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El balance del interventor de Sartor: “Se trataba, en el fondo, de una bicicleta financiera”

Ricardo Budinich cuestiona la falta de transparencia de la gestora que administra desde enero por orden de la CMF, apunta a graves falencias y compara lo ocurrido con un esquema Ponzi, similar al caso Madoff. También se refiere al embargo de los títulos de Azul Azul: “Estas acciones tienen que salir a remate”

03/09/2025 - RICARDO BUDINICH - Foto - Mario Tellez / La Tercera MARIO TELLEZ

A fines del año pasado, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) intervino a Sartor AGF: no solo le revocó la autorización para seguir operando, sino que también ordenó la liquidación de sus fondos tras acusar diversas irregularidades, como inversiones en instrumentos vinculados a personas relacionadas con sus directores y una gestión negligente de los recursos.

Para ejecutar ese plan, el regulador designó como interventor a Ricardo Budinich, ingeniero comercial, exgerente de finanzas de empresas como Copec y Casaideas. Budinich, quien ha sido asesorado por la abogada Josefina Escobar, socia de Ovalle Cosnejeros Legales, asumió esa tarea el 6 de enero de 2025 y trabaja en las que eran las oficinas de Sartor, las que serán devueltas al fondo Independencia al término de la intervención, a fines de septiembre.

03/09/2025 - RICARDO BUDINICH - Foto - Mario Téllez / La Tercera MARIO TELLEZ

Según explica en esta entrevista, Sartor administra hoy 16 fondos, que en conjunto suman cerca de US$450 millones nominales. Pero un trabajo de valoración realizado por PwC y Deloitte constató que las carteras de todos los fondos rescatables presentaban, al 31 de diciembre de 2024, deterioros de al menos un 47% en el valor de sus activos.

“Como cualquier activo, estos valores pueden variar en el tiempo, por lo que la eventual pérdida solo se conocerá una vez que Toesca AGF, responsable de la liquidación de los fondos, venda estos activos y concrete el traspaso de fondos a los aportantes”, dice Budinich.

“Los fondos de Sartor AGF tienen cerca de la mitad de sus activos en emisores de deuda y la mitad restante en otros activos financieros. Estos otros activos incluyen acciones de empresas, cuotas de otros fondos y cuotas de fondos administrados por Sartor, lo que generó complicaciones adicionales en la valorización, debido a las inversiones cruzadas”, agrega.

El balance se resume así: a junio de 2025, los fondos administrados mantienen activos en emisores de deuda por un total de $169.000 millones y de ese universo, dos tercios de los emisores se encuentran actualmente en cobranza judicial. Cerca de $83.000 millones (casi un 50% del total) están en situación de mora. Y la cartera está concentrada en 82 deudores. De ellos, seis deudores —pertenecientes a sólo dos grupos empresariales vinculados a Sartor— concentran más del 50% del total de la deuda.

¿Cuál es su experiencia como interventor en Sartor?

Participé en la liquidación de bancos en la década del 80, un proceso distinto porque ahí el Estado asumió gran parte del costo. En el caso de Sartor, la CMF decidió liquidarla tras un juicio basado en hechos objetivos y eso muestra cómo funciona el sistema hoy. Con mi experiencia, veo ciertos patrones que se repiten, aunque ahora la legislación es más moderna y debe seguir adaptándose a los cambios del mercado. También he trabajado en grandes empresas, algunas con buen gobierno corporativo y otras con malos ejemplos, como fue Enron en su momento. Esa combinación de experiencias te da perspectiva para enfrentar procesos como este con criterio y dedicación.

¿El deterioro fue mayor al que esperaba?

Yo esperaba un deterioro, lo percibía, lo veía en los números. Pero hubo un cuadro que no vimos del todo y fue la recaudación. En enero, por ejemplo, iba a recibir $6.600 millones y recibí $2.020 millones. Entre enero y julio tendría que haber recibido $25.000 millones y recibí solo $5.000 millones. Eso es parte del deterioro. Porque si todo estuviera valorizado al 100%, todos pagarían normalmente y esas cifras serían iguales.

