La informalidad, otro gran problema para las pensiones

Por Nicolás Muñoz y Paula Mansilla, Centro de Políticas Públicas UC
Previo a la pandemia, Chile contaba con una tasa de informalidad de un 29% en su mercado laboral; luego, en el peor momento de las cuarentenas, en 2020, esta cifra llegó a disminuir a un 22%, dado las restricciones de movilidad. Esto abrió una buena oportunidad para que el trabajo que se fuera creando o reactivando pudiese pasar al sector formal, pero eso lamentablemente no ocurrió. Actualmente, el nivel de informalidad llega al 28% y va en aumento, es decir, volvimos a niveles prepandemia.
La informalidad trae aparejado una serie de problemas. Uno de los más preocupantes es para los propios trabajadores informales que no cuentan con una red de protección social que les permita enfrentar eventos adversos en sus vidas, como por ejemplo, una enfermedad o una pandemia. Esto sucede porque, generalmente, aquellas personas informales no cotizan (o lo hacen intermitentemente) ni para tener previsión en salud, pensiones, desempleo ni tampoco para accidentes laborales. Están completamente a la deriva y así lo demostró el Covid-19 en nuestro país.
Este es el motivo por el que la informalidad también es, en parte, responsable de las bajas densidades de cotización de muchos afiliados al sistema, lo que a su vez, deriva en bajas pensiones. Tan crucial es esta condición que fue recogido por las dos comisiones presidenciales (Marcel y Bravo), haciendo hincapié en la necesidad de generar políticas públicas que incorporen a la mayor cantidad de trabajadores posibles al sistema formal. De ahí que uno de los cambios implementados con la reforma de 2008 fue la incorporación de los independientes a la protección social, que luego se perfeccionó con una nueva ley que entró en vigencia en 2019. Esto generó un aumento significativo de independientes afiliados que hoy cotizan. Pero no resolvió el problema del todo.
Si bien hubo una mejora en el nivel de cotización previsional del mundo independiente, el desafío sigue siendo titánico, cuando, por ejemplo, vemos que van surgiendo nuevos fenómenos en el mercado laboral, como las plataformas digitales, que tienen asociada una precariedad importante. O, por otro lado, cuando miramos etariamente el problema de la informalidad, y vemos que los dos grupos con mayores índices son adultos mayores y jóvenes, es decir quienes terminan su vida laboral y quienes la están comenzando.
Sabemos que es necesario reformar el sistema, y desde el Centro de Políticas Públicas UC –junto a otras instituciones– estamos contribuyendo desde el proyecto “Te escuchamos a fondo”, que busca generar propuestas para este cambio. Pero para mejorar las pensiones se debe abordar ineludiblemente esta situación estructural del mercado laboral de alta informalidad, y esta se debe atajar tempranamente, sino cualquier cambio que hagamos no tendrá el impacto que se busca o será insostenible financieramente en el tiempo.
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