
Delia Vergara, Premio Nacional de Periodismo: Paula celebra contigo
El jueves pasado Delia recibió el Premio Nacional de Periodismo, un reconocimiento que celebra su trayectoria y un legado que nació en Paula.

El reciente reconocimiento a Delia Vergara con el Premio Nacional de Periodismo 2025 es un homenaje a su trayectoria y, por lo tanto, una celebración para su primer proyecto: Paula, la revista que fundó en 1967 y que marcó la sensibilidad de generaciones de mujeres en Chile. Así lo expresaron ex directoras, editoras y periodistas de la revista en una carta publicada este fin de semana: “a Delia Vergara le debemos, entre tantas otras cosas, haber sentado las bases de algo que no existía: un espacio de libertad creativa liderado por mujeres, una revista que se convirtió en un ícono cultural; un rara avis del que tuvimos la fortuna de ser parte”.
Desde el inicio, Delia asumió la dirección de Paula con una idea clara: crear una revista moderna. “Vivía en Europa y estudié todas las revistas de mujeres y me di cuenta en lo que estaban. Hablaban de los problemas de las mujeres reales, mostraban moda ponible, en general facilitaban la vida de las mujeres, hacían buen periodismo, además de ser bellas, buenas fotos, buen diseño y diagramación”, dijo en una entrevista realizada en 2014 por un grupo de estudiantes del curso Historia de Chile y Medios en la PUCV.
En esa misma conversación cuenta que guardó como un tesoro la carta en que Roberto Edwards la invitó a hacerse cargo del proyecto: “Yo acababa de terminar un máster en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Me sentía muy segura de mí misma y me parecía que el periodismo chileno estaba en la prehistoria”.
Cuando Delia decía que el periodismo chileno estaba en la prehistoria, miraba un medio dominado por revistas femeninas clásicas —Eva (1942–1974), Rosita (1947–1972) y la ya extinta Margarita (1934–1953, continuada como Confidencias hasta 1971)— que, según el sitio Memoria Chilena, promovían la imagen de la “dueña de casa”, la “madre abnegada” y la “esposa fiel”. En ese paisaje, Paula irrumpió para hablar de la vida íntima de las mujeres con ambición literaria, mirada social y un diseño moderno que estaba muy por delante de lo que se hacía en el país.
“Los temas ‘controversiales’ tenían que ver con la vida cotidiana de las mujeres; no los elegíamos por controversiales. Lo nuevo que hizo la Paula de ese tiempo fue hablar de esos asuntos, los que en los círculos convencionales se meten debajo de la alfombra. Nuestro atrevimiento fue sacarlos a la luz, hacer periodismo sobre esos asuntos, lo que fue una total innovación en el periodismo de ese tiempo”, recordaba en dicha entrevista.
Para levantar esa revista moderna, Delia convocó a un equipo de periodistas jóvenes, todas egresadas de la Universidad de Chile y a Isabel Allende, que conoció por su madre, la mujer del embajador de Chile en Ginebra.
Eran los años finales de los sesenta, tiempos de efervescencia política y cultural, cuando el feminismo ya se expandía con fuerza en Estados Unidos y Europa. En Paula, ese espíritu encontró eco en este grupo de mujeres que compartían algo más que oficio: eran amigas, casadas, con hijos pequeños, que se acompañaban también en lo doméstico. Entre ellas hablaban de todo, desde las pautas hasta la vida personal, y pronto descubrieron que su trabajo abría una grieta en los roles tradicionales. Como recordaría Delia: “A poco andar empezaron para todas los problemas del doble trabajo, la poca colaboración de los maridos, la joda que fue para ellos el tremendo éxito que tuvimos. Ninguno se había casado con una mujer exitosa y famosa y de repente nos transformamos en eso”.
A raíz de esas tensiones en la vida doméstica, el equipo de Paula experimentó en carne propia lo que significaba el machismo y descubrió cuánta razón había en las denuncias del feminismo. No se trataba de una militancia radical —ninguna quería romper su matrimonio—, pero sí de asumir que ser modernas implicaba llevar a la revista muchos temas que las feministas planteaban en esos años.
Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile, lo destacó el día de la premiación: “Pertenezco a una generación que conoció una forma distinta de ser mujer a través del trabajo de Delia Vergara. Le debemos muchísimo a ese periodismo liberador y generoso, que sabía que cada palabra podía mover una causa y hacer una diferencia en la vida de alguna persona. Después ocurrió lo mismo en dictadura, en El Diario de Cooperativa, que fue muy importante para la defensa de los Derechos Humanos. Son labores realizadas por ella y que cambiaron muchas vidas, posibilitando el desarrollo no solo de las mujeres, sino también de un Chile mejor”.
La rectora aludía al periodo posterior al golpe de Estado, cuando Delia levantó su voz desde la radio y fundó El Diario de Cooperativa, un espacio clave en la defensa de los valores democráticos bajo dictadura. Años después, volvió a innovar con la revista Clan, adelantada a su tiempo en la discusión de temas que hoy parecen inevitables: la ecología, la calidad de vida, la educación, las relaciones humanas y la búsqueda espiritual. Más tarde, desde proyectos como Compartiendo la Mesa —en apoyo a las ollas comunes—, la Guía de la Solidaridad o el Fondo de Solidaridad e Inversión Social, siguió insistiendo en un mismo gesto: conectar el periodismo con la justicia social, visibilizando a quienes pocas veces tenían voz.
Ella misma lo resumió con claridad al recibir el premio: “El periodismo ha sido mi pasión, ha sido maravilloso, en mi carrera he sido muy feliz, aunque ya estoy jubilada. Es muy importante el periodismo. Yo soy muy defensora del periodismo independiente, que en este momento está bien en peligro con las redes sociales, donde hay tanto odio y tanta maledicencia. El periodismo tiene que recuperar su independencia y su importancia, para que la gente esté informada correctamente, no con mentiras”.
La exigencia por el buen periodismo fue siempre su sello y el legado que marcó a generaciones. Como recordaba la carta publicada este fin de semana: “Al fundar Paula, Delia Vergara puso en los medios la piedra angular de una revista femenina que durante años se caracterizó por su enfoque transgresor, abordando temas como la sexualidad, la anticoncepción y la independencia femenina, convirtiéndola en un referente de pensamiento y libertad para las mujeres en Chile. Pero también fundó lo que fue una escuela periodística para quienes trabajamos allí”.
Por eso es que, a pesar de los cambios que ha vivido este proyecto —muchas veces decisiones que están fuera de nuestras manos—, quienes hemos pasado por Paula, hemos intentado mantener viva su esencia: contar historias cotidianas y humanas, que nos marcan como mujeres, nos representan y nos conectan de manera especial con nuestras lectoras. Ellas lo siguen agradeciendo cada día.
Que Paula siga siendo un referente para las mujeres, más allá de los cambios y el paso del tiempo, se explica por la marca profunda que dejó Delia. Por eso, este Premio Nacional no solo celebra a una periodista excepcional, sino también la huella que todavía ilumina nuestras páginas (o ahora nuestras pantallas).
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* La entrevista citada la realizaron los estudiantes Maria Paz Novoa, Martin Torres, Belén Petit y Daniela Lorenzo para el curso Historia de Chile y Medios de la PUCV.
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