Los beneficios del mar en el ser humano son muchísimos. Desde el sonido hasta las sales que brinda este cuerpo de agua nos benefician en aspectos físicos y también en términos emocionales. De hecho, hay varios tipos de terapias relacionadas a él, como la talasoterapia, que es el uso terapéutico que se le da a un baño de mar o al aire marino; la hidroterapia, que es la utilización del agua como elemento terapéutico; o la balneoterapia, tratamiento de las enfermedades por medio de baños generales o locales. Pero más allá de eso, el solo hecho de ir a la playa o bañarse en el mar puede entregar beneficios que han sido estudiados y aplicados desde hace miles de años.

El doctor británico Matthew White, miembro del el Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud Humana de la Escuela de Medicina y Odontología Península y profesor de la Universidad de Exeter, realizó hace algunos años un estudio en el que analizó el comportamiento de 2.750 personas en cuanto a su entorno comparando urbes, ambientes rurales y zonas costeras. Y llegó a la conclusión de que el mar tiene el efecto de entregar mayor bienestar a quienes viven en sus cercanías. No por nada su sonido es usado en terapias de relajación, tanto el real como grabaciones que lo replican. Y es que se ha demostrado que oír el ruido del romper de las olas activa ondas cerebrales que calman y relajan.

Por otra parte, el océano es rico en magnesio, mineral también abundante y fundamental en el cuerpo humano que -entre muchísimos otros usos- actúa sobre el sistema neurológico facilitando el relajo y el buen dormir. Pero éste es sólo uno de los 89 elementos esenciales que se pueden encontrar en el agua de mar, ya que también aporta bromo, sodio, yodo, calcio y potasio, entre otros.

La piel también se ve muy beneficiada al entrar en contacto con el agua marina, ya que además de ser un exfoliante natural, la sal le da mayor elasticidad y suavidad, previniendo afecciones producidas por hongos y ayudando a eliminar toxinas. Además, el magnesio aporta a mejorar su hidratación.

La temperatura del agua de las playas chilenas entrega aún más beneficios, tal como comenta la kinesióloga de la Clínica Indisa, Annemarie Jacob: "El agua fría de nuestros mares produce, como primera reacción, la contracción muscular. Esto ayuda a una tonificación de la musculatura, aumenta el flujo sanguíneo y, pasado los 10 a 15 minutos, genera un estado de relajación de mayor profundidad". Y en términos emocionales, Jacob explica: "Se experimenta un estado de constricción seguido por uno de relajación, lo cual induce a una necesidad de activación, ligada a un aumento de la energía y deseos de actividad física". A ello se suma esa única sensación de liviandad, ya que efectivamente el cuerpo pesa ocho veces menos en el agua del mar, llevándolo a un estado que no se logra en otro medio.

Para quienes no viven cerca del mar, ni pueden visitarlo seguido, el consejo de la kinesióloga es darse baños de tina caliente con dos kilos de sal marina "para generar un efecto de desintoxicación del cuerpo y producir una sensación de bienestar, relajación y deshacerse del estrés".