Película: Palabras que duelen
Hay un momento en El poder de la palabra que resume el espíritu de toda la película. Se trata del instante en que Hardy Vallejo -el vendedor ambulante de la locomoción colectiva que articula el relato- habla por teléfono con algunos contactos en el mundo político mientras su mujer, Valeska, mira monos animados en la tele. Ya convertido en un luchador y dispuesto a "vender" una imagen para así persuadir a un país entero de lo indispensable de su oficio, Hardy fuma y se mueve mientras la quieta Valeska lo escucha. La cámara se aleja del objeto de interés (la pareja) para revelar conscientemente una caña de sonido. Francisco Hervé, el realizador de este extraordinario y doloroso ejercicio, da la alerta: todo lo que hemos visto hasta ahora en su película, todas aquellas pequeñas y grandes desgracias de cada día continúan sucediendo aquí, en nuestras calles y paraderos. Lejos de ser una película "anti-Transantiago", El poder de la palabra es un entrañable retrato de cómo un grupo de hombres y mujeres debe organizarse para así lograr estar a la altura de una nación con aires de grandeza. Documental de grandes momentos, como la secuencia del taller de capacitación y un sutil altercado entre Hardy y Valeska mientras la micro del Transantiago en la que viajan atraviesa el corazón de Providencia.
*Escritor y guionista de Dónde está Elisa? y Conde Vrolok.
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