Natalia Valdebenito: "Hablar de feminismo molesta mucho más que hablar de política"
El próximo 26 de octubre, tras su paso por Estados Unidos, la comediante lleva su gira Gritona al Teatro Caupolicán.
Rapa Nui, 13 de agosto de 2016. En el restobar El Pea, Natalia Valdebenito es invitada a salir a escena. Vienen los aplausos, y luego, sorpresivamente para ella, el grito de guerra de las mujeres de la isla. "Es como que te den un abrazo demasiado hermoso", recuerda sobre el gesto de un público fundamentalmente femenino. "La Isla de Pascua es un lugar originario, nosotros como santiaguinos no entendemos nada; yo no sabía cómo agradecer. Pero me dije: ahora me lanzo, me voy a volver loca", cuenta.
Como parte de su Gira Gritona, Rapa Nui fue uno de los lugares que visitó este año, así como Curicó, Temuco y Los Ángeles -por nombrar algunos-, todos en pos de recorrer el país. "Es como de cabra chica, pero quiero conocer todos los públicos", dice la comediante, que sumó una fecha en Buenos Aires y tres más en Estados Unidos. Compromisos internacionales previos a su próxima presentación en el Teatro Caupolicán el 26 de octubre (entradas en Ticketek), donde, al igual que en el Festival de Viña del Mar, estará sola frente a una gran multitud en uno de los recintos con más capacidad de público de la ciudad. Y más adelante, frente a una multitud de lectores: firmó con Random House para escribir su primer libro.
Una agenda apretada, copada de trabajo, que ha mantenido en paralelo al éxito que consiguió en Viña del Mar y que es su explicación sobre el por qué rechazó la invitación para estar en Minas al poder, el nuevo programa de "standuperas" que prepara Chilevisión. El canal de Turner no fue el único ofertante: medios de comunicación, campañas políticas, casas comerciales e instituciones para que realice charlas también lo han intentado.
“¿Dar entrevistas para pavonearme? Yo, yo, yo y yo; es súper peligroso. Yo fui donde Kramer porque me nació. Llamaron de todos lados que te puedes imaginar. Y si a mí me gustara la plata estaría en todas las cosas. En todo. Pero no es mi pega y no lo disfruto. ¿Por conseguir más plata? No. Sé que las cosas están difíciles. Me han dicho muchas veces: hay que agarrarlas todas. Pero es todo lo contrario: ahora puedo elegir. ¿Para asegurarme? A mí lo único que me asegura es mi trabajo”.
Estuvimos en la calle unos minutos y te saludaron cinco, seis personas…
Pero fue exagerado yo encuentro. Es como si hubiese sido preparado (se ríe). Obviamente que pasa más que antes, pero tengo el poder de pasar piola a veces, me convierto en mi X-Men y de alguna manera logro no verme.
¿Cuando llegas a regiones en la gira no conversas con los taxistas o la gente para saber qué funciona mal o bien y tener más material para incluir en tu show?
No, para nada, porque estamos en época de elecciones. Por eso, cualquier cosa que pueda decir puede resultarle favorable o no a otra persona. Cuido de que no.
Al no incluir estas referencias ¿no lo hace un show apolítico?
No, porque yo soy lo más política que hay. Estoy por otra causa: el feminismo. Eso también es político. Proponerse libre. No me siento orgullosa, pero créeme que la cantidad de propuestas de apoyo a campañas es muy alta. Y el feminismo molesta mucho más que decir “oye, y los políticos…”, eso es como de humor de hombre en el Festival de Viña. Y yo no hago eso. Para hablar de los políticos está todo el resto, Gritona es una fiesta. Gritona 2, no sé.
¿Y si te invita una mujer?
No, porque la política es una cosa y las personas son otra. Estoy en este minuto súper decepcionada. No creo, no quiero, no puedo estar ahí. Mi trabajo está en el escenario y desde ahí yo grito. Claro, yo puedo hacer una campaña para apoyar y que hayan más minas en la política; pero quiero minas capaces, minas honestas. No quiero mujeres no más. Quiero personas honestas.
¿Qué tienes planeado para este show que estás armando?
Creo que va a tener mucho de lo que he observado. Lo que le pasa a la gente, no a mí, porque mi vida es bastante piola. Esta locura por deconstruir el discurso, deconstruir entre comillas, porque es desde las redes sociales, pero mucho de lo que opinan; o como putean los hombres y las mujeres por internet; o lo que significa romper en serio con tus viejos.
¿Por qué crees que no se habla de un “humor de hombres”?
Porque no lo quieren hacer. Porque les da pudor. Las minas hacemos otra cosa. Las minas tenemos que sentir que algo nos ha pasado, pero los hombres, creo, porque no soy hombre, lo hacen desde afuera: la política, la suegra, la mujer… pero todo desde un allá. No se preguntan nada. Creo que hay una necesidad lamentable de mostrarse siempre como winner.
Las mujeres en las rupturas se tiran de piquero al dolor…
Y puede que el stand up traduzca eso. Los chistes para los hombres es como “ah, andái con la regla”. Pero eso tiene que ver más conmigo, pero no contigo. Muchas veces la gente confunde y me dice: “Tú hablas mal de los hombres”. Y no. A mí me da risa todo.
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