el agua al interior y quedando solo una losa flotando inundada por el sol. Además una celosía de cedro tamiza la luz.
"Es una vivienda donde no se marca la diferencia entre los espacios, interior-exterior, privados-públicos. Es una casa que se permeabiliza hacia el exterior, que se abre y cierra para transformarse", sostiene Rodrigo Larraín Illanes.
INSPIRACIÓN
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
4.