
Quita y pone

La candidata oficialista Jeannette Jara presentó lo que, en definitiva, es su propuesta programática. En el marco de un contexto de alto desempleo, en parte generado por una serie de medidas que aumentaron significativamente el costo del trabajo, adoptadas mientras ella fue ministra del Trabajo, propuso ahora, entre otras disposiciones laborales, otorgar una transferencia directa a las pymes para completar un ingreso vital de 750 mil pesos mensuales.
Esta propuesta denota un proceso de aprendizaje bienvenido. En su versión original, previa al anexo, la propuesta de un salario vital de 750.000 pesos se habría traducido irremediablemente en otro aumento significativo del costo del trabajo y por ello del desempleo. La transferencia directa propuesta ahora evita esta consecuencia, a un costo fiscal y administrativo no menor. Se trata de una medida que pretende eludir uno de los efectos negativos de la imposición del salario vital.
La forma en que se estaría atendiendo un objetivo loable -un ingreso mínimo aceptable para todos los hogares- tiene los defectos de todas las políticas económicas de sintonía fina. En este caso, se trata de un pone y quita que afecta a cientos de miles de pymes, que aumenta el tamaño del Estado, que invita al engaño, y que incentiva la corrupción. Además, y en esta oportunidad, se excluyen a aquellos trabajadores de las empresas más grandes que reciben un salario inferior al vital propuesto. No son muchos, pero con toda seguridad se pueden contar en los miles.
Al respecto, un breve paréntesis. En la actualidad ya tenemos en Chile más de 600 programas sociales, que representan alrededor del 70% del gasto fiscal. ¿Tenemos un grado razonable de certeza de que estos programas -en su conjunto- realmente benefician a los que se desea y en los grados en que se desea? Me temo que en absoluto. Los más vivos deben estar lucrando del Estado -en algunos casos groseramente-, en cambio los más necesitados -menos educados y con menores redes- deben estar recibiendo un apoyo muy inferior al deseado.
Vuelvo al tema del salario vital. ¿Existe, a un costo fiscal similar, una manera más eficaz y eficiente de lograr similar objetivo al del salario vital? Por supuesto, reemplazando buena parte de la maraña de programas sociales menores vigentes por un impuesto negativo y progresivo al ingreso (INI). Este último consiste en un subsidio monetario que es progresivamente mayor, mientras menor sea el ingreso. Tiene la ventaja de beneficiar a todos los trabajadores que tengan un ingreso más bajo que el vital, que prácticamente no requeriría de empleos fiscales adicionales porque sería determinado por el Servicio de Impuestos Internos y pagado mensual y electrónicamente por Tesorería, y que sería de bajísimo costo burocrático para los beneficiarios.
Por Rolf Lüders, economista
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