Mistura 2010: ¡Pura sazón!
Perú es la Meca de la gastronomía latinoamericana. Con su gran variedad de materias primas y mezcla de culturas, la rapsodia de sabores es total. Y estar en Mistura, la gran fiesta gastronómica de Lima, es algo así como comprarse un pedacito de cielo en esta pachamámica tierra.
Hace meses que planificaba ir a Mistura, feria gastronómica que en su segunda versión logró convocar a más de 200.000 personas en seis días entre el 7 y 12 de septiembre). Por suerte resultó. Y es que estar en esta fiesta de la gastronomía peruana es toda una experiencia, y no sólo por los sabores que se pueden conocer, sino también por la íntima relación que tiene la comida con la idiosincrasia del país vecino. Tal como lo anunció el Presidente peruano, Alan García, ésta debería ser una fiesta tan grande como el Oktoberfest de Munich. Claro que en vez de salchichas y embutidos, aquí los sabores están dados por el cebiche, los tiraditos, las chanfainitas, los tamales, sánguches y pisco sour. ¿No se le hace agua la boca? A mí sí, por eso no paré de degustar la comida fusión, los platos típicos y todos aquellos productos nuevos para mi paladar. Por ejemplo, la semilla sacha inchi –o maní del inca–, riquísima en ácidos omega. Aunque este año el protagonismo en Mistura era de la papa. Perú tiene más de tres mil variedades de este tubérculo. Vi cientos de tipos distintos. Pero el que más me llamó la atención fue la papa rosas, con decenas de protuberancias. Según me contó el campesino que la cultivaba y que la tenía en exposición, se trata de una papa con tradición porque con ella la suegra pone a prueba a la futura nuera. “Si la joven es capaz de cortarla bien sin pasar a llevar las prominencias, es aceptada en la familia”, contó bajo una enorme carpa que albergaba a los cientos de expositores, en el Parque de la Exposición, donde se encuentra el Museo de Lima.
Los carritos
¿Se imagina al rey del mote con huesillos, al vendedor del sánguche de potito o al carrito de sopaipillas como estrellas de una feria gastronómica? Los símiles de estos productos chilenos fueron los reyes de Mistura. La idea de Gastón Acurio, chef tras Mistura, fue siempre convocar a todos, no sólo a los famosos cocineros de los grandes restaurantes de Lima, sino también a aquellos personajes anónimos que integran la llamada "sazón" peruana. Su decisión fue acertadísima porque logró poner en valor a estos pequeños cocineros y ampliar el espectro de la gastronomía peruana.
Gastón Acurio, creador de restaurantes como Astrid y Gastón, Tanta y Panchita, es algo así como el Don Francisco peruano. Querido y ovacionado por todos, ha sido tentado por cuanto partido político hay, pero se ha resistido hasta ahora para dedicarse a lo que realmente le apasiona: la gastronomía. Cruzada que realiza junto a su señora, Astrid Gutsche, especializada en postres y que en esta versión de Mistura se dedicó a incentivar el uso y consumo del chocolate en todas sus variantes. Realmente apetitoso.
La clave del éxito
Hace años que en Perú se ha trabajado por posicionar la imagen país a través de su gastronomía. Sin desmerecer la nuestra, una de las grandes diferencias es la cantidad de mezclas culturales, algo que definitivamente ha aportado a la diversidad de la comida. Están los platos e ingredientes nativos de los pueblos originarios, como los incas y aquellos de la selva, pero también sabores de culturas como la japonesa y la china. Se dice que en cada cuadra hay un restaurante chifa, de origen mandarín. Lo cierto es que hay muchos y muy buenos. También está la influencia africana, que intervino en platos que se consumen hasta hoy.
Diversidad de sabores, aromas y texturas que unidos se transforman en manjares, es lo que pudimos ver en Mistura, donde en esta versión, la papa fue la protagonista.(FOTO)
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