Factoría cultural
Decimos que una persona tiene buen gusto cuando ve lo bueno debajo del agua, cuando reconoce el talento a kilómetros de distancia y más aun cuando es capaz de componer, en este caso en reducidos metros, una sinfonía propia, donde su talento y el de otros simplemente se lucen.
Olfato y rapidez de sabueso, habilidad y encanto, todas cualidades que parecen sacadas de algún personaje de novela victoriana, ese joven refinado, inteligente y, en el buen sentido, oportunista, al que sencillamente no se le escapa la presa, ni siquiera en un universo tan complicado y único como es el del arte. Periodista dedicado a la asesoría de arte hace ya unos años -por lógica-, sus días transitan entre artistas, viajes, coleccionistas y teóricos. Sabe perfectamente quién es promesa, en quién invertir y quiénes merecen respeto y admiración. Él es el dueño de este departamento que no supera los 55 m² en pleno Providencia. Aquí ni las tendencias ni los lugares comunes cuentan, solo el instinto, ese que se alimenta y ejercita únicamente con el conocimiento.
Luego de un largo proceso de búsqueda llegó a este departamento principalmente porque sus amigos estaban cerca, repartidos en las cuadras cercanas, y porque cuando abrió la puerta enganchó con su distribución, rara para un departamento, pero comprensible al saber que el edificio que lo alberga fue construido en los 80 como hotel, que poscrisis económica cambió su giro. Así lo delatan las ventanas en diagonal con vidrios empavonados que tienen efecto espejo de lo que pasa bajo ellas.
Basta conversar unos minutos para que a uno le quede más que claro qué es lo que mueve a este amante del arte y que su opinión es influyente. Arriesgado, adelantado, coleccionista, sensitivo y visionario, apunta y dispara: "Hay que darle mayor énfasis al coleccionismo. En este país faltan personas dedicadas a esto. Faltan empresa y personas individuales que consuman cultura". Y al mirar a su alrededor vemos que es de aquellos que practican lo que predican. En los muros del living, la entrada, el dormitorio, justo antes de entrar al baño y hasta en la cocina, quienes conviven con él son las obras de Voluspa Jarpa, Paz Errázuriz, Alfredo Jaar, Gracia Barrios, Eugenio Téllez, Norton Maza, Roberto Matta, Carlos Altamirano y Juan Pablo Langlois, entre tantos otros. También están las promesas del circuito nacional como Cecilia Avendaño y Mono Lira, por nombrar solo algunos.
Sobre la mesa de comedor el dueño de casa puso repisas de madera y sobre ellas una serie de libros y objetos. En una parte de esta muralla hay una caja de luz del artista chileno Bernardo Oyarzún.
Esto del coleccionismo, ese afán por poseer belleza, una y otra más, sumando ejércitos de piezas únicas, se expande además a los objetos; por ejemplo: sobre las mesas 50 pisapapeles de cristal, además de cientos de revistas y libros meticulosamente ordenados por color. "La decoración la imagino a partir de las cosas que voy coleccionando; por lo tanto, puedo decir que el espacio se pone a disposición de estos objetos que he ido recolectando a lo largo de mi vida", nos cuenta.
Se abrió camino en el mundo de la cultura y el arte cuando recién salido de la universidad trabajó viendo las comunicaciones de esa inolvidable generación que compuso el colectivo Inoxidable NeoPop en 2006. En esa época conoció a artistas visuales, diseñadores, arquitectos, fotógrafos, actores, gestores culturales, críticos y curadores, quienes trabajaron en conjunto para mostrar los frutos de la experiencia de reflexión y creación colectiva que llevó a nuestro arte contemporáneo a Colombia y España. En medio de este proyecto fue concretando su idea de vivir rodeado de arte, buen diseño o simplemente cosas lindas. Luego de Inoxidable trabajó para un prestigioso museo; su estilo de gestión y experiencia comenzaban a solidificarse y adquiriendo mayor experiencia viajando y representando nuestro arte en el extranjero. De hecho fue uno de los engranajes en la primera versión de Ch.ACO durante el 2009. Éxito rotundo. Desde ahí en adelante su gestión en el mundo de la cultura se consagró. Hoy sigue por el camino de la gestión cultural y es un convencido de que cimentar la vida con arte contemporáneo es de las buenas decisiones que podemos tomar. El arte "purga nuestros pecados" y consumir cultura es sinónimo de enriquecimiento de alma. Lo sabe, lo contagia y lo predica.
Inspiración
El arte es la guía para el dueño de este departamento que en pocos metros supo seleccionar a aquellos que merecen tribuna.
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