Un arrepentimiento absoluto mostró ayer Eduardo Bonvallet respecto de la pelea que protagonizó con Carlos Caszely, el lunes pasado en las afueras de la sucursal Las Condes del café Tavelli.

El ex volante explicó anoche, en contacto telefónico con el programa Primer Plano de Chilevisión, que "yo fui el que provoqué la pelea". El entrenador y comentarista abundó en disculpas, entre las que figuró "tengo un dolor en el alma, porque no puedo pelear a los 50 años con un amigo que quería mucho. Además de que no estoy para eso y él no está para eso tampoco. Creo que no fue bueno y da lo mismo quién pegó más o quién pegó menos".

Al respecto, Bonvallet recordó los años que compartieron en la selección nacional y el grado de cercanía que tuvo con el ex delantero cuando éste falló el decisivo penal ante Austria en Oviedo, en el Mundial España '82. "Aquella vez Carlos llegó a mi habitación y me dijo 'Eduardo, acompáñame'. Estuve toda la noche con él; ambos fumábamos mucho, porque somos grandes fumadores. Fumamos 'luckies', que llevábamos escondidos. Carlos lloraba, porque en Santiago se estaban suscitando problemas en su casa y no pudo jugar ante Alemania, por lo mal que estaba".

Al respecto, también explicó el grado de admiración que tenía por Caszely en aquellos años: "Carlos fue un gran amigo mío. Yo les hacía cariño a sus zapatos, porque sabía que él hacía los goles. Esta cuestión de las comunicaciones nos apartó, porque hay que decirlo, yo crecí mucho más que otros". En otro momento, Bonvallet ahondó en su admiración al explicar que "nuestras figuras (de la Selección) eran Carlos, Elías (Figueroa) y el 'Pato' Yáñez.  A ellos les pagaban doble premio, pero eso estaba bien. Jamás he sido envidioso y ellos eran mucho más que yo".

El ex entrenador de Deportivo Temuco también confidenció que el episodio en el Tavelli le había significado problemas variados en el plano personal: "Estoy muy triste, porque además he sentido un remezón en mi casa, en mi familia. Todos me han llamado la atención; yo los he escuchado y les encuentro la razón. No tengo porque haberme metido en este cuento. Esas odiosidades que tenía impregnada en mi alma eran por cosas contra mi familia. A mí, díganme las barbaridades que quieran. Péguenme con un bate en la cabeza, pero con mi mujer, con mis hijos, con mi madre, no se metan, porque soy un ser humano normal y tengo reacciones como cualquiera".

En su mea culpa, Bonvallet se mostró "absolutamente dispuesto" a un acercamiento con Cazsely. "En forma inmediata, aunque uno nunca será amigo como antes, pero sí a estar bien ante todo el mundo".