Cancha de golf para Río 2016 genera polémica medioambiental
En campo en el que este deporte volvería al programa olímpico es catalogado como un "crimen" por construirse en una zona forestal protegida.
Río de Janeiro construye su campo de golf para los Juegos Olímpicos de 2016 en una zona forestal protegida, una obra que los expertos catalogan de "crimen ambiental", y cuya suerte será decidida en la justicia.
El golf fue deporte olímpico sólo en las ediciones de 1900 y 1904. Cuando el COI anunció que Río sería el primer país sudamericano en organizar unos Juegos, y se incluyó el golf en el menú de disciplinas que se disputarían en 2016.
Para las competencias de golf son esperados 60 jugadores de 30 países.
Un campo que cumpla con las exigencias del torneo es construido en un terreno privado en el barrio Barra de Tijuca, cerca de la ciudad olímpica, parte de un área protegida en la laguna de Marapendi.
Su vegetación había sido degradada décadas atrás por la actividad minera, pero luego la zona pasó a ser protegida, y comenzó a regenerarse espontáneamente.
Hay incluso un área de 400 metros que alcanzó una vegetación densa y una fauna rica, que sería deforestada para la obra.
La fiscalía de Río solicitó inicialmente la suspensión del permiso ambiental para la construcción del campo, pero luego se limitó a pedir que sólo se conserve esta pequeña área, modificando el proyecto a cargo del estadounidense Guy Hanse.
La alcaldía de Río y la empresa responsable de la obra fueron conminadas a presentar una nueva propuesta ante la justicia, que puede ordenar la paralización de la obra, concluida ya en un 59 por ciento y valorizada en 60 millones de reales (unos 27 millones de dólares).
La secretaría de Medio Ambiente dijo que se pronunciaría sólo después del fallo judicial.
El grupo "Golf para quién" llamó a acudir en masa a la audiencia, para condenar el "crimen ambiental" del campo de golf.
Swing burocrático
En Río, que con su Maracaná es la capital del fútbol y poco sabe de un deporte asociado a la clase alta, hay dos canchas de golf en clubes privados. El de Río 2016 pasará a ser el primer campo público de la ciudad, en un afán por "popularizar" la disciplina.
El Comité Organizador y la Federación Internacional de Golf (FIG) evaluaron los dos campos privados, y consideraron que "no presentaban las condiciones adecuadas para recibir la competencia", explicó una portavoz de la Empresa Olímpica Municipal (EOM). Había que construir un campo nuevo de 58.400 metros cuadrados, y se optó por ubicarlo dentro del área protegida de Marapendi.
La constructora del campo -propietaria del terreno- levanta, al mismo tiempo, lujosos edificios de departamentos, cuyo precio sólo puede subir con este desarrollo.
Para otorgar la licencia ambiental, la alcaldía de Río impulsó la modificación de la ley que establecía los parámetros de conservación de la zona. Bastó cambiar una palabra: la "zona de preservación de la vida silvestre", que prohibía cualquier intervención, pasó a ser una "zona de conservación" para permitir la obra, explicó Isabel Lobato, ingeniera forestal y excoordinadora de Conservación y Protección Ambiental en la Secretaría de Medio Ambiente.
"Sólo que plantar grama no coadyuva con el objetivo de conservar la vida silvestre, porque en una zona de vida silvestre se supone que se está haciendo una recuperación del ambiente, o el ambiente está tan preservado que no se altera. Al plantar pasto, se impide cualquier proceso de recuperación", añadió Lobato, que debido a su oposición al campo de golf dejó su cargo en febrero.
Roberto Bastos Rocha, arquitecto y asesor en la coordinación de Lobato, aseguró que desde el inicio el proyecto del campo de golf "fue vetado" por la alcaldía. "Hay estudios que nos parecieron que no estaban bien. Explicamos que no era viable, pero nos decían que no era posible modificarlo", añadió.
La fiscalía denunció el proyecto basada en los testimonios de Lobato, Rocha y la bióloga Sonia Peixoto, apuntó que hubo errores en el proceso de otorgamiento del permiso ambiental, y denunció daños a la selva tropical atlántica.
El Comité Organizador de Río 2016 informó en agosto que la grama ya comenzó a ser plantada, y que se deben esperar 11 meses para que crezca.
Un test en el nuevo campo está previsto para 2015. Quedará en manos de la justicia la posibilidad de ver allí algún día un hoyo en uno.
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