¿Qué evaluación hace de la gestión de Pedro Pablo Larraín?

Mi opinión se basa en hechos objetivos y creo que esos hechos hablan por sí solos. Más que emitir juicios personales sobre si me parece bien o mal, lo que corresponde es observar lo que ocurrió; no me parece aceptable que no se pagara el impuesto de Timbres y Estampillas. Tampoco que se hayan renovado instrumentos sin registros adecuados ni fundamentos claros. No me parece lo que ocurrió aquí, ni los descalces de liquidez que se evidenciaron.

No conocía la historia previa de Sartor. Mi foco no ha sido juzgar a las personas, sino resolver los eventos que afectan a los aportantes. En ese contexto, he sostenido conversaciones tanto con Pedro Pablo Larraín como con uno de sus abogados sobre la falta de documentación clave que la AGF no tenía en su poder —pagarés, contratos, respaldos de ciertas operaciones—. En esos casos, uno necesita o la colaboración de la contraparte o, de lo contrario, entrar en un proceso de conflicto.

¿Hay semejanzas entre el caso Sartor y lo ocurrido en Enron, por ejemplo?

Son casos distintos. Enron era una corporación gigante, de una escala completamente distinta. Pero si hablamos de calidad de activos y falta de transparencia con los acreedores, Sartor se parece más al caso Madoff, con todas las prevenciones de las circunstancias.

En el caso Madoff hay una curiosidad. Los liquidadores del fondo de Madoff en Estados Unidos replicaron contra los aportantes que se pagaron. Y recuperaron US$14.000 millones y después a prorrata.

¿Es como un esquema Ponzi?

Sí. Esto se llama esquema Ponzi. Me habría encantado que esto no hubiera ocurrido, pero ha sido un trabajo realizado bajo muchísima presión. Debo destacar que el equipo de la administradora que continuó trabajando ha sido extraordinario.

¿Hubo falencias de las autoridades regulatorias en lo que ocurrió con Sartor?

Las unidades regulatorias, principalmente la CMF, tuvieron el valor de tomar una acción específica: suspender los aportes. Eso siguió provocando una situación de crisis, pero una crisis que ya existía. Y uno se puede preguntar si Sartor venía con dificultades anteriores o no, y claramente, en los activos hay indicadores que demuestran que tenían problemas de valorización desde hace un tiempo.

¿Cómo va a resultar el proceso al final?

Mi trabajo no es investigar, mi foco es recaudar.

Tienes, por ejemplo, el caso de Azul Azul, en el que un vehículo de un fondo de inversión le costó $8.000 millones al Fondo Tactical Sport para comprar acciones de Azul Azul, la controladora del Club Universidad de Chile. En ese caso, pagamos el impuesto de Timbre y Estampilla que no se había pagado antes, lo que nos quitó liquidez, porque hubo que financiar una suma importante.

Aquí había $70.000 millones en pagarés que no tenían Impuesto de Timbre. ¿Y por qué no lo tenían? Porque no tenían título ejecutivo alguno. Entonces, era simplemente un papel: Pedro le debe a Luis.

¿Faltó mayor transparencia en la gestión anterior de Sartor AGF?

Lo que estoy diciendo es que una vez que se paró este proceso, el edificio no siguió en pie. O, por lo menos, el edificio perdió la mitad de los pisos. Si antes tenía 10 pisos, ahora le quedan 5. Eso no puede ser.

Yo, si hubiera sabido esto antes de entrar al fondo, no entro. Y si esto venía ocurriendo desde hace tiempo, probablemente muchas de las personas que forman parte de estos fondos tampoco habrían participado. Por eso es importante tener un gobierno corporativo claro y una gestión prudente, que mida los riesgos y los controle.

¿Hubo ocultamiento de cifras?

