Por Matías ConchaDe la refundación pendular a la osadía y seducción

Cuando Robert Fitz Roy se cruza con Diego Portales en 1835 en Coquimbo, reflexionaba en sus memorias sobre uno de los aspectos que más diferenciaba a un recientemente creado Chile de sus vecinos: la capacidad de generar el concepto de orden y estabilidad, lo cual fue lentamente definiendo un marco que generó una importante oleada de inmigración e inversión británica en nuestro país hacia Valparaíso y el norte de Chile durante gran parte del siglo XIX.
Si bien nuestro gran activo heredado de estabilidad y orden fue erosionándose estos últimos años, nuestra resiliencia institucional sigue diferenciándonos de nuestros vecinos, en donde, con convicción y osadía, todavía estamos a tiempo de enmendar el rumbo.
A nivel interno, la elección del pasado fin de semana planteó un giro en materia electoral, sin garantías absolutas en ambas cámaras que, en cualquier escenario, va a implicar esfuerzos para lograr grandes acuerdos. A nivel externo, la escalada comercial de tarifas de Estados Unidos y rol de China finalmente van a significar que los países que sostengan una política de apertura y resguardo de inversiones van a desenvolverse mejor en un ambiente de probables tensiones comerciales, operativas y tecnológicas de estos dos colosos.
En ambos escenarios (externo e interno) hay conciencia por cambiar una dinámica de ataque y desconfianza por una propuesta audaz que logre una seducción más amplia. En materias de seguridad, permisología, laboral, estatuto docente o sistema político, se requieren importantes modernizaciones en varios ámbitos sobre las cuales no da lo mismo cómo avancemos. Para lograr los cambios necesarios, se requiere de dos habilidades complementarias que deberían correr en paralelo: La precisión quirúrgica del momento para activar en pequeños cambios (normativos o legislativos) un shock de inversión y confianza unido a la audacia de actuar en el momento oportuno para juntar las mayorías que permitan lograr los grandes acuerdos o reformas que Chile necesita.
Sin refundar el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), se puede validar un paso temprano para grandes proyectos, liberar restricciones para las declaraciones de impacto ambiental, fortaleciendo normas y simplificando guías e ir cerrando aristas de judicializaciones.
En materia de seguridad hay un desafío mayúsculo para que el Estado de derecho se imponga en zonas de mayor complejidad de la macrozona sur, que permita que el sector privado vuelva a invertir en una zona absolutamente rezagada del desarrollo. En materia laboral, la dinámica rígida e insegura imperante de contratación y desvinculación que impide a las empresas o al Estado ofrecer un seguro con mayor flexibilidad o seguridad solo logra alejar a los jóvenes, adultos mayores y población informal de las oportunidades laborales requeridas.
A nivel de biodiversidad, la criticada implementación de la ley Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) en curso probablemente adolezca de un marco que lo regule bajo un prisma de sostenibilidad que, más allá de defender un bien protegido a toda costa, permita guiar una adecuada implementación reglamentaria que promueva un desarrollo sostenible.
En fin, Chile vive momentos cruciales, pero ha vivido dos procesos constitucionales que, por lograr imponer una convicción sin seducción, fueron finalmente rechazados categóricamente por la ciudadanía.
Para romper una espiral pendular de bloqueos en el tiempo, se requiere de mucha audacia, pero necesitamos que las ansiedades sean canalizadas con sabiduría, fortaleciendo nuestra plataforma de estabilidad y orden, que es nuestro mayor activo para construir futuro.
Sobre este activo, las bajadas deben pensarse en un país en movimiento, en donde se requiere de ajustes con precisión quirúrgica que inyecten confianza, unido a la prudencia de avanzar con las mayorías en reformas clave para no solamente avanzar con un proyecto determinado, sino abrir un largo ciclo de crecimiento que sea perdurable en el tiempo.
*El autor de la columna es consejero de la Sofofa
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