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Los azules de Iván

Camaleónico, diverso, rupturista. El Museo Nacional de Bellas Artes presenta "Introspectiva", una  retrospectiva de la carrera del connotado artista chileno Iván Vial. En ella se observan sus múltiples facetas, destacando tres períodos importantes: el primero, ligado a la academia; un segundo, a la abstracción y al cinetismo, y, por último, uno más libre donde retrata con célebre precisión la figura humana.

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El azul fue permanente. Es un color que le gusta, un azul profundo. Durante toda su carrera el artista chileno Iván Vial -hoy está por cumplir los 88 años, pero dejó de pintar hace varios- interpretó este color de distintas maneras. Hay azules más serios, como los de su primera etapa; otros con cara de valentía, en el período del cinetismo, y para terminar, unos azules risueños, con humor. Supo trabajar cada uno de los tonos con extremada precisión y profesionalismo. Cada período denota a un Iván multifacético, explosivo en creatividad. Cada período también es retrato de cierta fase histórica, los años sesenta envueltos en pañuelos de vanguardia, unos setenta motivados por el exilio y el anhelo de estar todos juntos, como antes. Todo comenzó en las aulas de la Universidad de Chile, en la década del cincuenta. Ahí nace Iván Vial, el pintor.

La vida en 3 partes

Nos reunimos en el museo con Angélica Quintana, la mujer de Iván y cocuradora de la muestra, junto a Ramón Castillo, curador de la exposición y director de la Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales. Retomamos, como viejos amigos, la historia de Vial.

¿Qué fue lo más importante de cada período? Ramón: El primer período, entre los años 50 y 57, tiene que ver con la academia. Lo relevante de esta etapa es que Iván Vial demuestra en muy pocos años que tiene un gran talento, eso se demuestra en sus pinturas y dibujos, y además de ser un talento y desarrollar dibujo académico y pintura en el mejor nivel, al mismo tiempo se destacó como ayudante y luego de inmediato como profesor; tuvo una carrera muy meteórica. Tenía un talento natural.

Luego está la fase de la abstracción, donde desarrolla dos líneas de trabajo.

Angélica: Siempre trabajó la figura humana, y en la abstracción hay una etapa antropomórfica también. El cuerpo humano fue un eje en su obra. Incluso en su etapa más abstracta, Iván siempre dibujó, y dibujó de la realidad. Desnudos, retratos, eso no lo abandonó nunca. Yo creo que tenía un método para pensar y controlar las formas a través de la figura humana.

Ramón: A él le interesaba la figura humana porque más que figura humana, a él siempre le interesó contar historias. Cuando trabajaba de manera académica, ya empezaba a desarrollar dibujos donde contaba historias, situaciones de grupo, esto implicaba algún tipo de narración. Le interesaba contar historias, y contar historias de su tiempo. No es un dibujo o pintura abstraída de la realidad, sino que él se conecta, por eso que hay muchas citas a la prensa, más que nada en su último período.

Volvamos al segundo período…Ramón: Cuando él está cultivando la abstracción, primero es pintor abstracto, formal y lírico, entonces está todo ese trabajo de las sensaciones, de la materia, del tono y del semitono, donde el asunto es la propia forma que se produce al interior de la pintura. Él está distanciado del dato figurativo, sino que más bien la realidad es lo que acontece allí.

Luego pasa a la abstracción geométrica y desarrolla este lenguaje de la autonomía de los elementos plásticos, pero ahora se convierten en planos duros. E incluso dentro de ella desarrolla el cinetismo, que es todo el trabajo óptico. Por ejemplo, en el periodo en que Iván Vial fue a Nueva York, en los años sesenta, inmortaliza a través de un video algunos momentos con Matilde Pérez, porque en ese periodo comparten esa afinidad. Mostramos a un Iván Vial que se adscribe claramente a un período histórico del arte que tiene que ver con su tiempo histórico, y él está muy atento.

¿Y la tercera etapa? Angélica: Tiene la libertad de elegir y tomar decisiones. Muy valiente, no le importó nada, ni el prestigio que podía tener con la parte abstracta. Retoma la figura humana, que de alguna manera siempre estuvo latente. El hecho de pintar a sus amigos con los uniformes viene de pequeño, cuando jugaba al soldadito de plomo con la mamá. Para mí todo en este período tiene que ver con la rememoración infantil.

Ramón: Él parte al exilio el año 75. Y todas estas obras son retratos de grupos donde empieza a mantener el sentido de la unidad de todos sus amigos, como si no hubiera pasado nada. Siempre con el humor de Iván, y hace citas permanentes a la historia del arte: retrata delegaciones de soldados -él y sus amigos- que visitan el Museo del Louvre, por ejemplo. Es una cita también a la fotografía. A los trucos de la pintura. Al mismo tiempo plantea su punto de vista, lo que él piensa de lo que está ocurriendo en la sociedad y la política.

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