Lo que ocurrió aquí no se ajusta a una práctica correcta de mercado. El tratamiento que se le dio a los activos no correspondía con su calidad real. Se trataba, en el fondo, de una bicicleta financiera: los pagarés se renovaban de forma sucesiva, lo que permitía que la mora aparente se mantuviera baja. Pero con la intervención y el inicio efectivo de los cobros —sin nuevas renovaciones—, fue cuando la mora real se disparó. Ahí quedó en evidencia que no existían garantías suficientes para respaldar esos activos.

Esto no es algo que se vea comúnmente en el mercado. No es habitual encontrar un nivel de mora tan elevado en operaciones entre empresas relacionadas.

¿Se cobró de más a los aportantes en el pasado?

Podríamos pensar que, hacia atrás, sí existía un deterioro no reconocido de los activos y que se cobró de más a los aportantes. Y creo que hay una base sólida para afirmar que eso ocurrió. En su momento, teníamos una gestión que, a pesar de mostrar bajas ligeras y operar con deuda privada cuyos plazos no coincidían con los plazos de rescate, seguía cobrando la misma remuneración. A esto se sumaban renovaciones consecutivas, problemas de liquidez, y una estructura que simplemente no era sostenible.

Esto no era “pescado fresco”, por decirlo de alguna manera. Era un producto que, en condiciones normales, una dueña de casa jamás habría elegido.

¿Tienen una expectativa de cuándo cerrarán ese proceso?

Me gustaría que fuera lo antes posible. Pero si esto lo toma Toesca, ellos van a hacer un gran trabajo también. Siempre hay dificultades, lo importante es tener el carácter para superarlas. Y en esto uno tiene que actuar convencido, sin miedo. A veces aparecen quejas, algunas infundadas, otras que uno no entiende, considerando lo que significa esto para los aportantes. Pero yo no respondo a esas presiones. Mi trabajo concluye cuando entregue los estados financieros a Toesca. Eso podría ser esta semana o la próxima. Espero hacerlo cuanto antes.

Azul Azul: “Estas acciones tienen que salir a remate”

¿Ha tenido contacto con Michael Clark, de Tactical Sport? ¿Ha manifestado intención de pagar la deuda de $8.000 millones?

Con Michael Clark venimos conversando desde febrero. Una de las primeras gestiones que realicé fue invitarlo a una reunión para manifestarle mi interés en que se pagara la deuda correspondiente a la sociedad de inversiones Cerro del Plomo. En ese momento, él planteó la posibilidad de realizar una OPA, lo cual finalmente no se concretó.

Desde entonces hemos sostenido varias reuniones y en una de ellas nos presentó una propuesta: ellos pagarían la deuda de Cerro El Plomo y, a cambio, continuarían con la cobranza. Sin embargo, eso tampoco ha ocurrido.

La última conversación que tuvimos fue el jueves de la semana pasada, justo cuando él regresaba desde Argentina, aparentemente aún resolviendo temas relacionados con su traslado o instalación, ya que comentaba que seguía trabajando solo desde el comedor.

¿Y qué pretenden hacer con las acciones de Azul Azul embargadas?

Esto en realidad es bastante simple: esas acciones tienen que salir a remate. Y el que paga $8.000 millones, se las lleva. O incluso más, no lo sé. Pero lo cierto es que, al rematarse, se genera el pago de esa deuda. Si hay un excedente, bien, pero si se paga menos, también es posible.

Ahora, el valor de esas acciones —en una transacción entre partes relacionadas— está hoy por debajo de su valor de mercado libre, y también por debajo del potencial real que podría alcanzar. Azul a Azul ha ido mejorando, y eso en gran parte se debe a la gestión de Michael Clark, que ha hecho un buen trabajo: mejor organización, mejor equipo, y un directorio que, al menos en términos de resultados, ha dado señales positivas.

Creo que el futuro de la U es muy prometedor. Si se toma como base el valor de la última transacción conocida, ese valor podría fácilmente multiplicarse por dos o incluso por tres. Pero lo esencial es que se nos paguen los $8.000 millones. Y si luego a ellos les va excelente, mejor aún. Se lo merecen, y ojalá les vaya estupendo. Pero lo prioritario hoy es que se cumpla con el pago.

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