Paula

Economía de la Atención: ¿Cómo liderar en la era de la distracción?

En un entorno dominado por la hiperconexión y la Economía de la Atención, las redes sociales y las compañías alrededor del mundo ya no compiten (solo) por generar dinero, sino por ganarse nuestra atención. La gente, sin embargo, parece escuchar cada vez menos. ¿Cómo liderar en momentos de cambio, cuando todos se pelean por tener un poco de nuestro tiempo?

Pensemos en un día promedio. Te despiertas, y lo primero que haces en la mañana es mirar tu celular. Le prestas atención. Aparecen en Instagram fotos de tus amigos, ese artículo interesante que habías visto a la pasada el día anterior, ese meme que te mandó tu mejor amiga, y un video de un perro con un disfraz, que te da entre risa y ternura. Aunque recién son las 7 a.m, te quedas ahí un rato, -o más que un rato-, y te levantas. Eso se repite durante el día, en un bucle que parece no tener fin: en la fila del banco, sentando en el metro o sacando la vuelta en el trabajo. Apple sostiene que desbloqueamos el iPhone unas 80 veces al día, mientras que Android afirma que ese número alcanza hasta las 110 veces.

Puede que no sea exagerado decir que estamos viviendo una crisis de atención. Y es que en un entorno digital -caracterizado por un exceso de información circulante-, es fácil perder el foco y marearse entre tanto contenido que aparece en las pantallas. Aunque nuestra atención siempre ha sido limitada y escasa -como seres humanos recibimos alrededor de 11 millones de estímulos, de los que hacemos conscientes solo un 5% aproximadamente-, hoy más que nunca ésta se ha transformado en un recursos valioso que empresas y compañías alrededor del mundo buscan y se pelean por tener.

Así surge lo que el politólogo, economista y premio Nobel Herbert Simon, denominó en 1971 como Economía de la Atención y que alude a la limitada capacidad que tiene el pensamiento humano de procesar grandes cantidades de información de manera simultánea. Un concepto que, en 1997, fue revisitado por el físico teórico Michael Goldhaber en la revista Wired. En la publicación, puso énfasis en cómo la atención es la nueva moneda de cambio en el sistema capitalista, llegando incluso a adelantar y reemplazar los flujos de dinero.

“¿Cómo llega la atención a dominar la economía emergente? Cualquier economista convencional le dirá que los productos materiales ordinarios son escasos y presumiblemente siempre lo serán. Técnicamente, eso podría ser cierto, pero en la práctica, la producción en masa arroja tanto, que se aleja de los deseos materiales que dominaban la vieja economía. La atención es diferente. Realmente es escasa, y la cantidad total per cápita está estrictamente limitada”, afirma en la publicación.

Si este fenómeno se lleva al mundo organizacional, los líderes están frente a un gran desafío: captar esa atención -tan esquiva, como dispersa-, en un entorno estimulante, que ofrece una variedad de contenidos a solo un click. “El recurso más escaso para los líderes empresariales actuales ya no es solo la Tierra, el capital o el trabajo humano, y desde luego no es la información. La atención es lo que escasea”, dice un estudio realizado por investigadores del Harvard Business Review que, además, afirma que existe una mala gestión de momento y es que los líderes no consideran que la concentración es una capacidad cognitiva cada vez más limitada en este ambiente de hiperconexión digital. “Los líderes empresariales no pueden lograr nada si sus empleados no prestan atención. Para lograr los objetivos corporativos a largo y corto plazo, necesitan que su gente se centre de manera sostenida en ellos. Y últimamente, la atención de mucha gente deambula”.

Lyonel Laulié, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, sostiene que, en este contexto de sobreinformación, la probabilidad de perder la atención de los trabajadores y que ésta sea dirigida hacia tareas que no son productivas, es considerable. “Eso puede ocurrir por agotamiento cognitivo, pero también porque, a veces, el diseño del trabajo no es lo suficientemente claro. Si no hay directrices, las personas no pueden dedicar sus recursos cognitivos a las tareas que les hacen ser más productivos. Aquí es cuando los liderazgos tienen una responsabilidad súper grande en ayudar a quienes trabajan con ellos a que vayan renovando esos recursos cognitivos para mejorar su bienestar y productividad al mismo tiempo”, indica.

Según el modelo de atención presentado por el psicólogo, académico y Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman; los seres humanos tienen una serie de recursos atencionales disponibles que, en la medida que se consumen, se agotan. Es decir, que son limitados. Por eso, Sergio Valenzuela Ibarra, académico de las Escuelas de Psicología y de Administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile, afirma que los líderes tienen que tomar acción y renovar esos recursos justo antes que se acaben por completo. “Es importante hacerlo porque no se puede tener atención múltiple por mucho tiempo, sobre todo si hay tantos estímulos y las personas están sometidas a tantas demandas”, manifiesta.

Pero, ¿cómo hacer para focalizar y gestionar esa atención cuando se está liderando? Al respecto, Valenzuela afirma que una de las grandes maneras de dirigir este recurso es generando motivación intrínseca. “Y para eso, se deben propiciar condiciones para que las personas tengan autonomía, flexibilidad y libertad en el trabajo; desafíos y desarrollo en sus carreras; la posibilidad de hacer cosas que les gusten; y asumir responsabilidades en esos entornos. Todo aquello los va a mantener con las pilas recargadas”, relata.

Sin embargo, el trabajo que un líder tiene que hacer para captar la atención de su audiencia es mucho más profundo que el solo hecho de generar condiciones de trabajo óptimas, mediante el diseño y la planificación. En tanto mecanismo biológico -dice Tatiana Camps, magíster en biología-cultural con el Dr. Humberto Maturana, diplomada en negocios de la Universidad de Harvard y autora del libro “Liderar desde lo Femenino”-, la atención debe ser gestionada de manera personal para así lograr producir un movimiento favorable hacia los mensajes que se quiere transmitir. “Donde el líder pone su atención, se ubica el interés del equipo”, afirma y explica: “En general, las atenciones se acoplan entre sí. De ese modo funcionan los animales, que no tienen lenguaje verbal y, cuando el líder de la manada cambia de rumbo, el resto lo sigue. Ese acoplamiento ocurre atencionalmente. Entonces, el líder tiene el desafío no sólo de ver cómo capta la atención de quienes trabajan con él, sino cómo él mismo administra dónde pone esa energía que puede permitir generar conexión emocional con el resto”.

Finalmente, reflexiona Camps; para que un buen líder capte a una audiencia un tanto distraída, debe buscar maneras para que su mensaje tenga un sentido más amplio. “Ahí la estética y el arte aparecen como herramientas importantes. Porque con eso, se entra desde una dimensión de las emociones, no sólo a partir del lenguaje. Se transforma en una experiencia más integral. Permite que las personas escuchen desde otro lugar, que captura al ser novedoso. Eso genera calma y hace que se ordene la atención”, concluye.

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