El primer ministro de Canadá, Mark Carney, vencedor de las elecciones legislativas del pasado fin de semana, se reunirá el próximo martes en la Casa Blanca con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Ambos líderes buscarán mantener un diálogo “constructivo”, al margen de las especulaciones sobre la visión del mandatario estadounidense respecto a Canadá.

Carney reconoció este viernes en rueda de prensa que la antigua relación bilateral, marcada por una integración casi automática, “ha llegado a su fin”. Sin embargo, destacó que los vínculos entre ambos países siguen firmes y manifestó su disposición a dialogar con Trump sobre asuntos delicados, como la posible imposición de nuevos aranceles.

“Es importante comenzar a hablar de inmediato”, afirmó el dirigente canadiense, quien anticipó una conversación “difícil, pero constructiva”.

Recalcó que su prioridad será defender los intereses nacionales y aclaró que Trump, en la conversación telefónica que mantuvieron tras los comicios, no hizo referencia a la idea de convertir a Canadá en el estado número 51 de EE.UU.

La nueva etapa política canadiense se iniciará con una señal simbólica de soberanía: el rey Carlos III, jefe de Estado, asistirá a la apertura del nuevo Parlamento. Será su primera visita como monarca y la primera vez desde 1977 que un rey pronunciará el discurso inaugural, acto que en aquella ocasión correspondió a Isabel II.

“Este histórico honor resalta la soberanía de nuestro país y la importancia de este momento”, declaró Carney, quien asumió el cargo tras la dimisión de Justin Trudeau.

El Partido Liberal de Carney logró imponerse en las elecciones, a pesar de que los sondeos previos favorecían a los conservadores, pero las declaraciones de Trump reavivaron el nacionalismo de los canadienses. Gobernará en minoría, pues descartó nuevamente cualquier coalición.

“Trabajaremos en el Parlamento”, dijo, resaltando que los 8,5 millones de votos recibidos y la victoria en siete de las diez provincias le otorgan un mandato sólido.