Opinión

Liderar en tiempos inciertos

LUIS ENRIQUE SEVILLA FAJARDO

“La atmósfera está cargada de incertidumbre en cada esquina de la sociedad”, decía hace unos días un reporte de la Escuela de Negocios del MIT en alusión a una serie de eventos y noticias recientes que podrían haber resultado disruptivos o abrumadores para sus lectores: la disputa por los aranceles económicos de Estados Unidos; la compleja situación de la política internacional o la rápida evolución de la Inteligencia Artificial y cómo ha vuelto aún más difícil la planificación empresarial eran algunos de sus ejemplos. A nivel local, el escenario no dista mucho de lo descrito por la citada publicación. Basta recordar que enfrentamos un año electoral para reconocer que también vivimos tiempos inciertos.

La pregunta que naturalmente surge ante este escenario de permanente cambio es cómo liderar empresas y contar con las estrategias adecuadas, ya no solo para anticipar tendencias de mercado, sino que también cambios políticos o incluso nuevos paradigmas tecnológicos. Para lograr lo anterior, el MIT recopila algunas estrategias de diversos autores sobre cómo liderar en tiempos inciertos o caóticos entre las cuales algunas parecen especialmente pertinentes.

Si hay una lección que aprendimos tras la pandemia, esa es la importancia de la resiliencia ante las sorpresas. Saber adaptarse a los cambios –ya lo decía Darwin– aumenta nuestras posibilidades de supervivencia. Si aplica para las especies, aplica también para las empresas: ser flexibles es una lección aprendida pero que no se debe dejar de tener en cuenta. Martin Reeves, colaborador habitual de la publicación del MIT, sostiene que el actual nivel de volatilidad exige necesariamente repensar cómo lideramos, cómo planificamos y cómo nos adaptamos en un mundo que ya no se rige necesariamente por reglas que nos resultan familiares.

Reconocer que la incertidumbre incomoda, pero aun así mantener la calma también puede favorecer una mejor respuesta colectiva en tiempos convulsos. En términos del MIT, en momentos de alta ansiedad, los equipos necesitan sentir que están juntos en esto. Es cada líder quien debe cultivar esa sensación de “nosotros” y “equipo”. Un silencio prolongado por parte de la dirección solo llena el vacío con rumores e inseguridades. La voz de cada líder debe ser clara, auténtica y constante, transmitiendo la realidad de la situación y reafirmando el compromiso con el grupo.

En la actualidad, tenemos un desafío clave: la necesidad de aprender a comunicar nuestras estrategias y decisiones de forma más efectiva a nuestros equipos. Esta comunicación tiene que adaptarse a los códigos de hoy. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de generar entropía en la organización, donde la falta de un mensaje claro y unificado afecte a nuestros equipos. Las generaciones actuales tienen estilos y formas de conectar nuevas y si queremos realmente impactar en ellos puede ser valioso hablar su mismo idioma.

En definitiva, liderar en la incertidumbre no es tener el control absoluto de cada variable, sino construir una organización capaz de adaptarse a los nuevos vientos. Se trata de fortalecer la resiliencia, priorizar la comunicación y aceptar que el camino será incómodo. La clave está en priorizar lo realmente importante, en mantener el foco en lo esencial.

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