¿Cuándo se inició el cambio en la estrategia de pasar a un tono confrontacional?

Yo pongo la fecha en el 1 de marzo, el día que el Presidente Macri se dirige al Congreso para abrir el año parlamentario. Venía el gobierno de un febrero muy complicado. El 1 de marzo, ya con cierta sensación de un gobierno en retroceso, el Presidente hace una puesta en escena de mucha energía en su discurso en el Congreso, enrostrándole muy fuerte a la bancada kirchnerista la corrupción de los años anteriores.

Y en abril el gobierno redobló su ofensiva.

El gobierno estaba muy en retroceso hasta que el 1 de abril se produce la manifestación espontánea de apoyo a su gestión. Ese día el gobierno recuperó aire político, lo que pareció darle la razón a la idea de agudizar la confrontación, salir a la ofensiva, de algún modo provocar la reacción fácil del contendiente, que sería el kirchnerismo más acérrimo.

¿Pero ese cambio también conlleva riesgos?

El riesgo es que la economía no te acompañe, y tú que te subiste al ring y subiste al adversario que tú elegiste, el adversario te pegue y te mande a la lona. Ese peligro siempre está. Pero este es un gobierno que hace política de manera no tradicional y acá ha reaccionado con una política apoyada, no en la disputa del recoveco, del barroco político tradicional de la conspiración y la jugada secreta, sino poniéndole a la sociedad sobre la mesa quienes son los que están si ellos no están. Ahora, necesita que la economía funcione, pero hasta ahora da señales muy tibias de recuperación.